En los discursos de los políticos del binominal de los últimos tiempos, todos dicen prácticamente lo mismo porque, de una parte, se mantienen las propuestas en un conveniente nivel de generalidad que permite la ambigüedad y, segundo, porque las posibilidades de control por parte de la ciudadanía son insignificantes.
Un criterio básico para ganar batallas es no hacerse de más enemigos que los necesarios y, sobre todo, no hacérselos todos al mismo tiempo. El discurso de Bachelet a su llegada a Santiago resulta impecable en el arte de la guerra que, como se califica en los medios especializados, es la continuación de la política por otros medios.
La ex Presidenta no mencionó jamás a la derecha ni al gobierno, reconoció a los movimientos sociales como un actor emergente y en cuanto a las ideas que, como se sabe, pueden crear conflictos porque allí hay diferencias más que sutiles entre los partidos y personajes de los partidos, anunció una larga consulta. A nadie le podría parecer torpe conocer la opinión de la gente. Pero los temas de la consulta no son un misterio para nadie ya que los movimientos sociales los han expresado muy claramente.
[cita]En los discursos de los políticos del binominal de los últimos tiempos, todos dicen prácticamente lo mismo porque, de una parte, se mantienen las propuestas en un conveniente nivel de generalidad que permite la ambigüedad y, segundo, porque las posibilidades de control por parte de la ciudadanía son insignificantes.[/cita]
Sin duda, educación (pública y gratuita), salud como derecho y AFP estatal en lo social fue, está siendo y será, motivo de debates. Se necesita reformar la constitución para cambiar los quórums que dejó la dictadura. La UDI ha reconocido que mantenerlos es su principal objetivo en los próximos meses, es decir, evitar el doblaje que pondría en peligro no solo el binominal y la alternativa de efectuar plebiscitos, sino podría colocar al Estado en condiciones de mejor asegurar la igualdad que pregona la candidata, así como reducir los abusos desde las empresas (farmacias, retail, Isapres, transporte, comunicaciones, servicios, etc.).
En general, en los discursos de los políticos del binominal de los últimos tiempos, todos dicen prácticamente lo mismo porque, de una parte, se mantienen las propuestas en un conveniente nivel de generalidad que permite la ambigüedad y, segundo, porque las posibilidades de control por parte de la ciudadanía son insignificantes. Quienes se terminan dando cuenta que han sido engañados o “embaucados” tienden a abstenerse en la elección siguiente (esto explica la tendencia constante a que cada vez vota menos gente y ahora son 6 millones de… ¿indiferentes?, ¿indignados?, ¿ignorantes?, ¿frustrados? ).
De otra parte, las “consultas ciudadanas” en los últimos gobiernos de la Concertación dejaron mucho que desear. No solo porque hay una creciente sospecha de que nadie lee lo que discuten o aportan las bases sino porque, en los hechos, se han aplicado políticas completamente diferentes a las aprobadas en tales tertulias programáticas.
Los dirigentes políticos deben escuchar a la gente (en particular, cuando hacen lo contrario de lo que la gente quiere o de lo que ofrecieron en las campañas). Pero las primarias y las elecciones no son el momento en que los candidatos esperan que los ciudadanos los “iluminen” sino, todo lo contrario, es el momento en que los candidatos ofrecen soluciones a los problemas y expectativas que la ciudadanía ha planteado que, en el caso de Chile, está más que claro. Así, la gente votará informada de lo que sus elegidos harán.