Publicidad

El desafío de Carolina Tohá

Ricardo Brodsky
Por : Ricardo Brodsky Director Museo de la Memoria y los Derechos Humanos
Ver Más

Los que se sienten frustrados con los resultados de la elección deben entender que es inútil presionar a la nueva presidenta electa del PPD para llegar a un “conveniente” acuerdo.


El domingo 26 de junio se realizaron las elecciones del Partido por la Democracia. Contra todos los pronósticos razonablemente pesimistas, hubo una importante participación de militantes, a pesar del Mundial, del feriado largo y de la precaria situación en que se encuentran los partidos de la Concertación, en particular el propio PPD, en donde no hubo comisiones electorales en muchas comunas incluso en la región Metropolitana.

Los resultados oficiales y no definitivos aún, hablan de un equilibrio de fuerzas entre los grupos internos que adhieren al senador Girardi y los que apoyaron al senador Ricardo Lagos Weber, quienes encabezaron sus respectivas listas a vicepresidentes. Este equilibrio impone nuevos desafíos a la gobernabilidad del partido y al proyecto de reforma que la presidencia de Tohá implica para el PPD. Una reforma que busca lograr que el PPD viva su vida interna conforme a sus valores, practique sus principios democráticos; no sólo hable de participación y de democracia, sino que la ejercite con valentía y consecuencia.

[cita]Los que se sienten frustrados con los resultados de la elección deben entender que es inútil presionar a la nueva presidenta electa del PPD para llegar a un “conveniente” acuerdo.[/cita]

Esto no es menor. La Concertación perdió la confianza de la mayoría de los chilenos no por sus ideas sino sobre todo por los vicios, burocratismos y privatización de los espacios políticos que fueron mermando la capacidad de convocatoria y la imaginación de la coalición. Por eso la reforma del PPD, la reforma de su organización y de sus prácticas políticas, es una tarea esencial para iniciar el camino de recuperación de la confianza de los chilenos en los partidos de la Concertación.

Una primera  y prematura prueba de fuego de esa voluntad de reforma y de la gobernabilidad futura estará en saber respetar las normas electorales, el veredicto de los militantes y el funcionamiento de los organismos regulares encargados de velar por la corrección del proceso electoral y la transparencia del conteo de los votos en las recientes elecciones.

La lentitud con que se están entregando los resultados definitivos de esta elección tan estrecha, ha llevado a algunos en el PPD a proclamarse vencedores sin esperar los resultados definitivos. Un acuerdo de gobernabilidad interno será absolutamente necesario, pero no es posible concretarlo sin poner los resultados de las elecciones sobre la mesa.

El desenlace electoral debe desarrollarse con plena normalidad. La recuperación de la confianza ciudadana en los partidos pasa por saber respetar las instituciones y las normas, pasa por hacer creibles los procesos internos de debate y definiciones políticas, pasa por respetar la voluntad de las personas que con sacrificio y generosidad concurren a organizar y participar en un evento electoral.

Esa es la base ética sobre la cual Carolina Tohá asumirá la presidencia del PPD. La gobernabilidad futura no estará tampoco ajena a esa ética. Por cierto, hay también bases políticas sustantivas para augurar un período en que el PPD unido marche en la dirección que estableció el acuerdo político que permitió a Tohá ser presidenta de consenso: allí está la valoración de la alianza de centro izquierda como eje estratégico de la política del PPD, la necesidad de levantar una agenda progresista que permita reconstruir una nueva mayoría ciudadana; la necesidad de renovar la Concertación para que se ponga a la altura de estos desafíos.

Será una señal de los tiempos que vienen con Carolina Tohá el que se imponga la sensatez y la normalidad democrática, que los dirigentes esperen los resultados antes de autoproclamarse vencedores. Los que se sienten frustrados con los resultados de la elección deben entender que es inútil presionar a la nueva presidenta electa del PPD para llegar a un “conveniente” acuerdo; ella ahora no sólo tiene lo que siempre ha tenido, es decir, la fuerza de sus convicciones y de su carácter, sino también el respaldo de los ciudadanos y de su partido que clama por un cambio contundente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias