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Una palabra para meditar: Causa

Jaime Sierra
Por : Jaime Sierra Ingeniero E. Industrial
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A los chilenos nos gusta batir récords y ostentarlos. ¿No sería pues hermoso tener un récord en causas apoyadas? No se hace justicia, ecología, verdad, sólo en abstracto, en grande, en “macro”, como gusta a algunos. Se hace como los edificios, con planos generales, pero poniendo los ladrillos uno por uno. Tareas chicas, anónimas, nobles, integradoras y salvadoras. Búscalas, hay muchas causas y organizaciones en la red dedicadas a salvar al planeta y a la humanidad.


A menudo, intento difundir en las redes sociales, sin mayor éxito, causas que otros seres humanos hacen suyas y publican, para que los «amigos» de estos lares también se las apropien, aunque sea por el tiempo que se demoran en leerlas, poner su «firma» (o sea, su nombre) y poner “enviar”.

Lamentablemente, muchos no tienen ese tiempo. Están demasiado ocupados en difundir la palabra de Dios, en subir o divulgar chistes o situaciones divertidas, en exhibir a sus familias (las mismas que sufrirán después por no apoyar tales causas) o, simplemente, en inflarse el ego, para lo cual algunos son incansables. O están ocupados en otras causas o tareas «más cercanas, más aterrizadas», como la justicia hacia los pueblos originarios, la contaminación de Ventanas, la minería contaminante, la salud y educación ineficientes y dispares, los robos vía Isapres y AFP, etc., así como otras cuyo mayor mérito es ser mediáticas. Casi la totalidad de ellas también son mías, sobre todo las que afectan a nuestra patria y a nuestro continente, las que tienen que ver con la pobreza, la verdad, la guerra, el abuso de gente sobre gente, de pueblos contra pueblos. Pero esas no son las únicas. Aunque sean poderosas, hay cientos, miles de otras, también necesarias, y debe haber aún más. Es una pena, pero es revelador, que la gran mayoría no se interese por lo que (cree) no le toca directamente o por aquello que (cree) no es «social» o político, cuando en realidad todo lo es. Nos toca, o nos tocará, tarde o temprano, que devasten las selvas, en cualquier parte del mundo, que asesinen monos o elefantes, que se ejerza la crueldad, contra cualquier ser vivo, que maten a un gato impunemente en Argentina, tal como que invadan Gaza y asesinen a sus niños o que violen niñas en India, o que las policías abusen de su poder dondequiera.

[cita]A los chilenos nos gusta batir récords y ostentarlos. ¿No sería, pues, hermoso tener un récord en causas apoyadas? No se hace justicia, ecología, verdad, sólo en abstracto, en grande, en “macro”, como gusta a algunos. Se hace como los edificios, con planos generales, pero poniendo los ladrillos uno por uno. Tareas chicas, anónimas, nobles, integradoras y salvadoras. Búscalas, hay muchas causas y organizaciones en la red dedicadas a salvar al planeta y a la humanidad.[/cita]

Creerse más intelectual o superior a los otros por demostrar esos más sensibilidades, ignorar muchas causas por calificarlas como superfluas, poco aterrizadas o inconscientes, sólo habla de las limitaciones propias. Estamos en un mundo casi totalmente imperfecto, del que cada día se apodera más y más la crueldad, la injusticia, la mentira, en síntesis, lo que antes se llamaba “el mal”. Se requiere entonces redoblar, multiplicar los esfuerzos personales y provocar sinergias, incoando causas o haciéndonos parte de aquellas a las que, con justicia, llaman otros, incluso si significa ir contra nuestros, ya no acariciados sino que casi masturbados, egos.

Si es verdad lo que dijo Francis Thompson en su poema ‘The Mistress Of Vision’: “… No puedes agitar una flor sin perturbar a una estrella”, también es cierto que dejar de actuar cuando se debe hacerlo, perturba al cosmos completo. (Hasta a Dios, para los creyentes, que se estremece al ver la indolencia de algunos).

A los chilenos nos gusta batir récords y ostentarlos. ¿No sería pues hermoso tener un récord en causas apoyadas? No se hace justicia, ecología, verdad, sólo en abstracto, en grande, en “macro”, como gusta a algunos. Se hace como los edificios, con planos generales, pero poniendo los ladrillos uno por uno. Tareas chicas, anónimas, nobles, integradoras y salvadoras. Búscalas, hay muchas causas y organizaciones en la red dedicadas a salvar al planeta y a la humanidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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