Para muchos pasó -si es que se enteraron- como una noticia prácticamente inadvertida. Sin embargo, para Chile, el debate de los dos principales candidatos a la presidencia española, que se llevó a cabo esta semana, es de gran trascendencia.
Si hay un elemento que divide a la Concertación es la política exterior. Ha quedado de manifiesto con Cuba y Venezuela, pero el caso español es de especial relevancia. En general, en la clase política con representación parlamentaria hay un consenso implícito que el modelo español es un buen punto de referencia hacia dónde debe ir Chile. Por eso, a la inversa de los países latinoamericanos, España es admirada por su capacidad de ser unos de los pobres de la CEE a una de las economías más pujantes de la UE, con crecimiento sostenido, mayores derechos y beneficios sociales y una democracia sólida.
La normas básicas de la diplomacia dicen que hay que entenderse con las autoridades de turno y así lo ha hecho Chile, ya sea con PSOE o el PP. No obstante, eso no quita que hay historias fundamentales que abrazan a un sector u otro de la Concertación. Desde los tiempos de las dictadura que la ayuda que provino del PSOE fue a la izquierda concertacionista y del PP a la DC. Así siguieron las relaciones entre quienes en Chile pertenecen a la Internacional Socialista y el PP y la DC a la Internacional Democratacristiana.
Fue clave la actitud inicial del PSOE de González en volver a mirar a Latinoamérica, lo que culminó -ya en el gobierno del PP- en que Chile fuera el primer socio de la UE. Actualmente, España tiene acá una imagen dual: Chile se siente «invadido» por tanta empresa de aquel país, pero existe una muy buena imagen del país, sus pueblos y su gobierno. Muy bien no cayó la actitud del rey «regañando» a Chávez entre los latinoamericanos, pero sí fue aprobada la actitud de Zapatero en defender a Aznar en tanto ex presidente de España. Eso demostró su actitud de liderazgo, hecho que recordó en el primer debate de este milenio entre Zapatero y Rajoy.
Claramente, hay diferencias en temas valóricos, igual que en Chile, hay un sector conservador, como se autodefine el PP, y la visión liberal de la izquierda concertacionista. En alianzas internacionales, mientras la primera medida de envergadura de Zapatero fue retirar a las tropas de Irak, el PP las envió en claro alineamiento con Bush.
En el modelo económico, el debate es muy similar que en Chile, dentro de los parámetros del neoliberalismo: uno es con mayor gasto social (PSOE) y otro con baja de impuestos (PP). En el modelo político, están centrados en dos problemas que en Chile aún son incipientes: las autonomías por regiones (y culturas) y la inmigración. Por suerte, Chile está ajeno a otro tema clave en España: el terrorismo interno (ETA) y externo (Al Qaeda).
¿Quién gano el debate en España? Zapatero. Hay tres encuestas que coinciden en que el actual mandatario sacó 45% de apoyo contra 34% de Rajoy, que es mayor que la diferencia que había antes del debate (44%-40%).
El error del opositor fue excederse en criticar, que es válido sólo si se acompaña de propuestas alternativas y no las tuvo. Por el contrario, de Zapatero hubo intentos permanentes de explicar sus logros y lo que quiere hacer los próximos cuatros años.
Lo de Rajoy fue similar al error que cometió Piñera con Bachelet, oportunidad en la cual perdió la gran oportunidad de haber marcado la diferencia. Hubo gran expectativa por este debate, en menos de seis horas votaron más de 67 mil personas en la encuesta de El País.com dándole al delegado del PSOE 55% versus 39%.
De todos modos, como en las buenas películas, ésta también tendrá segunda parte, el próximo lunes 3. En Chile, cada sector político estará muy pendiente de las elecciones del próximo 9 de marzo, así como del próximo debate televisado, aunque curiosamente no hubo ninguna referencia a Latinoamérica y Rajoy se limitó a señalar que su política exterior es similar a la de Sarkozy y la de Zapatero es la de Cuba y Chávez.
Gonzalo Meza Allende es director de Consultora Opinión.
