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El Partido Comunista en la contingencia

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Guillermo Teillier
Por : Guillermo Teillier Diputado y presidente del Partido Comunista de Chile
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Es frecuente escuchar en algunos actos públicos a las y los muchachos de las Juventudes Comunistas gritar la consigna “Y qué fue, y qué fue, aquí estamos otra vez”. Es la expresión de que pese a la política de exterminio de la dictadura y a una institucionalidad excluyente y desproporcional, el Partido Comunista sigue existiendo y representando a sectores de la sociedad chilena.

La última elección parlamentaria en nuestro país, fue una muestra patente de aquello. Obtuvimos más de 283 mil votos, duplicamos nuestro número de parlamentarios, la ciudadanía puso en el Parlamento a destacadas y destacados comunistas que provienen de luchas estudiantiles y sociales; llegamos a elegir 16 consejeros regionales, con más de 300 mil votos. Fuimos parte de un contundente triunfo político y electoral de la Nueva Mayoría que logró un amplio respaldo de la población para emprender transformaciones que van en el camino de tener un país más justo, más equitativo y más democrático.

A ello hay que agregar la significativa representación y liderazgo que tiene el Partido Comunista en el mundo social, sindical, estudiantil y cultural. También pese a que nos quisieron exterminar y excluir.

Todo esto los comunistas lo asumimos con sencillez y naturalidad. No hay en la existencia y desarrollo de nuestra representación nada anormal ni desestabilizador como quiere seguir planteándolo la derecha y los anticomunistas. Todo lo contrario. La presencia e incidencia del Partido Comunista es parte de las características de la sociedad chilena desde hace más de cien años y da cuenta de una respuesta que encuentra el pueblo para tener una herramienta de defensa y promoción de sus derechos.

Lo hemos dicho. El Partido Comunista es parte de la historia de Chile. Y en esa historia, jamás ha promovido un golpe de Estado, una asonada militar, una desestabilización de la institucionalidad. Eso ocurre hoy. Los comunistas participan de la competencia electoral, buscan cambios a través de mecanismos democráticos, respetan las normas a pesar de que son heredadas de la dictadura -y por eso las queremos cambiar-, y participan con responsabilidad en el movimiento social y sindical.

Los comunistas tenemos sentido de realidad. Hoy estamos convencidos de que hay que llevar adelante transformaciones en educación, salud, previsión, vivienda, tributación y, por cierto, estamos porque se cambie definitivamente la Constitución heredada de la dictadura por una surgida de la participación de la soberanía ciudadana y dé cuenta de una sociedad democrática y a la altura del Siglo XXI. Esas son las tareas del periodo.

Para ello hemos promovido una convergencia política y social, mostrando de paso, una actitud unitaria y no sectaria. Hoy hay espacio para la confluencia de ideario, propuestas y fuerza del progresismo, el centro y la izquierda.

Así, el Partido Comunista es, simplemente, parte de esa convergencia y ahí, con argumentos serios y madurez política plantea sus propuestas. Siempre representando los intereses y desafíos de los trabajadores, de los estudiantes, del pueblo. En este proceso que estamos viviendo hoy en Chile, desde la perspectiva transformadora, no hay ni puede haber imposiciones, grupos de influencia por encima de la mayoría, ni ejes de dos o más partidos por encima de la Nueva Mayoría.

Hemos llegado a un momento muy especial en Chile y que apunta, por decisión de la mayoría de la población, a los cambios. Somos parte de las fuerzas y de una sociedad que quiere transformaciones económicas, sociales, constitucionales y en el ejercicio de los derechos ciudadanos. Estamos a las puertas de la gratuidad en educación, de una reforma tributaria que hará pagar impuestos adecuados a las grandes empresas, de un nuevo marco institucional laboral, de contar con un sistema electoral proporcional, de contar con más recursos para Salud y Vivienda, para afianzar los Derechos Humanos, para respetar los derechos de las minorías sexuales, para tener un Estado plurinacional e institucionalizar los derechos de los pueblos indígenas y es factible pensar que en los próximos años tendremos una nueva Constitución.

Junto a eso, hemos logrado sacar a la derecha del gobierno, por decisión de la mayoría del país. La derecha no gobernaba hace 50 años por la vía democrática y el primer mandato que tuvo resultó un fiasco. En el Parlamento la Nueva Mayoría junto a otros representantes progresistas, de izquierda y el centro ya tiene una correlación de fuerzas que representa el sentir ciudadano por los cambios que el país requiere. Se avanza en desarticular el modelo neoliberal y arribar a una institucionalidad auténticamente democrática.

Somos, así, un actor más del conjunto de fuerzas y de sectores de la sociedad chilena que quiere un país transformado donde la mayoría de la población tenga una mejor calidad de vida, ingresos dignos y adecuados, oportunidades de participación y donde se respeten los derechos humanos, sociales y económicos.

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