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Se puede crecer y pagar impuestos Opinión

Se puede crecer y pagar impuestos

Rafael Urriola U.
Por : Rafael Urriola U. Director Área Social Chile 21
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En Chile se creó un descomunal sistema de elusión de impuestos y de cortinas de humo para evitar pagarlos. Sería largo detallarlos, pero es el único país de la OCDE en que las empresas no pagan impuestos. Argumentar que esto subirá los costos es una falacia porque todas las empresas en el mundo pagan impuestos, salvo en Chile.


A fines del 2011, Henry Blodget, director del sitio electrónico The Business Insider, sitio líder de “negocios” de EE.UU., publicó un artículo analizando si en su país son realmente más altas las tasas impositivas de hoy que las del pasado. La pertinencia del tema para Chile estimula a retomar las reflexiones de ese artículo.

Ciertamente, nadie quiere pagar impuestos más altos. Los desacuerdos en el ámbito de los impuestos no vienen desde la Edad Media sino desde siempre. Los demócratas, inquietos por el déficit presupuestario, quieren aumentar los impuestos, que dicen que son demasiado bajos, especialmente los de los más ricos. Esta parece ser la opinión en Chile de la Nueva Mayoría y de varios otros.

Los republicanos, por el contrario, estiman que los impuestos son demasiado altos y que el déficit presupuestario –en el caso de Chile más que déficit se trata de ampliar los beneficios sociales– debiese ser enfrentado con recortes en otros gastos.

En el ámbito de los recortes, al igual que en EE.UU., la polémica es mayor porque, mientras algunos dirigen las miradas hacia gastos militares (al menos, en Chile, fue una de las propuestas que hizo el PRO en las anteriores elecciones), otros apuntan a gastos sociales, supuestamente “innecesarios”. De hecho, una de las torpes acciones del entonces ministro Joaquín Lavín en la administración Piñera fue “bucear” supuestos polizones entre los beneficiarios de subsidios para los pobres. Se gastaron algunas decenas de millones de dólares para revisar la ficha de protección social y, finalmente, no cambiaron los criterios anteriores, pero la gente sintió que se amenazaba a pequeños aportes que son útiles en los hogares.

Entonces, el debate de fondo es: ¿Los impuestos son demasiado bajos o demasiado altos? ¿Las altas tasas impositivas desestimulan el incentivo para trabajar y el crecimiento de la economía?

Blodget, basado en datos de la «Tax Foundation», examina lo sucedido a lo largo del siglo pasado en las tasas impositivas y el crecimiento. El hecho de tomar un ejemplo de largo plazo es justamente para evitar que se diga que el ministro Arenas “manipula cifras”, como lo señaló un diputado UDI.

Este análisis de Blodget, que en los 90 fue un analista financiero en Wall Street (después cuestionado), conduce a sorprendentes conclusiones.

Tasa máxima impositiva en EE.UU en el siglo XX: las tasas actuales de impuestos de EE.UU. son notoriamente bajas en relación con las tarifas medias del siglo pasado, especialmente para los más ricos. En la mayor parte del siglo, incluyendo algunas épocas de auge, el tope superior de las tasas de impuesto sobre la renta era mucho más alto que en la actualidad.

Contrariamente a lo que dicen los republicanos –afirma Blodget– las altas tasas de impuestos sobre los ricos no parecen afectar a la economía o hacer más perezosa a la gente. Durante los años 50 y principios de los 60, el tope superior de la tasa de impuesto a los ingresos fue sobre 90% y, desde 1929 a 2010, en el largo plazo la economía, así como la clase media y los mercados de valores florecieron.

La segunda gran pregunta es si la Reforma Tributaria de Michelle Bachelet 2014 está subiendo o bajando las tasas impositivas de las personas. Probablemente, al escuchar a la derecha, la gente imagina que se está extremando el alza impositiva y, en realidad, el único impuesto que se paga, el de segunda categoría, es decir, el impuesto a las personas, ¡BAJA! de 40 a 35%. Tanto es así, que hay severas críticas y opositores en la propia NM a esta baja, porque en el tramo del 40% se ubican sólo 28.000 personas que perciben más de 150 UTM, es decir, $6.220.350 mensuales.

[cita]En Chile se creó un descomunal sistema de elusión de impuestos y de cortinas de humo para evitar pagarlos. Sería largo detallarlos, pero es el único país de la OCDE en que las empresas no pagan impuestos. Argumentar que esto subirá los costos es una falacia porque todas las empresas en el mundo pagan impuestos, salvo en Chile.[/cita]

Si bien hay algunos impuestos que gravan el consumo, como el uso de contaminantes, las bebidas alcohólicas y con alta cantidad de azúcar, en realidad, el escándalo de la derecha por la Reforma Tributaria apunta a otro lado.

En Chile se creó un descomunal sistema de elusión de impuestos y de cortinas de humo para evitar pagarlos. Sería largo detallarlos, pero es el único país de la OCDE en que las empresas no pagan impuestos. Argumentar que esto subirá los costos es una falacia porque todas las empresas en el mundo pagan impuestos, salvo en Chile. A partir de 2018, se eliminará el Fondo de Utilidades Tributables (FUT), instrumento que funciona desde 1984 y que contiene las utilidades no retiradas de las compañías y que se utiliza como método de reinversión. Asimismo, hay empresas agrícolas, entre ellas las grandes madereras exportadoras, que pagan una cantidad ínfima por renta presunta y no por resultados contables, etc.

En suma, no se ha subido el tope máximo impositivo sino que el más importante aporte de la Reforma Tributaria 2014 es transparentar el pago real de algunos impuestos, eliminar ventajas inaceptables creadas en otro contexto económico; la mayoría de las excepciones fueron creadas con ánimo de protección o subvención temporal y se han quedado como permanentes. ¿Si Estados Unidos –por lo demás, paradigma de muchos de los detractores de la Reforma– ha vivido más de 100 años con impuestos superiores, por qué Chile no podría subsistir?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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