Publicidad

Las claves para saber si las primarias serán un éxito o un fracaso

Axel Callis
Por : Axel Callis Sociólogo. Analista político
Ver Más

Un éxito para las primarias debería estar en torno a los 2,4 millones de electores. Todo lo que sea menor a esa cifra va mermando el brillo del resultado. Equivale al 18% de todo el padrón real y casi el 40%% de aquellos que votaron en la municipal de 2012. Bajar a 1,3 millones ó menos pone a las primarias en el fracaso absoluto. Sería la situación donde los que tienen más del 90% del poder electoral, no son capaces de movilizar ni siquiera al 10% de los inscritos.


El camino hacia las primarias del 30 de junio próximo ha estado plagado de errores. Eso ha hecho presumir a algunos analistas y al Servel que votará “poca gente”. ¿Pero qué se entiende por “poca gente”?. O mejor dicho, ¿cuándo podremos hablar de fracaso o éxito en las primarias? Esto va más allá de los clichés del “proceso ejemplar” y el “deber cívico”: tiene que ver cómo ese día en la noche, con pocos datos, podemos hacernos un juicio de lo que estará pasando.

Dentro de los errores descomunales que están depreciando las primarias, está la no utilización del mecanismo por parte de la oposición y parte del oficialismo. Esto tiene dos repercusiones inmediatas. Por una parte, la “mala práctica” de selección de los candidatos exclusivamente vía negociación, desoyendo la demanda de participación y, en segundo lugar, al no haber primarias parlamentarias, se desvinculan todos los equipos territoriales locales que podrían haber movilizado desde los distritos a los electores por sus candidatos a diputados y senadores. Esto afectará severamente la participación. En otra palabras, la primaria se des-territorializó.

Otro factor que pesará en el nivel de participación de las primarias, tiene que ver con la ausencia de incertidumbre con respecto al resultado de la oposición, lo cual afecta también a la primaria de la derecha. Ir a votar para elegir al que, según las encuestas, está a más de 20 puntos por debajo de la que ganará la primaria opositora, no es muy alentador. A esto se suma la falta de polarización de las campañas en el oficialismo. Por lo tanto, no se percibe nada gravitante en juego.

[cita]Un éxito para las primarias debería estar en torno a los 2,4 millones de electores. Todo lo que sea menor a esa cifra va mermando el brillo del resultado. Equivale al 18 % de todo el padrón real y casi el 40 % de aquellos que votaron en la municipal de 2012. Bajar a 1,3 millones ó menos pone a las primarias en el fracaso absoluto. Sería la situación donde los que tienen más del 90 % del poder electoral, no son capaces de movilizar ni siquiera al 10 % de los inscritos.[/cita]

Como otro factor clave está la especulación a la baja participación que hizo el Servel, disminuyendo mesas y locales para esta elección. Aunque todo haga presumir menor participación comparado con una elección corriente, no es sano ni prudente que el organismo de Estado encargado para estos fines, obre bajo supuestos que tienen repercusiones políticas y arroje señales especulativas a la población.

Finalmente, las tibias campañas comunicacionales y de información que han hecho los actores y el Gobierno, no incentivan mucho al elector a levantarse ese 30 de junio, tal vez con frío y lluvia en gran parte del país, a ir a votar por algo que no le es del todo decisivo.

¿Éxito o fracaso?

¿Cómo establecer objetivamente la denominación de éxito o fracaso de la primaria? Sólo por sus antecedentes históricos y electorales. Nada más. Acá no se medirá ni el entusiasmo o ganas de participar. Un extranegativo podría ser el retraso en la entrega de los resultados esa noche y su publicación electrónica por una parte, o la no constitución del 100 % de las mesas de votación. En resumen: participación y gestión electoral.

Primarias en Chile con padrón electoral de habilitados ha habido tres. Todas organizadas por la actual oposición: Lagos-Zaldívar en mayo de 1999, Frei-Gómez (regiones 6ª y 7ª) en abril de 2009 y, por último, las primarias municipales de alcalde de abril de 2012, que cubrieron menos del 50 % del país electoral.

No son muchas, pero han existido también primarias internas en el PPD y PDC, entre otros partidos. Anteriormente, fueron las primarias Frei-Lagos en 1993, pero se realizaron sin padrón oficial.

En la primaria de la entonces Concertación entre Lagos y Zaldívar de 1999, hubo 1,4 millones de votos escrutados. Esa cifra fue un triunfo para todos los involucrados, pues superaba el 18 % del padrón de la época y equivalía al 23 % de los que votaban válidamente por esos días. Un éxito desde todo punto de vista, pues los resultados estaban antes de las 8 pm de ese día.

Si llevamos los porcentajes de esa primaria al actual padrón y resultados municipales del 2012, deberían llegar al menos 2,2 millones de electores el 30 de junio próximo, sólo de oposición, y otros tantos miles o millones del oficialismo. Pero los tiempos han cambiado y la llegada de la voluntariedad del voto introduce una cultura de alta incertidumbre, acompañados por los errores descritos al principio.

En la elección primaria municipal del 2012, también organizada por la actual oposición, votaron casi 320 mil personas en menos del 50 % de todo el país electoral (no se realizó en todas las comunas). Podemos especular que si la elección se hubiese hecho en el otro 50 % de Chile, la participación habría superado los 600 mil en total. Concluyamos así que el piso de la oposición será un número intermedio entre los 600 mil y los 2,2 millones, cercano a 1,4 millones. Es decir la misma participación de 1999, pero con un padrón mayor en más de 4 millones.

Si consideramos los casi 60 mil participantes de la primaria entre Frei y Gómez realizada el 2009 en la 6ª y 7ª región, el piso sería equivalente al 4 % del padrón. Eso nos daría sólo 500 mil de piso, lo cual es insuficiente en términos de historial electoral. El propio comando de Bachelet ha puesto una meta de 1,2 millones.

Para el oficialismo, no es posible saber cuánta gente debería participar, pues no hay antecedentes, pero si son una fuerza que viene de obtener un 38 % en la última municipal, es decir 10 % menos que la actual oposición, así, su piso debería ser de más de al menos un millón de electores. No se le puede pedir a unos una meta y a otros otra. Si en la Alianza se suman concejales, alcaldes, cores y parlamentarios, lo mínimo que deberían aportar es un millón de votos.

Recordemos que en la primaria participan los partidos que representan más del 80 % de las preferencias del electorado, entre oposición y oficialismo. Y están los nueve partidos más grandes del país, con más 600 mil inscritos entre todos.

Resumen, un éxito para las primarias debería estar en torno a los 2,4 millones de electores. Todo lo que sea menor a esa cifra va mermando el brillo del resultado. Equivale al 18% de todo el padrón real y casi el 40 % de aquellos que votaron en la municipal de 2012. Bajar a 1,3 millones ó menos pone a las primarias en el fracaso absoluto. Sería la situación donde los que tienen más del 90 % del poder electoral, no son capaces de movilizar ni siquiera al 10 % de los inscritos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias