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Ciudad, urbanismo y seguridad


La Seguridad Ciudadana es la arista de la seguridad que más influye en la determinación de la calidad de vida de los vecinos. Está comprobado que por ejemplo el impacto en la población de un atentado terrorista, en cuanto a la percepción de seguridad, es menor al que se genera por un aumento continuo de asaltos en el sector. A los ciudadanos les afecta más lo que ocurre en su entorno, la llamada delincuencia común, aquella que les afecta directamente y es la que condiciona finalmente si perciben un entorno como seguro o no.

El urbanismo entendido como el espacio público en el que interactuamos como sociedad, es gravitante en la determinación de la calidad de vida en las ciudades y especialmente en la percepción de seguridad. Así por ejemplo la movilidad, la entretención, los servicios y por supuesto que la seguridad pueden facilitarse o muy  por el contrario dificultarse según como estén diseñados los barrios, las plazas, los estacionamientos, los parques y tan importante como el diseño, la utilización que a su vez, éstos permitan a consecuencia de su diseño.

[cita] Quienes propugnamos un orden urbano que genere seguridad, formulamos votos para que dentro de la ecuación que en estos momentos se discute, referente a cómo mejorar la percepción de seguridad, se incorpore como elemento esencial, el diseño urbano que le estamos dando a nuestras comunas.[/cita]

Hoy con una sensación de inseguridad enquistada, debemos preguntarnos qué y cómo debemos cambiar para revertir dicha sensación. Aparece así una conclusión generalmente aceptada, cuáles que la seguridad, tal cual la queremos hoy en día, no es sólo el resultado de la actuación de las policías, sino que de otros agentes del Estado también. En ello el marco urbano es tremendamente relevante, ya que ciertas condiciones de diseño son más propicias que otras en la generación de espacios percibidos por los ciudadanos como inseguros. Ejemplos en Santiago tenemos varios, plazas, pasajes, rincones ciegos, que obedeciendo a otros criterios –cuando la delincuencia no campeaba en la ciudad- no fueron diseñados siguiendo lineamientos que minimizaran la ocurrencia de incivilidades.

El ambiente circundante, qué duda cabe, condiciona la seguridad, es muy distinta la sensación al caminar por un Paseo Ahumada a media luz y atestado de comercio ambulante que uno iluminado y despejado. En consecuencia al detectar los influjos negativos podrán hacerse propuestas para combatirlos y preventivamente eliminarlos.

Quienes propugnamos un orden urbano que genere seguridad, formulamos votos para que dentro de la ecuación que en estos momentos se discute, referente a cómo mejorar la percepción de seguridad, se incorpore como elemento esencial, el diseño urbano que le estamos dando a nuestras comunas. Los Municipios por su parte, como coadyudantes en materia de seguridad  tienen como misión en promover espacios urbanos seguros y para ello basta con las facultades que hoy detentan.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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