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Todo es Lucro: nuestros parques nacionales en riesgo

René Reyes
Por : René Reyes Ingeniero forestal. Estudiante de Doctorado en la Universidad de British Columbia, Canadá.
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Según León Tolstoi “hay quienes cruzan el bosque y sólo ven leña para el fuego”. Siguiendo la misma lógica, en Chile hay quienes miran los parques nacionales y sólo ven “lucas” para alimentar sus negocios. Me parece que los chilenos ya estamos cansados de eso.


El objetivo de los parques nacionales y otras áreas protegidas es la protección de los ecosistemas (praderas, bosques, ríos, etc.) y patrimonios culturales relevantes. Se busca conservar muestras de nuestros ecosistemas donde se mantengan los procesos naturales, sin la presencia de factores que alteren las complejas interacciones ecológicas, como la contaminación, la erosión, las plagas y otros fenómenos indeseables.

Junto con la conservación, se define como objetivo la educación. Se asume que una ciudadanía sensibilizada estará más dispuesta a un cambio de actitud medioambiental. Así nace lo que se denomina “la función de uso público de las áreas silvestres protegidas”. Para posibilitar el uso público de los parques nacionales se desarrolla una infraestructura que permite el acceso y permanencia de los visitantes, junto con elementos de interpretación del entorno y de educación. De esta forma surge el turismo en áreas protegidas. Un turismo que dista mucho de la industria turística convencional, puesto que los objetivos de conservación del medioambiente y de educación prevalecen y condicionan el resto de las actividades.

Estos conceptos, mundialmente aceptados, fueron relativizados en Chile el año 2010 con la promulgación de la Ley 20.423. Esta ley, comúnmente denominada Ley de Turismo, abrió nuestros parques nacionales al lucro privado bajo la premisa de promover el desarrollo turístico, como un objetivo que se situó a la par e incluso por sobre los objetivos de conservación y educación.

Es evidente que para el Gobierno la institucionalidad que administra las áreas silvestres protegidas (Ministerio de Agricultura – CONAF) resultaba inconveniente, dado su énfasis conservacionista y la poca agresividad mercantil de sus estamentos profesionales. Como solución, el Título V de la nueva Ley de Turismo creó un comité interministerial (Economía, Turismo, Transporte y otros), transfiriendo al Ministerio de Bienes Nacionales la facultad de otorgar concesiones turísticas a privados dentro de las áreas silvestres protegidas, en el entendido de que esta cartera facilitaría la tarea de lucrar con ellas sin muchos miramientos. Como prueba de ello, un ejemplo reciente: el fallido traspaso comercial a Don Francisco de la Isla Nalcayec, en la Región de Aysén, con más de 60.000 ha de bosques nativos que pertenecen a todos los chilenos (ver El Mostrador, edición del 30 de diciembre de 2013).

[cita]Según León Tolstoi, “hay quienes cruzan el bosque y sólo ven leña para el fuego”. Siguiendo la misma lógica, en Chile hay quienes miran los parques nacionales y sólo ven “lucas” para alimentar sus negocios. Me parece que los chilenos ya estamos cansados de eso. [/cita]

No obstante la Ley de Turismo y todo este esfuerzo por facilitar el lucro en las áreas protegidas, el mecanismo creado el año 2010 nunca funcionó, debido a las inconsistencias jurídicas generadas y los potenciales conflictos de competencias institucionales.

CONAF ya ha tenido contiendas judiciales contra otras instituciones de gobierno, en defensa de los parques nacionales. Tal fue el caso de la reclamación judicial que emprendió contra la Dirección General de Aguas (Ministerio de Obras Públicas) en el año 2009, intentando anular los derechos de aprovechamiento de aguas que esta última había otorgado a una empresa para el desarrollo de un proyecto hidroeléctrico dentro de Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, en la Región de Los Lagos (donde se encuentran los famosos Saltos del Petrohué). Todo esto, en abierta contravención a la Convención de Washington, ratificada por Chile en 1967, que establece la prioridad de los objetivos de conservación por sobre cualquier otro al interior de nuestras áreas protegidas. La contienda escaló hasta la Corte Suprema, la que finalmente resolvió en favor de los argumentos presentados por CONAF (ver biobiochile.cl del 23 de noviembre de 2013).

Así las cosas, al Gobierno le urgía modificar la Ley de Turismo para operativizar el lucro dentro de los parques nacionales. En ese contexto, el gobierno del Presidente Piñera acaba de enviar al Congreso un proyecto de ley (Boletín N° 9170-23), que define, entre otras cosas, que las zonas de interés turístico son “instrumentos de fomento y desarrollo del turismo y no de protección ambiental”, intentando con esto aclarar ambigüedades cuando éstas se superpongan con áreas silvestres protegidas. También obliga a CONAF a someter la planificación del manejo de las áreas silvestres protegidas a la aprobación del comité interministerial (de carácter político) y a atenerse a las prioridades territoriales definidas con criterios turístico-comerciales.

Es fácil percibir los objetivos no declarados tras el intento de promulgación de este proyecto, que actualmente se encuentra en la Comisión de Turismo de la Cámara de Diputados: priorizar el lucro por sobre los objetivos de conservación, dentro de las Áreas Silvestres Protegidas del Estado. Creemos que nuestros parlamentarios deben rechazar este proyecto de ley, y exigir además la derogación del Título V de la Ley de Turismo N° 20.423. La primera prioridad de las áreas protegidas es proteger nuestra biodiversidad y ecosistemas y, en la medida de lo posible, sostener también distintos tipos de emprendimientos, NO al revés.

La ciudadanía debe estar muy atenta a la discusión de la ley que creará el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, que ya fue anunciado por la presidenta electa, puesto que en su versión actual contiene elementos en consonancia con lo aquí denunciado, como la “tercerización” de parques nacionales (artículo 27° del proyecto) y la radicación del nuevo servicio en un ministerio que, al menos en lo que a resoluciones de calificación ambiental se refiere, ha demostrado una lamentable permeabilidad al lobby empresarial y a las presiones políticas.

Según León Tolstoi “hay quienes cruzan el bosque y sólo ven leña para el fuego”. Siguiendo la misma lógica, en Chile hay quienes miran los parques nacionales y sólo ven “lucas” para alimentar sus negocios. Me parece que los chilenos ya estamos cansados de eso.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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