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El Político Más Poderoso de Chile

Cuando se habla del “caso Cascadas”, el 99 por ciento de los chilenos piensa que se trata de algunos operadores financieros que hicieron ganancias indebidas comprando o vendiendo acciones de las Cascadas y que fueron sorprendidos por la Superintendencia. Pero la verdad es otra: el Presidente de la República de la época quería ganar más dinero y presionar al controlador de las Cascadas, Julio Ponce, para que las fusionara, y así hacer esa ganancia.


El semanario “Qué Pasa”, caracterizado por sus recientes aciertos periodísticos, anuncia en su edición del viernes: “La UDI se arrima a Piñera”.

Es que, en medio del tsunami que ha sufrido ese partido como secuela del terremoto en el grupo Penta, su principal aportante económico, se ha quedado sin recursos para sostener su estructura partidaria. Entretanto, se ha erigido en el principal operador político dentro de la colectividad el ex ministro del Interior y primo hermano de Sebastián Piñera, Andrés Chadwick, quien a la vez preside la Fundación “Avanza Chile”, formada por el ex mandatario para garantizar su continuada presencia en el escenario político. A la misma pertenece también su ex ministra Cecilia Pérez, activa en los medios de comunicación en la defensa de la imagen del ex mandatario y que ha anunciado para marzo de 2016 la decisión acerca de si éste será o no candidato en la próxima elección presidencial de 2017, anuncio cuyo contenido todo el país conoce de antemano. Si Chadwick es la mano derecha política de Piñera, Cecilia Pérez es su mano izquierda, la cual no deja de ser importante, puesto que Sebastián es zurdo.

En medio del clima de crisis política que vive el país, provocado por las conductas de personas de gobierno, parlamentarios y dirigentes partidistas, de sus familiares (usados por ellos), y de algunos empresarios, la UDI ha quedado a la deriva y sin liderazgos propios, debido a la atmósfera de desprestigio que le generó el caso Penta.

Yo le anuncié a ese partido hace seis años que precisamente eso le sucedería si adhería a la candidatura presidencial de Piñera, que había sido su peor enemigo desde el instante mismo en que empezó a regir la plena democracia prevista en el articulado permanente de la Constitución. Incluso le pronostiqué a dicha colectividad una “toma de control hostil” del partido por parte de Piñera, una vez desarticulado por haberse arrimado a su mala sombra en 2009. Pero no preví que la crisis iba a derivar de la ayuda que recibía de sus militantes más acomodados, eso es verdad. Sea como fuere, ello la ha llevado a una situación desesperada y, como el mismo “Qué Pasa” escribe ayer: “…cada vez cobra más fuerza la posibilidad de que la UDI apoye tempranamente una segunda candidatura de Sebastián Piñera. Así lo han hecho saber parlamentarios y dirigentes de la UDI, incluso algunos que en el gobierno pasado no fueron cercanos al ex mandatario”.

“Poderoso caballero es don Dinero”. “Primum vívere, deinde philosophari” («primero hay que vivir, después filosofar»).

Pero no quería hoy comentar el caso de la UDI, salvo para poner de relieve el poder político que ha adquirido Sebastián Piñera. Este deriva de tres condiciones personales suyas: ser poseedor de una gran fortuna, la cual está dispuesto a emplear a fondo en su propio beneficio político; tener una ambición de ganancia, poder y figuración que no repara en medios para conseguirlos; y estar dotado de una gran audacia.

Eso explica situaciones insólitas, como la que se presentó el jueves en la Cámara de Diputados, cuando se trataba de aprobar el informe de la comisión investigadora del “caso Cascadas”. Los escuderos de Piñera en dicha comisión, por una inadvertencia, no actuaron a tiempo para frustrar un dictamen desfavorable de la misma para su mandante, pues el informe final presentado a la sala dijo: “No es posible para esta comisión determinar con absoluta certeza si Sebastián Piñera cumplió o no con su deber público de abstención de involucrarse en negocios privados de su interés en su calidad de Presidente a la fecha de los hechos investigados”. Y eso era inadmisible para el así aludido.

Pues este párrafo daba fuerza a la afirmación fundamental del principal investigado en el “caso Cascadas”, Julio Ponce, que recibió toda suerte de presiones de parte de Piñera, accionista de las sociedades Cascadas, para fusionarlas, lo que le generaría a éste una ganancia de capital. Dicha afirmación de Ponce fue: “Si el Presidente no hubiera sido accionista de las Cascadas, no habría habido caso Cascadas”.

Entonces el ex Presidente no podía permitir que la Cámara, controlada por la Nueva Mayoría, aprobara el informe de la comisión que puso en duda su cumplimiento de su deber de abstención. ¿Y qué hizo? Yo no sé lo que hizo, aunque lo sospeche, pero ganó la votación siendo su sector una minoría, y el informe fue rechazado por 41 votos en contra, versus 31 a favor y 14 abstenciones. El diputado socialista Juan Luis Castro comentó en “El Mercurio” de 17.04.15: “Es bochornoso, porque donde había una mayoría clara y argumentos para haber aprobado (el informe de) la comisión, me parece insólito que se encuentre con un revés en la sala. Lo que significa que hubo parlamentarios de la Nueva Mayoría que no acompañaron la votación de sus propios representantes en la comisión”.

Obvio: recibieron una oferta que no pudieron rechazar, y votaron en favor de Piñera. Es una historia conocida. Durante el gobierno de éste, el diputado Jorge Burgos presidía la comisión investigadora de su compra de acciones LAN con información privilegiada y tenía mayoría de cinco concertacionistas versus tres aliancistas, pero al poner en votación la medida de pedir la grabación de la voz que ordenó la compra a Banchile Corredores, voz que todo el mundo iba a reconocer, se encontró con la sorpresa de que la medida fue rechazada por cinco a tres. Es que estaba lidiando con un político poderoso y audaz, al punto de que al menos dos parlamentarios del bando de Burgos recibieron un ofrecimiento que no pudieron rechazar, y entonces el objetivo de esa comisión investigadora también se frustró, tal como ahora el de esta otra, del caso Cascadas. El diputado Castro habló de “humillación insólita” y del peligro de quiebre de la coalición gobernante. Es que no sabía con quién estaba tratando.

Cuando se habla del “caso Cascadas”, el 99 por ciento de los chilenos piensa que se trata de algunos operadores financieros que hicieron ganancias indebidas comprando o vendiendo acciones de las Cascadas y que fueron sorprendidos por la Superintendencia. Pero la verdad es otra: el Presidente de la República de la época quería ganar más dinero y presionar al controlador de las Cascadas, Julio Ponce, para que las fusionara, y así hacer esa ganancia. La corredora Moneda, que administraba las acciones pertenecientes al Presidente, instó a la Superintendencia a investigar las transacciones de Ponce. Esto no lo digo yo, lo dice un ex funcionario de Piñera, docente de la UC, Martín Larraín, en “La Segunda” del 17.03.15: “Una administradora de fondos, Moneda, hizo las primeras denuncias por el caso Cascadas. Dicho de otra forma, estos casos los han levantado los inversionistas, no la autoridad. Y ellos han ejercido presión por sanciones cada vez más severas”.

¿Qué le decía Pedro Pablo Gutiérrez, de Moneda, a Julio Ponce en agosto de 2013? Que le pasarían “una multa monstruosa de cien millones de dólares, salvo que hubiese fusión”. Esto lo reveló Ponce en “El Mostrador” el 12 de marzo de 2014 y no ha sido desmentido. Y también dijo que el abogado Darío Calderón le refirió una conversación con el Presidente en que éste le dijo: “Encárgate tú de la fusión, que yo me encargo de la Super”. Calderón nunca ha desmentido esto en más de un año. Y también Ponce reveló que el director Patricio Phillips, de las Cascadas, había hablado con el subsecretario de Hacienda de Piñera, Julio Dittborn, y éste le había relatado que en una reunión del comité político en La Moneda, a la que concurrió como subrogante del titular de Hacienda, el Presidente le preguntó en qué iba el tema de la fusión de las Cascadas. Después que esto se publicó, Dittborn y todos los demás que estaban ese día en el comité político declararon que nunca se había hablado ahí de las Cascadas. Fue como en la URSS, donde borraban de las fotos oficiales las imágenes que no les convenían.

¿Cuál es la conclusión? Que hay un político muy poderoso, que siempre se sale con la suya, y está listo para volver al poder, dado que hoy tenemos un gobierno que marcha contra el sentido de la historia y pretende regresar a un socialismo real, desmantelando la estructura de la economía libre que legó el Gobierno Militar y nos llevó desde el vagón de cola de las naciones subdesarrolladas, donde estábamos en 1973, al primer lugar del hemisferio y a una sociedad libre que todos quieren imitar. Y está más que claro que la gran mayoría no desea esa regresión. Cualquier encuesta lo demuestra.

Por consiguiente, en 2018, o antes, si prospera la proposición de adelantar las elecciones, la mayoría va a votar por cualquiera que se ofrezca a detener el desastre general que ha desatado este gobierno. «La Moneda está ahí». ¿Y quién va a ser el depositario de ese apoyo electoral? No se ve a nadie, salvo al político más poderoso de Chile, cuya fortuna, cuya ambición y cuya audacia lo convierten en el heredero natural del poder después del desastre de Bachelet. El único que, gracias a su audacia infinita, ha flotado por sobre el escándalo, aunque figure su Fundación Futuro recibiendo, a través de Hugo Bravo, $50 millones de Penta; aunque aparezca un forward suyo con CB por otros $50 millones y aunque aparezcan facturas de su firma Bancorp, por más de $300 millones por «asesorías» a SQM en plena campaña presidencial. Nada de ello es presentado con escándalo en la prensa, como en el caso de los $20 millones de Velasco o los $45 millones de Ominami, ambos, a diferencia de Piñera, acosados por periodistas inquisitivos, que no se atreven siquiera a plantearle el tema al político más poderoso de Chile. Éste también libre de ser públicamente crucificado por Yerko Puchento y otros Savonarolas a la violeta que predican en el medio local. Es que goza en todas partes, salvo en este insobornable blog, de un manto de protección general.

Todo lo demás lo tiene perfectamente controlado el político más poderoso de Chile, tanto como las comisiones investigadoras o la sala de la Cámara o los restos náufragos de la UDI y, en breve, la conducción de RN y el manejo de los medios y los políticos que le permiten su fortuna, su ambición y su audacia, en un país que tiene desde hace mucho tiempo quebrado su espinazo moral.

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