Publicidad
El plan Bachelet: la orgía perpetua Opinión

El plan Bachelet: la orgía perpetua

Michelle está invitando a una fiesta, colocando la música fuerte y repartiendo los tragos. Los Girardi, los Vidal, los Teillier y los Navarro de la política chilena se darán cita. “Una pequeña fiesta no tiene nada de malo”, me dirán algunos. Pero conociendo a los bailarines, creo que sólo será cuestión de tiempo para que la fiesta de Michelle se transforme en una “Orgía Perpetua”.


Después de no hablar durante más de tres años, hemos sido testigos de cómo la ex Presidenta Michelle Bachelet se ha desatado: Educación gratuita, nueva Constitución, reforma tributaria, nuevo salario mínimo, nunca más Ley Antiterrorista, bono marzo permanente y quién sabe qué más.

¿Cómo describir este verdadero estallido de pasiones de la ex Presidenta?

Como siempre lo hago en casos difíciles, me dirigí a mi fuente inagotable de sabiduría. Me paré frente a la biblioteca de mi casa y ante ese extenso espacio de estantes vacíos, encontré el libro que adorna mi hogar… mi fiel diccionario.

Después de una intensa búsqueda para encontrar el nombre preciso de la nueva actitud de la ex Presidenta Bachelet, mis ojos se fijaron en una palabra: “orgía” (los seguidores de Freud podrían hacer grandes descubrimientos a partir de mi hallazgo), que en su segunda acepción señala: “Satisfacción viciosa de apetitos o pasiones desenfrenadas”.

Intrigado, seguí mi investigación buscando la palabra “vicio”, que en su tercera acepción indica: “Falsedad, yerro o engaño en lo que se escribe o se propone”.

Después de un breve momento de reflexión, seguí con el siguiente concepto que me surgía de la actitud de la ex Presidenta: “apetito”: “Impulso instintivo que lleva a satisfacer deseos o necesidades”.

[cita]Michelle propone el fin al lucro y educación gratuita. Sin embargo, cuando fue Presidenta nada hizo al respecto y, de hecho, se dio el lujo de engañar a los estudiantes con la ya famosa foto de manos arriba del 2006. Plantea una nueva Constitución. Pero durante su gobierno jamás se jugó por una propuesta de ese tipo. Es más, ni siquiera fue capaz de presentar un proyecto de ley que modificara el sistema binominal.[/cita]

Seguí con “pasión”, que se describe como “Perturbación o afecto desordenado del ánimo”; y “desenfrenada”… Desenfado… Deshago: “Desembarazo, desenvoltura, descaro”. Y concluí con “descaro”: “Hablar con desvergüenza o sin pudor”.

Agotado y quitándome el símbolo patente del paso de los años (mis lentes 1.0 para la presbicia) intenté descubrir qué me quería decir mi fiel diccionario sobre el programa o plan de campaña de Michelle: una falsedad y desvergüenza en lo que propone, producto de un ánimo desordenado, que busca satisfacer su necesidad de… (Algo me faltaba al final de mi descripción, pero no sabía qué era).

Veamos:

Michelle propone el fin al lucro y educación gratuita. Sin embargo, cuando fue Presidenta nada hizo al respecto y, de hecho, se dio el lujo de engañar a los estudiantes con la ya famosa foto de manos arriba del 2006.

Plantea una nueva Constitución. Pero durante su gobierno jamás se jugó por una propuesta de ese tipo. Es más, ni siquiera fue capaz de presentar un proyecto de ley que modificara el sistema binominal.

Promete una reforma tributaria: la que, a pesar de tener los votos necesarios para su aprobación durante su gobierno, nunca impulsó.

Proyecta un salario mínimo de $ 250.000. Cifra jamás propuesta durante su gobierno. Es más, si uno analiza las cifras, se puede apreciar que el aumento del salario mínimo real durante su gobierno fue muy inferior al aumento que ha realizado el actual gobierno.

Ofrece bono marzo permanente. Después que su sector político criticara amargamente al actual gobierno por la entrega de un bono en marzo, tachándolo de populista, ¡¡¡hoy lo promete para siempre!!!

No más Ley Antiterrorista en La Araucanía. Pero si no mal recuerdo, a nuestra ex Presidenta se le llegó a gastar la tinta del lápiz pidiendo su aplicación a diestra y siniestra durante su gobierno.

Al finalizar mis reflexiones me sumergí en profundas cavilaciones: tenía hambre, quería ver el partido de la Colo-Colo con la Católica… y ¿qué me quieres decir diccionario mío?

Un destello de luz me cegó. Caí de la silla y me cayeron como escamas de los ojos. ¡Eso es! La Concertación, cuyos presidentes se caracterizaron (con matices) por tener una visión de Estado, por generar grandes acuerdos, por su respeto a la democracia y sus instituciones, hoy día son parte del pasado. La Concertación, de la mano de Michelle, entró en una nueva etapa, marcada por las promesas irresponsables sin importar las consecuencias, con el fin de justificar y colocar un manto de olvido al pobre legado de su gobierno.

Con ese fin, Michelle está invitando a una fiesta, colocando la música fuerte y repartiendo los tragos. Los Girardi, los Vidal, los Teillier y los Navarro de la política chilena se darán cita. “Una pequeña fiesta no tiene nada de malo”, me dirán algunos. Pero conociendo a los bailarines, creo que sólo será cuestión de tiempo para que la fiesta de Michelle se transforme en una “Orgía Perpetua”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias