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El 18 y la carne

Daniel Loewe
Por : Daniel Loewe Profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez.
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De los 40 mil pesos mensuales promedio consumidos por familia durante un mes, subiremos nuestro consumo a 58 mil. Trate de calcular cuántos seres extras morirán este 18 para que podamos satisfacer nuestras preferencias culinarias.


Mire a su alrededor. Compartimos un mundo y sus escasos recursos con otros seres. Algunos de estos seres tienen la capacidad de sentir. Algunos son inteligentes. Pero nosotros, seres humanos, somos especiales. O eso, al menos, es la historia que contamos acerca de nosotros mismos.

Algunos proponen que nos distingue la capacidad de razonar. Otros, el ser los únicos capaces de distinguir entre el bien o el mal y por tanto de actuar moralmente. O de actuar de acuerdo a la representación de una ley. O los únicos capaces de utilizar un lenguaje (y por tanto de dedicarnos a la actividad más valiosa: la política). O de actuar recíprocamente. O de amenazar efectivamente para hacer vinculante un contrato. O somos imagen y semejanza de algún Dios. Otros incluso proponen la capacidad de amar como exclusivamente humana. Podríamos seguir enumerando. En la tarea de diferenciarnos de un modo preferencial de otros seres, la creatividad humana es enorme. Pero  probablemente nuestra característica más especial es creernos las historias que nos contamos acerca de nuestra singularidad.

Somos seres crédulos cuando se trata de cimentar nuestro lugar privilegiado en el cosmos. Pero de creer las historias acerca de nuestra singularidad hay un paso resbaladizo a creer en nuestra superioridad y, correspondientemente, en la inferioridad de otros. Conocemos las consecuencias de este paso en el caso del nacionalismo, el racismo, el sexismo, el tribalismo etc. Aunque en el caso de nuestro trato hacia otros animales las consecuencias están no sólo a la orden del día, sino que son evidentes para todo aquel que no se niegue a verlas (y la costumbre es quizás la anteojera más efectiva), no las consideramos, en la mayoría de los casos, como problemáticas. Y si las consideramos problemáticas, en la mayoría de los casos nos las arreglamos para reprimir nuestros impulsos en vez de cambiar nuestras prácticas. Después de todo, somos especiales.

[cita]De los 40 mil pesos mensuales promedio consumidos por familia durante un mes, subiremos nuestro consumo a 58 mil. Trate de calcular cuántos seres extras morirán este 18 para que podamos satisfacer nuestras preferencias culinarias.[/cita]

Las prácticas humanas que involucran animales no humanos (experimentación, entretención, acompañamiento, vestuario, trabajo, etc.) son múltiples y están presentes en muchos contextos de nuestra vida. En los preliminares de estas Fiestas Patrias piense específicamente en una, que durante estos días se verá extremada: la práctica de comérnoslos. El lugar en el cual los seres humanos más comúnmente se encuentran con otras especies animales es frente a un plato de comida. Nos los comemos, porque nos gusta su sabor. De acuerdo a las estimaciones, el crecimiento más importante en el consumo durante estas fiestas será en carnes. De los 40 mil pesos mensuales promedio consumidos por familia durante un mes, subiremos nuestro consumo a 58 mil. Trate de calcular cuántos seres extras morirán este 18 para que podamos satisfacer nuestras preferencias culinarias.

Es curioso el poder de esta práctica sobre la voluntad y la mente (en ese orden) de los humanos. Enseño en una universidad. Mi experiencia es que para tener estudiantes activos que se involucren y debatan creativamente y con ahínco por sus puntos de vista, hay que encontrar un tema apropiado.

Olvídese de la pobreza, la corrupción, el sistema de representación, la Casen, la última encuesta CEP, el matrimonio igualitario, las demandas estudiantiles o la asamblea constituyente. Los mejores debates se generan al presentarles algún argumento a favor del vegetarianismo. La mayoría se ve desafiada en algún aspecto fundamental de su ser. Sin duda hay aquí algo ancestral, en el sentido de ser el resultado de procesos evolutivos. Pero evolución no es ética. Por lo tanto, historia evolutiva no implica corrección moral.

Realice un experimento mental. Imagine que los extraterrestres deciden invadir la tierra. Sus capacidades mentales y su poder están en una relación hacia nuestras capacidades mentales y nuestro poder similar a aquella en la que nuestras capacidades mentales y poder están en relación a las de una vaca. Todavía más: los extraterrestres consideran que apropiadamente aderezados y cocinados somos un plato exquisito. Sin embargo, ya que los extraterrestres son seres razonables (sus capacidades mentales superan a las nuestras, como las nuestras superan a las de una vaca), en vez de simplemente invadir la tierra para disfrutar de sus recursos y espacio vital, eliminar a una parte de sus habitantes humanos y establecer criaderos, deciden invitar a un representante de los seres humanos para que les explique por qué los extraterrestres deberían considerar nuestros intereses. Y lo invitan a usted. ¿Qué les diría? ¿Qué sólo nosotros podemos razonar, o actuar moralmente, o hablar? ¿O que somos los verdaderos hijos de Dios? Se lo aseguro, usted no tendría mucho éxito y terminaría sus días bien aderezado.

Posiblemente tendría más éxito si recurriere a la capacidad de sentir. Podría adaptar la célebre reflexión de Shylock en El Mercader de Venecia, y decir algo como: ¿Acaso no tenemos órganos, sentidos, afecciones? ¿Herido con las mismas armas, sujeto a las mismas enfermedades, curado por los mismos medios, calentado y enfriado por el mismo invierno y verano que un extraterrestre? Si nos pincháis ¿no sangramos? Si nos envenenáis, ¿no morimos? Es decir, la estrategia sería recurrir a lo que tenemos en común. Pero si esto es así ¿en base a qué argumento negarle una petición similar al representante de una vaca, un cerdo o una gallina? Piénselo para este 18.

Solamente un consejo: si considera que la calidad de vida del animal que se convierte en su plato de comida sí es importante, trate de evitar aquella carne que provenga de animales que han sido criados en condiciones que implican vidas llenas de frustración y sufrimiento, como cerdos y pollos criados en baterías. Es un buen comienzo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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