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Con asombro, Egipto asiste al juicio histórico de Mubarak

Hosni Mubarak, quien gobernó durante 30 años el país, es enjuiciado y puede enfrentar la pena de muerte. Es la primera vez que un ex mandatario es llevado a la justicia en el mundo árabe luego de un levantamiento popular.


La imagen, más que euforia, provocó silencio: Hosni Mubarak -quien gobernó Egipto con mano de hierro durante 30 años- tras las rejas, en una camilla, enfrentando un juicio.

Hasta el mismo instante en que la camilla con Mubarak ingresó en la sala de una academia de policia (hasta hace poco llamada «Academia Policial Mubarak»), acondicionada como tribunal, muchos dudaban que el ex mandatario apareciese en persona para ser juzgado.

Así se lo dijo a Jon Leyne, corresponsal de la BBC en Egipto, el profesor Mustapha Kamel, de la Universidad de El Cairo, uno de los muchos egipcios que creían que la salud de Mubarak podía ser un útil expediente para excusar su comparecencia.

«Hay una especie de mentalidad corporativa en el ejército en el sentido de que los comandantes no deben ser humillados», explicó.

«También hay un elemento personal en todo esto. El presidente del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, mariscal de campo Mohamed Hussein Tantawi, fue el jefe de la guardia presidencial por años, de modo que estuvo a cargo de la protección de Mubarak.

«De alguna manera, en la cultura egipcia, no parece bueno que alguien que se supone tenía que proteger a otro, lo someta a juicio», insistió.

Sin embargo, miles de pantallas de televisión a lo largo y ancho de Egipto mostraron a Hosni Mubarak en una camilla, susurrandole al oido a sus dos hijos, quienes tambien son enjuiciados.

Lo impensable estaba ocurriendo: el otrora todopoderoso mandatario enfrentaban un juicio luego de un levantamiento popular. Es la primera vez que sucede, no sólo en Egipto sino en todo el mundo árabe.

Hombres armados

Mubarak fue depuesto el 11 de febrero, después de 18 días de protestas masivas centradas alrededor de la Plaza Tahir, en El Cairo, en las que unas 850 personas perdieron la vida.

El exmandatario egipcio está acusado de corrupción y de haber ordenado la matanza de los manifestantes, éste último, un cargo que implica la pena de muerte.

Mubarak, quien estuvo bajo arresto en un hospital del balneario costeño de Sharm el-Sheikh desde abril, está acusado junto a sus dos hijos, Gamal y Alaa, junto al exministro del interior Habib al-Adly, y otros funcionarios.

Partes de las declaraciones de Mubarak antes funcionarios judiciales se han filtrado a la prensa, y entregan una clave de lo que será su probable defensa.

El expresidente parece afirmar que ignoraba que las fuerzas de seguridad estaban abriendo fuego contra los manifestantes y que, si lo hubiera sabido y hubiera ordenado detener el fuego, nadie habría obedecido sus órdenes.

Esto sería demasiado pedirle a la credulidad de los egipcios, quienes vivieron bajo su régimen por 30 años.

Sin embargo, establecer la responsabilidad del mando podría resultar difícil.

Muchas de las víctimas fueron abatidas a tiros por hombres armados no identificados vestidos de civil, quienes se escondían en los tejados o atacaban durante la noche.

Casi todo el mundo piensa que se trataba de agentes del gobierno, pero sus identidades no han salido a la luz.

El profesor Kamel describe cómo funciona un sistema autoritario de este tipo

«Creo que el presidente reposa sobre gente que entiende sus deseos sin que él tenga que decirles una palabra sobre ellos», afirma.

«Por esta razón, será difícil encontrar algún documento o grabación con las órdenes del presidente».

Por encima de la ley

A pesar de todo, Heba Morayef – investigador de la organización Human Rights Watch, residente en El Cairo- insiste en que Mubarak y sus asociados deben enfrentar la justicia.

«Creo que es fundamental celebrar un juicio para exfuncionarios que no estaban por encima de la ley», dice.

«No se podía criticar al presidente Mubarak, uno ni se soñaba que algún día pudiera enfrentar cargos de corrupción y violaciones que él, de manera personal, controló e hizo posible durante treinta años.

«En algún sentido, creo que los egipcios se sintieron orgullosos la primera vez que Mubarak fue acusado».

Hay muchos egipcios que piensan lo contrario, que este juicio es una distracción de los muchos retos que enfrenta el país.

La población de carpas de los manifestantes de la Plaza Tahir, quienes estuvieron exigiendo justicia durante un mes en su campamento, fue desalojada por la policía y el ejército sin mayor resistencia.

Ahora, Egipto -y posiblemente el mundo árabe- entran en un período clave de su historia: la primera vez que un ex hombre fuerte es llevado a la justicia.

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