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Por qué el gran ganador fue Beyer

Arturo Ruiz
Por : Arturo Ruiz Arturo Ruiz Ortega es licenciado en Filosofía de la Universidad de Chile y MFA en Escritura Creativa de American University. Destacan en sus publicaciones literarias la rutina Allende Ghost de “palta” Meléndez 2007 y la novela Los Pájaros Negros de 2010.
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Independientemente de las dos posturas acerca de la destitución del otrora ministro de educación Harald Beyer —triunfo de la calleo politiquería de la Concertación— no debemos olvidar que, a pesar de todo, el gran ganador es el propio exsecretario de Estado.

Harald Beyer no es Yasna Provoste. El no sale de la administración pública para enfrentarse a la angustia del desempleo o al oprobio de sus antiguos compañeros. Muy por el contrario, él vuelve al mundo privado de donde salió y de donde quizá el mismo se arrepiente de haber salido.

Beyer cuenta con el respaldo de todo su sector, el mismo sector que es dueño del sector privado. Después de unas semanas para sacarse de encima el estrés, lo veremos ocupando alguna gerencia y seguro aparecerá sonriendo en las páginas sociales de El Mercurio en algún evento corporativo.

El exministro de educación ahora tiene la excusa perfecta para correrse de la extensión de los trabajos de verano, que es para su sector el servicio público, y ya no tendrá que ajustar su familia a los sueldos reguleques de la administración del estado. Ya ni Sebastián, ni ningún otro personero de su sector, le pedirá que asuma algún cargo en ninguna parte, porque está convenientemente inhabilitado.

Ahora comienzan para el exministro nuevos tiempos, tiempos de dedicarse a las cosas privadas, porque las cosas públicas siempre han sido, a fin de cuentas, una cuestión del medio pelaje o derechamente de los rotos. Llegó a este momento mostrando la hombría del macho alfa que no se doblega, ni renuncia ante las presiones de la rotancia, ni de las masas más o menos organizadas que se tomaron la calle en contra de su gestión. Ha quedado bien ante sus pares que son lo único que le importa, porque al resto de nosotros puede pasarnos por la parte menos digna de su cuerpo porque no importamos, porque no generamos lucro ni, en rigor, controlamos nada. Ahora el exministro ha salido convenientemente de la lupa del escrutinio público, y puede entregarse a la mantención y crecimiento del sistema desde un puesto en el que estará  lejos de los molestos controles estatales.

Ha sido un juicio sin prisionero, una mera sanción moral a un sistema que no le gusta a nadie y que nos fue impuesto por la fuerza, pero el sistema seguirá ahí, incólume y entregando, a la mano invisible que rige el mercado, el futuro de millones de chilenos jóvenes que tienen que estudiar y de chilenos viejos que tienen que jubilar. Sin embargo, tal vez esta destitución, pedida desde la calle,—a la que tuvieron que sumarse también personeros de la Oposición que tienen sus manos bien metidas en la educación con lucro—, sí haya servido para algo. Tal vez este no sea un gesto vacío después de todo y tal vez sea el primer atisbo de un verdadero abandono de los amarres pinochetistas… pero sea como sea, queda claro que el señor Beyer es el gran ganador y el héroe para la gente que importa, porque el resto de nosotros todavía no le importamos.

(*) Texto publicado en El Quinto Poder.cl

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