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Victor Jara y su Canto Universal.


Me permito realizar en tiempo de «fiestas» locales, un simple homenaje a un prócer de nuestra patria, no tan solo por su legado artístico, sino además por su extraordinaria conciencia social y humana. Al del estilo sencillo de vida, al de la sonrisa hermosa, al hombre inquieto y a su esposa Joan, fuente de toda inspiración, amor sin igual y punta de lanza de una Misión sobrenatural, rescatar y valorar la vida y obra de un hombre que poetizó la denuncia y que por sobre todo fue consecuente, valiente. «Aquí te traigo una rosa».



Tu canto, Víctor, siempre ha remecido mi alma, ha llegado hasta el fondo de mis sentimientos y el de tantos otros. Debe ser por que muchos compartimos un mismo ideal, un mismo canto, un mismo llanto. ¿Sabes?, yo también tengo sueños, sueños de una nueva patria y una nueva humanidad. Yo fui como «Luchín», también tuve un caballo y jugaba en el barro, cuando crecí siempre me molestó la diferencia entre las viviendas pobres y «Las casitas del barrio alto».



Creciendo, me sorprendí de súbito emocionado hasta las lagrimas, escuchando «Te Recuerdo Amanda». Ahí comencé a descubrir al trovador, a la voz que cala los huesos, al poeta, a celebrar la llegada de la primavera con tu canto universal, que como el viento, el sol y el agua, acompaña a los pobres e interpreta sus dolores, en medio de «La Remolienda».



Una noche de estrellas, con el corazón abierto le pedí al altísimo, descubrir a una paloma y creo que junto con él me ayudaste a conseguirla, confabulaste, porque poco tiempo después llegó y pude decirle «Palomita verte quiero». Y no sólo eso, sino que además pude junto a ella hacer una vida juntos, de amor y solidaridad y hoy la paloma vuela y volará y volará.



Cuando hace un par de años me increpó un «Fraile Confesor» por estar defendiendo los derechos de los trabajadores en un sindicato, me acordé que «a la beata le gustaba con el fraile la cuestión». Y cuando hace poco, otro fraile abusó de niños discapacitados en un «hogar de niños», me acordé de que a La Beata, si a la misma, «no querían que la velaran con vela ni con velón, sino con la vela corta del fraile confesor».



«Nada es lo peor, todo es lo mejor», le dicen actualmente algunos jefes a sus empleados, que no respetan las medidas de seguridad y envían a los mineros al encuentro con la muerte y empujan a cientos de familias, a esposas, madres e hijos a enfrentar la pena inesperada en la perdida de sus amados. La Canción del Minero se escucha, se siente latente y vigente en un país que todavía no respeta a sus trabajadores.



Lo cierto es que tu voz y tus manos abiertas con el martillo de los mineros y el arado del labrador, al igual que las de Luis Emilio Recabarren, viajan con el viento de la pampa y sigue soplando por el centro y por el sur. «Tu fruto maduro canta hacia la liberación» de tantos oprimidos por el actual modelo económico, solapado y abusivo, que al igual que ayer e incluso más, maltrata y pasa a llevar la dignidad de trabajadores, discapacitados, mujeres, niños y jóvenes.



Seguramente hoy dirías sin tapujos, con tu guitarra como un arma: «Usted debe Responder señor Lagos Escobar», porque al pueblo indefenso engañaron sin piedad. Miles de personas con discapacidad y sus familias, confiaron en usted cuando les prometió en su campaña presidencial, que doblaría los montos de las subvenciones por invalidez. Muchos se quedaron esperando que usted les asignara una pensión asistencial decente. Y replicarías sin recular, «Usted no es ná, no es chicha ni limoná…»



«Líbranos de aquel que nos domina en la miseria, tráenos tu reino de justicia e igualdad» es lo que le dices ahora «al jefe» directamente. «Hágase por fin tu voluntad aquí en la tierra, danos tu fuerza y tu valor al combatir», cantas hoy más fuerte que nunca como ser de luz desde la nave cósmica, en tiempos en que la Iglesia está en profunda crisis y en que muchos optan por una relación cada vez más directa con el hijo del hombre, sin intermediarios, con el que «sopla como el viento la flor de la quebrada».



Seguro que a las personas con discapacidad, les dirías que: «Esta vida no ha sido hecha para vivirla entre sombras y tristezas», los invitarías a abrir las ventanas para dejar entrar con todo su esplendor al Sol de Justicia e Igualdad. Nos ayudarías a sanar con tu voz y tu música a tantos que le han mutilado la vida, el corazón y que llevan en silla de ruedas sus ganas de vivir. Hoy la humanidad necesita vuestra medicina. Vuestra gran medicina es el Amor, la Paz, la Solidaridad, la Justicia, la Conciencia despierta, el gran Don.



Víctor, gracias por tu inspiración. Ä„Ä„Ven, ven, conmigo ven!!



Para adentrarse en el legado y conciencia de Victor, recomiendo el Disco Antología Musical de Victor Jara, Warner 2001. Victor Jara, fue asesinado por los militares de la dictadura chilena



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* Alejandro Hernández es Director de la Fundación Nacional de Discapacitados, Asesor Sindical y Activista por los Derechos Humanos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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