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Los cambios lapidarios en la elite política chilena que no se veían desde 1910 Opinión

Los cambios lapidarios en la elite política chilena que no se veían desde 1910

Rafael Urriola U.
Por : Rafael Urriola U. Director Área Social Chile 21
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Su triunfo in extremis en las primarias frente al candidato RN, Andrés Allamand, otro que quedó en el camino, causó la euforia de los propios, al nivel que no trepidaron algunos en humillarlo, como indica su propia confesión difundida en toda la prensa local, y las disculpas expresas de Joaquín Lavín, jefe de campaña de Pablo Longueira. Pero contra todo pronóstico, al igual que Elías Fernández Albano, aunque sin gravedad de muerte física, le sobreviene al vencedor una fulminante enfermedad que lo saca de carrera, dejando el futuro de la derecha a la deriva.


El eximio maestro José Raúl Capablanca, campeón mundial de ajedrez entre 1921 y 1927, analizando una partida de su especialidad sentenció que cuando “no hay ninguna buena (jugada)… todas son malas” y tendió al rey como se acostumbra en esta disciplina. La derecha no necesita tener las virtudes del ajedrecista cubano para saber que la prolongación de las jugadas no cambiarán los resultados de la partida. Chile le ha dicho adiós a la derecha. Los resultados de las primarias causaron gran entusiasmo en la UDI, salvo en el único personaje que, sin duda alguna, debía gozar de ese triunfo, a la postre pírrico: el propio abanderado.

Pocas veces en la historia de Chile se han visto tantos cambios repentinos y sorprendentes como los que protagonizó la derecha chilena en este 2013. Hace poco más de 100 años, según la historiografía, “las festividades del Centenario tuvieron ribetes trágicos. El Presidente Pedro Montt, que asumió en 1906, no pudo llegar al Centenario porque se enfermó poco antes y partió a Alemania donde falleció el 16 de agosto de 1910. Antes de su partida enfrentaron el dilema de la sucesión porque ésta le correspondía a su vicepresidente, el ministro del Interior Agustín Edwards Mac-Clure (nombre conocido para los lectores). Éste –que no disimulaba su intención de alcanzar la Presidencia– no era el favorito de Montt, quien eligió como reemplazante interino a su amigo Elías Fernández Albano, quien también muere de una fulminante enfermedad el 6 de septiembre de 1910. Doce días antes del Centenario el país se debatía entre festejos y velorios. A Fernández le sucedió el ministro más antiguo, Emiliano Figueroa Larraín, quien, finalmente, presidió las fiestas del centenario pero los partidos estaban más preocupados de la sucesión presidencial que del Centenario. El 8 de septiembre de 1910, casi de vuelta del cementerio, se celebra de todos modos la convención de los partidos que conformaban la coalición liberal, que no estaban dispuestos a suspender sus beligerancias por muertos más o menos”. Es la historia de la derecha chilena!!!

[cita]Las beligerancias de 2013 no son menos intensas que las de 1910. Pero sí existe una diferencia importante. El centenario se celebró después de una destrucción física del movimiento sindical de la época (recordemos la matanza de la Escuela Santa María de Iquique), mientras que hoy los movimientos sociales, entre ellos el sindical, han recobrado con tranquilidad su capacidad de exigir sus derechos.[/cita]

Un siglo después, en menos de 60 días, en una carambola que aún no bien desglosada, el presidenciable RN, Andrés Allamand denuncia la colusión del abanderado UDI de entonces, el ex ministro Laurence Golborne, con atropellos a los derechos del consumidor lo que se junta con una impresentable tenencia de capitales (nada menos que 30 millones de dólares jamás explicados por el entonces candidato) en islas caracterizadas como paraísos fiscales. Nadie sabe quién fue el diligente que hizo la denuncia. Pero de su impacto resultó el primer “caído en combate”, el candidato Golborne, que borró la bonachona sonrisa de su rostro, dejando entrever que la política era muy sucia para con los independientes… como él.

Como por casualidad, pero con el dinamismo propio de los grandes emprendedores, apareció Pablo Longueira, el líder por excelencia de la UDI, para, tomando la posta presidencial, asumir la tarea de mantener el legado de Jaime Guzmán. Mal que mal es quien más cerca había estado de él, incluso en un vínculo, por así decirlo, casi místico.

Su triunfo in extremis en las primarias frente al candidato RN, Andrés Allamand, otro que quedó en el camino, causó la euforia de los propios, al nivel que no trepidaron algunos en humillarlo, como indica su propia confesión difundida en toda la prensa local, y las disculpas expresas de Joaquín Lavín, jefe de campaña de Pablo Longueira. Pero contra todo pronóstico, al igual que Elías Fernández Albano, aunque sin gravedad de muerte física, le sobreviene al vencedor una fulminante enfermedad que lo saca de carrera, dejando el futuro de la derecha a la deriva.

Las beligerancias de 2013 no son menos intensas que las de 1910. Pero sí existe una diferencia importante. El centenario se celebró después de una destrucción física del movimiento sindical de la época (recordemos la matanza de la Escuela Santa María de Iquique) mientras que hoy los movimientos sociales, entre ellos el sindical, han recobrado con tranquilidad su capacidad de exigir sus derechos. La marcha de la CUT del 11 de julio, con cientos de miles de personas en las calles, mostró que los malestares no son de “mozalbetes exaltados” como ha dicho siempre la derecha, a propósito de cualquier reivindicación estudiantil.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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