Publicidad
Reuniones y conjeturas en la antesala de La Haya Opinión

Reuniones y conjeturas en la antesala de La Haya

Gabriel Gaspar
Por : Gabriel Gaspar Cientista político, exembajador de Chile en Cuba y ex subsecretario de Defensa
Ver Más

En los últimos días, ante la proximidad del fallo, se da la paradoja de que nuestras autoridades se han reunido más con las autoridades peruanas que con los restantes poderes de nuestro Estado. La conducción estatal de los intereses de Chile requiere de una mirada en conjunto de nuestra institucionalidad sobre los momentos que vivimos.


A pocas semanas de que se emita el fallo del juicio, es  necesario construir escenarios del curso probable de los acontecimientos.

Chile concurre a la Corte convencido de la justeza y fuerza de su razón jurídica. En nuestra opinión unánime, no existe una controversia en el tema debido a que hay un acuerdo vigente, validado no sólo por la decisión soberana de los países que lo suscribieron, sino además por la práctica de soberanía de más de 60 años. Por ello, Chile se negó a “negociar” un nuevo límite como intentó la diplomacia peruana. El mandato a nuestros agentes es claro al respecto.

Por tanto, ante la cercanía del fallo lo que corresponde es serenidad y transparencia. Chile siempre ha cumplido con el derecho internacional, y ésta será una ocasión más de ello. Emitido el fallo, lo único que corresponde es acatarlo, estamos convencidos de que nuestros representantes hicieron lo mejor de su parte para defender nuestros intereses.

[cita]Llama la atención la cantidad de reuniones bilaterales que se han sostenido en el último tiempo y las versiones que de ellas emergen. Eso sería propio más de una negociación que de la espera de un fallo.[/cita]

Por lo mismo, llama la atención la cantidad de reuniones bilaterales que se han sostenido en el último tiempo y las versiones que de ellas emergen. Eso sería propio más de una negociación que de la espera de un fallo.

Los fallos “salomónicos”, por el contrario, no buscan necesariamente aplicar el derecho, sino más bien buscan el equilibrio. En esos casos, los jueces “consultan” a las partes cual es el “margen de tolerancia” de sus posiciones. En los hechos, en ese tipo de situaciones, se abriría una negociación de facto, lo que obviamente no está incluido en el mandato de nuestros agentes.

Los temas de soberanía, no son temas de Gobierno, ni tampoco políticos. Se trata de temas de Estado. Involucran a toda la Nación, sus alcances son de largo plazo.

Se torna necesario hacer funcionar las instituciones. Más que un tema de política contingente, es un tema institucional. El presidente de la Corte Suprema, los presidentes de las Cámaras, el Sr. Contralor, entre otras, son autoridades que deben ser convocadas cuando de temas relevantes del país se trata. Para ello está el Consejo de Seguridad Nacional. Por cierto, también tenemos el Consejo Asesor de Política Exterior. Son instancias que inexplicablemente no han sido convocadas en todo este proceso. A pocas semanas del fallo sería altamente recomendable que por fin se hiciese. En Lima, en cambio, proliferan en estos días las reuniones transversales de sus diversos actores convocadas por su Presidente.

En los últimos días, ante la proximidad del fallo, se da la paradoja de que nuestras autoridades se han reunido más con las autoridades peruanas que con los restantes poderes de nuestro Estado. La conducción estatal de los intereses de Chile requiere de una mirada en conjunto de nuestra institucionalidad sobre los momentos que vivimos.

Por cierto, como se ha insistido muchas veces en este proceso, sería muy sano y estabilizador, invitar al Perú a que formalice sus declaraciones de que no tiene más demandas territoriales sobre nuestro país. Es una frase que hemos escuchado varias veces en distintos momentos históricos, pero siempre reaparecen motivos de querella. Un compromiso explícito, un intercambio de notas al respecto, en suma, un mecanismo político-diplomático sería altamente conveniente. Ante múltiples requerimientos en esta dirección, nuestras autoridades han respondido con el silencio hasta la fecha.

Estamos ad portas del fallo, y conviene llamar a la serena firmeza de la democracia, convencidos de nuestra razón jurídica y confiados de que la Corte fallará conforme derecho. El país debe permanecer atento y sereno. Esto, porque es tiempo en que desgraciadamente pueden suceder incidentes provocadores, los que hay que evitar.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias