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El futuro del mundo


Quizás nadie sabe cómo va a ser España en el futuro. Nadie tampoco sabía cómo sería América en los siglos venideros cuando Colón y los demás aventureros llegaron a nuestro continente. Sólo a esa odisea puede compararse el momento que hoy viven los países de nuestro súper industrializado y modernísimo siglo XXI.



Ello, porque la persistente oleada de inmigrantes del Tercer Mundo hacia los países más prósperos de Europa es un fenómeno que no tiene cómo ni cuándo detenerse.



Visitar en un día cualquiera el centro de la capital de España es como entrar al edificio de las Naciones Unidas. Sin ninguna duda, hay en las calles, en los autobuses, en los bares, más musulmanes con sus túnicas flotantes; negros y americanos, con sus respectivas tonadillas al hablar; más búlgaros, rusos, checos o griegos, que ciudadanos españoles.



Es por esto que el tema de las migraciones se ha convertido en preocupación urgente en la Europa de hoy. El Presidente del Gobierno español José Luis Zapatero habló del fenómeno en la cumbre de los líderes de la Unión Europea, en Finlandia; mientras, el príncipe Felipe tocaba el tema en la solemne ceremonia de entrega de los premios Príncipes de Asturias, en Oviedo.



Los medios de comunicación se refieren a los inmigrantes desde diferentes puntos de vista y abundan los reportajes sobre las «pateras» (es decir, balsas) con africanos que llegan a las extensas costas españolas. Zapatero propuso en Finlandia revisar el derecho marítimo. «No estamos recogiendo náufragos, sino inmigrantes ilegales», exclamó.



La verdad es que Europa es un continente envejecido que necesita inmigrantes. Sólo España requerirá cuatro millones antes del año 2020, para cubrir la demanda laboral en Cataluña, Madrid, Andalucía y la Comunidad Valenciana. El dato fue dado a conocer por el Instituto de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona.



Esto es lo que desconcierta a los propios españoles. Por un lado, muchos creen que hay cerrar las puertas a la inmigración, pero otros, la mayoría, los más realistas, piensan que hay que abrirlas. El presidente Zapatero afirma que «quien quiera venir tiene que llamar a la puerta y entrar de forma ordenada».



Por su parte, la ex Presidenta de la República de Irlanda y reciente Premio Príncipe de Asturias, Mary Robinson, cree que «las pateras no son sólo un problema español. Necesitan una respuesta global. La emigración es el rostro humano de las injusticias de la globalización».



Y como de la globalización nadie escapa, vale la pena preguntarse cómo será nuestro Chile en el futuro. ¿Nos convertiremos en un país pluri-latinoamericano? Es posible que así sea.



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Leonardo Cáceres C., periodista y profesor universitario.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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