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El dilema de qué hacer con el cadáver de Gadafi

Cómo, cuándo y dónde sepultar el cuerpo del exlíder es algo que deben resolver las nuevas autoridades libias. La tradición musulmana marca que debe hacerse lo antes posible.


Tras el desenlace del asedio a la ciudad libia de Sirte, último bastión de los leales a Muamar Gadafi, y que culminó con la muerte del exlíder libio, las nuevas autoridades de la nación norafricana se preguntan qué hacer con el cuerpo del coronel.

Gadafi fue capturado vivo el jueves en su ciudad natal, Sirte, pero murió más tarde en manos de combatientes en circunstancias que todavía no están claras.

El primer ministro del nuevo gobierno -el Consejo Nacional de Transición (CNT)-, Mahmoud Jibril, dijo que se extrajeron sangre y otras muestras de su cuerpo para hacer análisis de ADN.

La corresponsal de la BBC en Trípoli, Caroline Hawley, señala que las nuevas autoridades, que tienen su sede en la ciudad de Misrata, unos 200 km al este de la capital, quieren enterrar el cuerpo en un lugar secreto, pero que deben coordinarlo con los combatientes que lo capturaron en Sirte.

Se cree que hay divisiones dentro del propio CNT sobre dónde enterrarlo –si en Sirte, Misrata en el medio del desierto o hasta arrojarlo al mar- y sobre qué tipo de ceremonia realizar.

Las discusiones y cuestiones pendientes pueden provocar un retraso en su entierro, que según la tradición islámica debería tener lugar tan pronto como sea posible.

Incluso se especula que el cuerpo podría ser arrojado al mar, tal como se hizo con Osama Bin Laden, para evitar que se erija un santuario y que sus seguidores le rindan honores.

En el congelador

Un comandante de las fuerzas del gobierno provisional en Misrata dijo que Gadafi será enterrado de acuerdo con la ley islámica dentro de las primeras 24 horas de su muerte.

«Como cualquier musulmán, su cuerpo será lavado y tratado con dignidad. Preveo que será enterrado en un cementerio musulmán dentro de las 24 horas», dijo el comandante, Abdul-Salam Eleiwa.

A la espera de una decisión, el cuerpo acribillado del exlíder libio se encuentra conservado en una gran cámara frigorífica en una zona del antiguo mercado de la ciudad.

El corresponsal de la BBC Gabriel Gatehouse estuvo allí y relata que se le ven claramente las heridas de bala en el cuello y el pecho.

El cuerpo de uno de los hijos de Muamar Gadafi, Mutassim, también está siendo exhibido en un refrigerador.

El funcionario del CNT Ali Tarhouni, quien es ministro de Petróleo en el gobierno interino, dijo que la decisión de dónde enterrarlo aún no se había tomado.

«Les dije que lo mantuvieran en el congelador por algunos días (…) para asegurarnos de que todos sepan que murió», dijo.

Mientras tanto las preguntas van en aumento en cuanto a exactamente lo que sucedió en los últimos momentos de Gadafi tras su captura. Las autoridades niegan que haya sido ejecutado.

La oficina de Derechos Humanos de la ONU dijo que las imágenes de teléfonos móviles que muestran al exlíder muerto son muy preocupantes y pidió que se abra una investigación para esclarecer las circunstancias que rodearon su muerte.

El valor de un cuerpo

La noticia trae a la mente la muerte de Osama Bin Laden, quien también fue sorprendido y abatido en su propio bastión.

Pero la aparatosa exhibición del cadáver de Gadafi se contrapone al misterioso destino del cuerpo de Osama Bin Laden, cuyas fotos el gobierno estadounidense nunca difundió por considerarlas demasiado perturbadoras.

Además de no mostrar sus fotos -lo cual disparó un sinfín de teorías conspirativas- el cuerpo del hombre más buscado del mundo fue arrojado al mar para negarles a sus seguidores un santuario.

Su cadáver fue lanzado al océano desde un portaaviones de Estados Unidos y los funcionarios de ese país se han esforzado en insistir en que el proceso se llevó a cabo en «estricta conformidad con los preceptos y las prácticas islámicas».

Remontándonos en el tiempo, el cadáver parcialmente cremado de Adolfo Hitler fue desenterrado por las fuerzas soviéticas invasoras en Berlín y su destino final es un misterio. Su casa fue demolida en la década de 1950 por temores de que se convirtiera en un punto de encuentro para los neo-nazis.

En el otro extremo del espectro ideológico, el cuerpo del revolucionario argentino Ernesto «Che» Guevara fue fotografiado someramente por los enemigos que lo mataron en Bolivia antes de enterrarlo en una tumba sin nombre. Sus adversarios quizás anticipaban el culto que inspiraría.

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