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«Gabiota» Para el Presidente


Incluso un gobierno tan poco serio como el anterior de la Concertación comprendió que no podía hacer demagogia a costa de dejar al país sin abastecimiento eléctrico suficiente a partir de 2014, de modo que el ministro del ramo (que sí era un hombre serio) Marcelo Tokman, dio apoyo a GDF Suez para construir una central térmica en Barrancones, pese a que el intendente concertacionista era adverso al proyecto, por estimar que ponía en peligro la colonia de pingüinos ubicada a 25 km., en Punta de Choros.

Cuando asumió el nuevo gobierno se hizo cargo de la cartera de Energía Ricardo Raineri, otro hombre serio. Consultado por GDF Suez, y tras consultar a su vez con La Moneda, ratificó el apoyo al proyecto. Y no sólo eso, el Gobierno formó una comisión para destrabar grandes inversiones como ésa, presidida por un tercer hombre serio, el ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, cuyo subsecretario, Tomás Flores, un cuarto hombre serio, dio también curso a la marcha de la iniciativa, lo mismo que un quinto hombre serio, el subsecretario de las Fuerzas Armadas, Alfonso Vargas, quien se allanó a tramitar las concesiones marítimas que necesitaba la central. De este modo, la tramitación quedó en manos del nuevo intendente, Sergio Gaona, que llevó el proyecto a votación en la Comisión Regional del Medio Ambiente, donde se aprobó por 15 votos contra 4.

El proyecto envuelve una inversión de mil cien millones de dólares y GDF Suez ya ha invertido unos quince millones de la misma moneda en la preparación y tramitación llevada a cabo hasta ahora.

Hasta ahí Chile funcionaba como país serio. Pero entonces empezaron a salir a la calle las personas menos serias, que se encargan de provocar desórdenes y ruidosas protestas ante cualquier iniciativa de generación de energía económica en nuestro país. El ecologismo es una de las causas populistas irresponsables que más adhesión suscita entre la masa ciudadana no informada, que sería la primera perjudicada por la falta de energía para las necesidades internas si proyectos como el de Barrancones, con todas sus aprobaciones de exigencias medioambientales aprobadas, no se inician este año. Pero, por suerte, nos decíamos, éste es un país lo suficientemente serio como para no dejarse influir por manifestaciones demagógicas irresponsables.

Entonces alguien se encargó de rescatar una grabación en que el actual Presidente, siendo candidato, se manifestaba categóricamente en contra del proyecto de Barrancones. Ya la lista de incumplimientos de promesas electorales del entonces candidato se estaba alargando demasiado: respeto a las normas de prescripciòn en los juicios contra militares, post natal de seis meses para las mujeres, exención de cotización de salud para los mayores de sesenta años, voto de chilenos en el extranjero, modificación del sistema binominal y otras que se me olvidan, no se han cumplido o resultó que venían con «letra chica» que margina a un gran número de quienes, creyendo en ellas, votaron por el candidato que las ofrecía.

No bastaba con tener ministros, subsecretarios, un intendente y consejeros de la Corema serios (salvo cuatro de estos últimos), porque era esencial que el superior de todos ellos, el Presidente, también lo fuera.

Sometido al test de la seriedad, no pasó la prueba. La grabación de su promesa demagógica fue demasiado para él y, no importándole el interés del país ni la necesidad urgente de velar por su abastecimiento eléctrico, «le retorció el brazo» a los ejecutivos de GDF Suez quienes, pese a estar asistidos por la razón y el derecho, comprendieron que en un Estado tan burocrático y socializado como el chileno, bastaba una orden presidencial discrecional para liquidarles su proyecto. Bastaría que no les dieran, por ejemplo, la concesión marítima.

Vencieron, entonces, el populismo y la demagogia. Sebastián Piñera, entusiasmado con el alborozo de los ecologistas y los que lanzaban piedras en las calles, se ufanó en twitter de su logro y escribió, urbi et orbi: «Hemos logrado gran solución para proteger santuario naturaleza punta de choros, isla damas y gabiota (sic) para proteger nuestra y futura generaciones». Lástima que twitter no tenga corrector ortográfico. Ni corrector de errores de hecho, pues Barrancones está a más distancia de las reservas de pingüinos que Ventanas, donde no hay una, sino varias plantas a carbón, lo está de la reserva de pingüinos de isla Cachagua, con nulo impacto sobre ésta y el balneario donde descansa habitualmente el Presidente.

«Gabiota» de Plata para un nuevo triunfo de la demagogia y el populismo por sobre el interés general del país. Pues GDF Suez ha abandonado la idea de llevar adelante el proyecto. Había creído que, sobre tantos altos funcionarios y mandos medios serios había, también, un Presidente serio.

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