Publicidad

Municipales 2016


Pronto a materializarse se encuentra la propuesta legal de adelantar una semana las elecciones municipales del 2016. Iniciativa que surge luego de que se cayera en cuenta de que el día domingo 30 de octubre, fecha legal para la realización de los comicios, sería precedido por dos feriados consecutivos, el de las Iglesias Evangélicas y el de Todos los Santos. Lo que hizo vaticinar que, de no adelantarse la elección, el fin de semana largo incidiría fuertemente en la ya habitual abstención electoral.

En las municipales de 1992 sufragó a nivel nacional cerca de un 80% del padrón, cifra que bajó a alrededor de un 58% el año 2008, para caer a un número parecido al 40% el 2012, tras la implementación de la voluntariedad del sufragio. Asimismo, durante los últimos años ha aumentado exponencialmente la percepción de corrupción que tiene la ciudadanía en los municipios, situando a los Gobiernos Locales y a la Cámara de Diputados como los punteros en materia de percepción asociada a hechos de corruptela.

[cita] Con este nada de alentador panorama nos encontramos los que, a pesar de todo, no renunciamos a lo público y pretendemos ser candidatos. Los más optimistas pronostican este 2016 una participación no mayor al 30% del padrón, y nada hace avizorar que el ambiente hostil hacia la política y los políticos disminuya. De seguro continuará con una ciudadanía predispuesta a someter al candidato al escarnio público –pagando muchas veces por pecados ajenos– por el sólo hecho de competir por algún sillón edilicio, ya sea para alcalde o concejal. [/cita]

No se ve que el escenario vaya a mejorar, de un tiempo a esta parte ha costado sacar a la política de las páginas de tribunales de la prensa. Frente a hechos como los por todos conocidos, la ciudadanía generalmente no distingue “y mete a todos al  mismo saco”, escuchándose fuerte el “son todos corruptos”. Casos como el de la Basura, Caval y el financiamiento irregular de la política, por la gravedad de los hechos, generan aún mayor desafección hacia la política.

Con este nada de alentador panorama nos encontramos los que, a pesar de todo, no renunciamos a lo público y pretendemos ser candidatos. Los más optimistas pronostican este 2016 una participación no mayor al 30% del padrón, y nada hace avizorar que el ambiente hostil hacia la política y los políticos disminuya. De seguro continuará con una ciudadanía predispuesta a someter al candidato al escarnio público –pagando muchas veces por pecados ajenos– por el sólo hecho de competir por algún sillón edilicio, ya sea para alcalde o concejal.

En las circunstancias actuales no todo es negativo. A río revuelto, ganancia de las ideas, proyectos y visiones. Con una ciudadanía demandante e hiperconectada, es el momento  para que el debate de las diferentes miradas y la transparencia primen en las campañas, por sobre las descalificaciones y guerras callejeras entre bandos contrarios. Debemos preocuparnos de generar los espacios para poder informar al electorado y que sean las visiones contrapuestas, de ciudad, de modelos de gestión, de seguridad, educación y salud, las que convoquen y congreguen a los vecinos en las urnas.

El verdadero empoderamiento vecinal se materializa en el voto ejercido por un ciudadano informado. El fácil “no estoy ni ahí, yo no voto”, debe quedar en el pasado. En Santiago al menos, estos últimos tres años, para bien o para mal, ningún vecino puede afirmar que le ha resultado inocua la gestión que ha tenido la municipalidad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias