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Mi precandidatura a diputada: ¿Por qué por RN?

Valentina Verbal
Por : Valentina Verbal Licenciada en Historia. Consejera de Evolución Política (Evópoli)
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Ante la sorpresa (y rechazo) de varias personas de izquierda por mi precandidatura a diputada por las comunas de Independencia y Recoleta como parte del proceso de primarias parlamentarias de Renovación Nacional (RN), me ha parecido importante dar a conocer mis razones.

Al parecer, la sorpresa (y rechazo) ha estado centrada en el hecho que una activista transexual sea precandidata por un partido de derecha o centroderecha, cuyo presidente, Carlos Larraín, es manifiestamente conservador en materia de diversidad sexual.

En primer lugar, debo aclarar que durante veinte años fui militante de RN (entre los años 1989-2009). Fui Presidente (como hombre, en ese tiempo) de la JRN en Concepción (1996-1997). También fui candidata a Vicepresidente Nacional de la JRN, en una lista encabezada por el actual senador Francisco Chahuán, perdiendo por cinco votos contra la lista contraria, liderada por el actual diputado Nicolás Monckeberg.

Cuando me trasladé a vivir a la capital (en el año 2004), me integré al distrito de Santiago centro. En ese tiempo, por ejemplo, trabajé activamente por una lista nacional adulta, liderada por los actuales senadores Baldo Prokurika y Lily Pérez.

Poco a poco, en la medida en que empecé a asumir que no podía vivir en el clóset como persona transexual, me comencé a alejar de las actividades del partido (y, en general, de gran parte de mi mundo social), porque pensé que en el partido (así como en otros espacios), no había cabida para alguien como yo, sobre todo al vivir abierta y libremente mi identidad sexual. Y en el 2009, presenté formalmente mi renuncia a RN para evitar que me invitaran a reuniones o a las votaciones internas.

O sea, yo misma me autodiscriminé en RN y en otros lugares. ¿Fue acertada mi decisión? Probablemente, no.

Pero, situándose en el contexto chileno, hay que pensar en que en el año 2009 la apertura cultural hacia la diversidad sexual era muchísimo menos que ahora. Tengo claro, por haber sido en los dos últimos años activista en este tema, que en este tiempo Chile ha cambiado una enormidad en aceptación y valoración de la diferencia. El Chile del 2009 (no sólo RN) no tiene nada que ver con el Chile del 2013.

Por otra parte, desde que comencé como activista, y no obstante ser formalmente una persona “independiente”, jamás oculté mi pertenencia a la centroderecha. Tanto en Corporación Participa (2010-2011) como en Fundación Iguales (2011-2013), entidades sociales en las que trabajé en temas de inclusión social, siempre fui transparente en mis posiciones políticas, partidistas y contingentes. Todas las personas LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) que me conocen —incluso con las que tengo diferencias tanto políticas como en materia de diversidad sexual, como Víctor Hugo Robles y Kena Lorenzini, entre otras— siempre han sabido que adhiero a las ideas y al sector de centroderecha.

En varios medios de comunicación, he reconocido lo anterior. En una de mis primeras entrevistas como activista de la diversidad sexual (antes de ingresar a la Fundación Iguales), en Radio Zero, lo dije explícitamente. También en otros medios, por ejemplo, Terra.

En ese tiempo (2011), yo ni de lejos pensaba en volver a la política partidista. Esta decisión recién la empecé a meditar hace no más de cuatro meses. ¿Cómo se dio? De una manera muy natural.

El hecho de haber sido parte activa, desde Fundación Iguales, en el trabajo en torno a la Ley Antidiscriminación, hizo posible (gratamente) que me reacercará a algunos parlamentarios del partido. Especial mención merece la senadora Lily Pérez, quien fue una de las patrocinantes principales de la indicación para incluir la categoría identidad de género en la ley, categoría destinada a proteger a las personas transexuales. Además, en general, Lily Pérez ha sido una de las más apasionadas defensoras de esta normativa. De hecho, precisamente cuando ella terminó su discurso en el Senado, llamando a aprobarla (8 de noviembre de 2011), se produjo la airada protesta del público evangélico presente en las tribunas, lo que llevo a su desalojo a través de la fuerza policial.

Paralelamente, primero a través de redes sociales, comencé a acercarme a varios amigos de mi época de militante en RN, con quienes después me he acercado en persona. La gran mayoría de ellos, han valorado como un ejemplo de valentía el hecho de haber asumido mi identidad sexual de manera abierta. Esto yo no lo comparto, ya que, más bien, lo estimo como un instinto de sobrevivencia. Sencillamente, no se puede vivir siendo lo que no se es.

Asimismo, también primero por redes sociales, tuve un acercamiento con Mario Desbordes, secretario general de RN. A él, frente al interés de algunas personas independientes a las que he representado como activista, le pregunté abiertamente si sería posible que en RN existiera una candidatura como la mía. No tanto por ser transexual, sino por haber defendido públicamente, y a través de múltiples acciones y documentos, la igualdad de derechos de la comunidad LGBT.

Me pareció natural que, en el caso de optar por una candidatura parlamentaria, lo hiciera en el partido de mi vida, al que dediqué muchos años como militante. Mario Desbordes me dijo de inmediato que mi candidatura no tenía “nada de imposible”. Al poco tiempo, me comentó que había propuesto mi nombre al Comité Electoral del partido, siendo defendida por mi antiguo amigo Francisco Chahuán. Después, Lily Pérez hizo lo propio ante el mismo secretario general.

¿Y Carlos Larraín? Aunque es fácil suponer que mis ideas sobre diversidad sexual, no despiertan ni de lejos su adhesión, al menos, no se opuso a mi candidatura, en el entendido que, en términos generales, soy de centroderecha y, también, al enterarse que fui una activa militante del partido por varios años.

Pero, dejando de lado estos aspectos fácticos, ¿cómo se explica que una transexual, defensora de la autonomía personal para decidir sobre la orientación sexual y la identidad de género, sea candidata por un partido de centroderecha? Creo que es perfectamente explicable.

Las ideas de centroderecha ponen el eje en la libertad del ser humano. Consecuente con esto, me parece lógico que no basta sólo con defender las libertades políticas y económicas, sino que también hay que hacer lo mismo con las llamadas libertades culturales, entre ellas la facultad para decidir sobre la orientación sexual y la identidad de género que se desea vivir y expresar públicamente.

No soy yo la equivocada al defender todas las libertades del ser humano (con las limitaciones que correspondan, obviamente), sino quienes adhieren a un único tipo de libertades y, muchas veces, pensando en beneficiar a un sector social determinado ya bien situado. Por ejemplo, al oponerse al aumento de impuestos, cual dogma de fe (postura que, pienso, prevalece en la UDI).

Y en términos más prácticos, me parece totalmente lógico querer cambiar las cosas en materia de apertura hacia la diversidad sexual, en MI propio sector político, al que siempre he pertenecido. Sería hipócrita si lo hiciera en la izquierda o centroizquierda, sectores con los cuales no comparto visiones de fondo, aunque sí muchas demandas específicas, como las de la diversidad sexual. Pero se está en política no por demandas específicas, sino por visiones más integrales.

Quienes me han criticado, deberían alegrarse que un partido político cualquiera (RN, en este caso) no le cierre las puertas a alguien por su identidad sexual. Si se critica a un partido por ser conservador, no puede sino constituir una buena noticia que este partido exprese lo contrario, al menos por incluir (y no discriminar) a una persona determinada.

Por otra parte, si alguien piensa que durante mi campaña, o en el evento de resultar electa diputada, cambiaré mis convicciones en materia de diversidad sexual, le digo que no me conoce. Ejercí dos años como activista de la diversidad sexual (2011-2012) y defendí a la comunidad LGBT según los más altos estándares de derechos humanos. Di pruebas suficientes, en este tiempo, de autonomía y transversalidad en mi trabajo. Dialogué e intenté convencer a parlamentarios de todos los sectores, no sólo del mío. Mis posturas en materia de diversidad sexual las he expresado públicamente a través de muchas columnas y entrevistas. Están a la vista y podrán ser un parámetro para quien quiera, después, juzgar mi consecuencia.

Finalmente, quiero contar que asistí al Consejo General de RN (19 de enero de 2013), que tuvo como principal objetivo proclamar a Andrés Allamand como candidato presidencial de este partido. Estoy agradecida y feliz por la gran acogida que recibí de parte de tantos parlamentarios, dirigentes, militantes, especialmente de la JRN.

¡Gracias por permitirme volver a casa! ¡Gracias por abrirme las puertas del que fue mi hogar político por tantos años!

(*) Texto publicado en El Quinto Poder.cl

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