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Cuidado: en Internet alguien te sigue

El seguimiento de nuestros comportamientos de navegación en Internet es una realidad, con el agravante de que en nuestro país no existe ninguna regulación al respecto y peor aún, no se ha generado ni siquiera un debate sobre el tema.


Si usted no lo sabía, en la actualidad, cada vez que usted ingresa a una página en Internet, está siendo celosamente “espiado” por diversas compañías privadas y organismos públicos.  Lo más increíble es que usted ni siquiera se ha dado cuenta, porque es un mecanismo de seguimiento perfectamente “invisible.

Tal vez usted ha escuchado hablar de las llamadas “cookies” (no son galletas como su traducción sugiere); se trata de pequeños archivos de información que se almacenan en su computador cuando usted ingresa a una página web.

La gracia de estas “cookies” es que son capaces de registrar su historial de navegación en Internet,  el que después es recuperado por el servidor de la página web a la cual usted ingresó. Así, en la siguiente oportunidad que visite dicha página, ésta será capaz de reconocerlo como una visita que ya tiene su “expediente”, el que se alimentará con sus preferencias y usos de navegación cada vez que usted los visite.

[cita]Un sistema respetuoso de la privacidad de las personas debería al menos dar la alternativa de poder elegir si los usuarios quieren ser “seguidos” en su navegación y conocer quiénes los siguen y para qué efectos, permitiendo al mismo tiempo que las personas que no quieren ser seguidas en la red tengan la opción de elegir una modalidad de navegación “segura”.[/cita]

Al mismo tiempo, existe otro mecanismo de recolección de datos aún más invasivo y es el que realizan ya no una página web determinada, sino que empresas dedicadas especialmente a  recolectar datos personales desde Internet en distintas páginas web, con lo cual acumulan información no sólo respecto de una página, sino que de toda la red de páginas web en las cuales esa misma empresa tiene sistemas de seguimiento, creando así registros muy detallados de cada uno de nosotros, en base a nuestro comportamiento de navegación en la red.

Para apreciar la magnitud de estas prácticas, basta citar un estudio que realizó el periódico The Wall Street Journal, y que dio a conocer a mediados de 2010, en donde analizó las 50 páginas web más visitadas de los Estados Unidos para ver si dichas páginas introducían cookies u otros sistemas de seguimiento de sus visitantes de Internet.

El resultado fue increíble, pues las 50 páginas investigadas (que son las más visitadas),  introdujeron un total de 3.180 sistemas de rastreo en el computador utilizado para la prueba. De esos 3.180, la gran mayoría -específicamente 2.224- provenían de 131 empresas dedicadas a recolectar datos personales de la Web y vender bases de datos con detallados perfiles de comportamiento y preferencias a diversas compañías, las que con esa información, pueden construir perfiles que ayudan a perfeccionar sus sistemas de venta y promoción.

En Chile, si bien no existen experimentos como los realizados por el The Wall Street Journal, el seguimiento de nuestros comportamientos de navegación en Internet es una realidad, con el agravante de que en nuestro país no existe ninguna regulación al respecto y peor aún, no se ha generado ni siquiera un debate sobre el tema.

Por el contrario, en Estados Unidos y en diversos países europeos ya se está generando una intensa discusión sobre el derecho a la privacidad de los usuarios de Internet ante estos mecanismos de seguimiento en la red. De hecho, en febrero de 2011 se presentó en el Congreso Norteamericano el primer proyecto de ley para regular esta situación, conocido como “Do Not Track Me On-Line Act”, el cual ha generado un intenso debate sobre los estándares de protección a la privacidad vigentes actualmente en Internet.

Muchos podrán pensar que este “seguimiento invisible” no les molesta y que permite incluso beneficios, desde el momento que podré tener acceso a productos y servicios más adecuados a mis necesidades. Eso puede ser efectivo, pero un sistema respetuoso de la privacidad de las personas debería al menos dar la alternativa de poder elegir si los usuarios quieren ser “seguidos” en su navegación y conocer quiénes los siguen y para qué efectos, permitiendo al mismo tiempo que las personas que no quieren ser seguidas en la red tengan la opción de elegir una modalidad de navegación “segura”.

Este es uno de los aspectos del debate que viene en la nueva era de Internet, en donde la protección de los datos personales y en definitiva el derecho a la privacidad se comenzará a ver cada día más amenazado en la red. Es un desafío que como país debemos comenzar a discutir y dejar muy en claro que Internet no es una “tierra de nadie”, sino que también existen derechos y obligaciones que todos los participantes de la red deben respetar.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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