Publicidad

Chile, país nietzscheano


El debate nacional sigue, aunque a paso lento y un poco aburrido. Llama la atención que haya tanta respuesta instrumental a cuestiones que son más bien de fondo, pero parece que esa es la norma. Al menos la de mediocres que creen en la posibilidad de postergar los problemas, para que otros se hagan cargo de ellos en el futuro. Es como una contaminación con esta nueva lógica gerencial que hace de producción y productividad el valor mayor y no importa que una empresa se queme o destruya, si eso permite al directivo mostrar antes de un año, cifras de ganancia que le permitan afirmarse en el cargo.



Hay una frase de Zaratustra, de Nietzsche, que es muy aplicable al caso: «Toda verdad silenciada deviene en venenosa», y eso es lo que está pasando con el modelito este de financiación compartida de la educación universitaria, con las más que justas y necesarias reparaciones de los familiares de los detenidos desparecidos, de las víctimas de la tortura, de los exonerados y toda la larga fila de conciudadanos para los cuales «la alegría no llegó».



Si a eso se suma la ambigüedad oportunista de órganos del mismo Estado que en lo civil se oponen a las reparaciones solicitadas vía tribunales, como fue el olvidado caso de Carmen Gloria Quintana y otros, entonces se verá y podrá concluir que quizás Chile es una intuición nietzscheana, con su doble moral, los verdugos sonrientes, los operadores de «arreglines», los pastores de seudo-reconciliaciones y toda esa larga lista de badulaques que casi nos tienen convencidos que somos un país de mediocres.



Ahora, salen voces, casi chillidos, que adelantan cifras de una posible reparación. Cantidades estratosféricas que alarman al más tranquilo, pero que además pueden ser semillas fértiles en el surco de la envidia nacional, versión criolla y extremista de lo que alguna vez se llamó lucha de clases.



Los que hacen estas afirmaciones, naturalmente, no están pasando ni conocen, o no recuerdan, estrecheces económicas, hijos frustrados que se retiran de la universidad por incapacidad de pago, casas que se pierden por remate judicial y un largo etc. Mas aún, deben fingir una cara de palo muy dura que demuestre su condición de marranos del izquierdismo, que en su época también les sirvió de algo.



Ä„Nada de leseras! Lo que hay que indemnizar es algo que subyace al modelito económico que se está viviendo y si quieren seguir viviendo en él, pongan estos temas entre los costos fijos y no los variables, para usar el lenguaje que les resulta tan caro.





Vea otras columnas del autor

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias