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Super Bowl: El exitoso modelo socialista del deporte más popular de EE.UU.

La edición 46 del Super Bowl, que se celebra este domingo en Indianápolis, es la cita clave de una industria que mueve miles de millones. BBC Mundo analiza la fórmula que hace del fútbol americano un deporte exitoso e igualitario.


Decenas de millones de estadounidenses están pendientes de la cita deportiva más importante del año en el país: la 46 edición del Super Bowl (o el Super Tazón): la final de la liga de fútbol americano que se celebra este domingo en el Lucas Oil Stadium de Indianápolis.

Cuando los Giants (Gigantes) de Nueva York se enfrenten a los Patriots (Patriotas) de Nueva Inglaterra, más de 110.000 millones de telespectadores estarán pendientes de cada uno de sus movimientos y del espectáculo en torno a esta cita deportiva que este año tendrá como protagonista a la cantante Madonna.

Esa cantidad de espectadores se podría comparar con los que moviliza la final de la Liga de Campeones de fútbol. Pero al contrario que la competición europea (donde a menudo la final suele disputarse entre dos conjuntos millonarios de las ligas española, italiana o inglesa), en Estados Unidos cualquiera de los 32 equipos puede llegar a la final. De hecho, sólo hay cuatro conjuntos que no la han disputado nunca.

Para muchos, eso se debe al peculiar modelo de negocios que rige a la Liga Nacional de Fútbol (NFL, por sus siglas en inglés) que, según afirmó esta semana el comisionado Roger Goodell en un programa de la televisión, “combina el socialismo y el capitalismo”.

La parte capitalista parece lógica, ya que la competición mueve cada año unos US$10.000 millones y los equipos están dirigidos por millonarios.

Y aunque la palabra “socialismo” es tabú para muchos en EE.UU, hay una serie de argumentos en los que se puede apoyar la afirmación.

Reparto equitativo de beneficios

La parte socialista es que la NFL reparte el dinero equitativamente para que cada equipo cada año tenga oportunidad de ganar”, le explicó a BBC Mundo Humberto Barreto, profesor de Economía de la Universidad DePaw y experto en fútbol americano.

Concretamente, la liga reparte en torno al 80% de sus beneficios anuales en partes iguales entre los 32 equipos que la forman.

“Es como si la NFL fuera una empresa y cada equipo fuera una de las divisiones de la compañía”, afirmó Barreto al comparar este deporte con el fútbol europeo donde “los diferentes equipos son diferentes empresas”.

Según el profesor, el objetivo de este modelo de gestión es “maximizar la competencia entre los equipos y ponerlos al mismo nivel, algo que es muy bueno para los fanáticos”.

El comisionado Goodell declaró esta semana al programa 60 minutos de la cadena CBS que lo que la liga busca cada año es que “cuando empieza la temporada cada fan del país pueda tener la esperanza de que su equipo acabe alzando el trofeo del Super Bowl”.

Techo salarial

Además de esos ingresos, cada equipo puede tener algunos beneficios extra, por ejemplo, por la venta de productos de mercadotecnia (desde camisetas hasta accesorios para celulares con el símbolo de los equipos).

Pero, “el que un equipo tenga más dinero no quiere decir que puede comprar mejores jugadores, porque hay un techo salarial”, advierte Barreto.

Concretamente, este año se fijó un tope en los gastos salariales por equipo de US$120 millones.

Esta cifra es ligeramente inferior a los US$131 millones que Real Madrid pagó por Cristiano Ronaldo en 2009. Por eso, en el fútbol americano son imposibles los fichajes “galácticos” de las ligas de fútbol europeas.

Tampoco podría haber un caso como el del astro argentino Lionel Messi que llegó a las categorías inferiores del Barcelona con 13 años.

“En el fútbol americano no hay categorías inferiores, son las universidades, los jugadores no pueden pasar directamente al fútbol profesional”, afirma el profesor de la universidad DePaw que justifica que este deporte no se rige por motivos lógicos, sino históricos.

Sin embargo, pese a las restricciones en los fichajes, el fútbol americano está lejos de ser un deporte modesto.

En julio de 2011, después de una disputa laboral entre los jugadores y los dueños de los equipos, se acordó que los propietarios recibieran el 53% de los cerca de US$10.000 millones que anualmente genera esta liga y los jugadores el 47% (hasta la temporada 2010-2011 el reparto era 50-50).

“Tanto los jugadores como los dueños querían más beneficios. Eran millonarios discutiendo con multimillonarios”, opina Barreto.

El comisionado

Para tomar cualquier decisión en la NFL, tienen que estar de acuerdo al menos 24 de los 32 representantes de los equipos.

Por ejemplo, si un empresario quiere comprar un equipo tiene que convencer a los otros dueños para que le dejen hacerlo en una práctica que, como explica Barreto, tiene “un elemento de política”.

Y quien arbitra entre todos los equipos es el comisionado, en este caso Roger Goodell.

“Algunos creen que el comisionado tiene mucho poder. Es verdad, pero también tiene muchas restricciones y tiene que ser como un político y convencer a los dueños de las decisiones que cree que son buenas para la liga”, afirma.

En este sentido, explica que el trabajo del comisionado implica horas de reuniones individuales y negociaciones con cada equipo antes de celebrar una reunión conjunta para votar un asunto.

Para el profesor de la Universidad de DePaw, la relación entre el comisionado y los dueños de los equipos es “complicada”.

“Los 32 dueños son como el jefe y él (el comisionado) es un empleado, pero también puede castigar a un dueño si hace trampas”, explica. Para Goodell, el secreto está en mantener siempre “la integridad del juego”.

“Tengo que tomar muchas decisiones que no son del interés de algunos individuos, sean dueños, directivos o jugadores. Pero tengo que asegurarme de proteger la integridad del juego en todas las ocasiones”, afirmó esta semana en una frase que suele repetir.

Y aunque el concepto de integridad del juego es muy amplio, parece que el secreto le está funcionando, porque la NFL acaba de renovar su contrato hasta la temporada 2018.

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