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A propósito de los dichos de Ottone

Por: Nelson Vergara Bórquez, Antropólogo


Señor Director:

El ponderado y muy cuerdo Señor Ottone, creo, esta vez, ha excedido un poco el entusiasmo para defender a su sector, al tratar de ignorantes a los estudiantes.

Existen los capitalismos, es cierto. ¿Y cómo puede llamarse el dejar la educación, salud y previsión en manos del mercado y no instaladas como derecho; que producción y crecimiento actual se desplieguen sin importar costos humanos o medioambientales – contaminación del agua, aire, tierra, deforestación, etc.-; y siguiendo a Friedman sin «beneficios generales para la vejez” y como el Sr. abomina de “ley de salario mínimo”, a lo más, contradecirle con uno capaz de solventar pocos kilos de pan y un par de pasajes en micro al día , etc.? O, ¿dónde con desparpajo campean las integraciones verticales, el uso de información privilegiada y los oligopolios que encapsulan y explotan descaradamente a las Pymes o se cartelizan para defender nichos comerciales y/o estafar a la ciudadanía? Entonces, a lo menos se le podrá llamar «economía de casino».
Pues se concibe como riqueza el ir y venir de papeles bursátiles – cuyo valor ficticio cuadruplica la masa monetaria mundial existente -; el estado chileno a través, de una suerte de utilidad garantizada por ley, vía la UF, impide la desvalorización del dinero que prestan los “dueños” del capital financiero, o garantiza créditos con su aval (Fogape-Fogain) dejando libre la tasa a cobrar por los bancos; los fondos ajenos manejados por las AFP, sin responsabilidad alguna por la apuesta, los juegan en mesas de dinero y bolsas de comercio, con pérdidas para los cotizantes de hasta US$ 25.000.000.- el año 2008; o donde se incentiva un consumismo solventado a través del endeudamiento masivo y, no pocas veces, con créditos de tarjeta a tasas de prestamistas.
Y además, a quienes tienen autonomía de pensamiento y escriben así como lo hago, se les tilda de resentidos o comunistas. Señor Ottone, el modelito Chicago, produjo en Chile un cambio cultural que trajo aparejado una forma de ver y estar en el mundo.

Qué pena que los “jóvenes ignorantes” no entiendan qué es el Neoliberalismo. Pero más lamentable es que en 25 años de gobierno, la centroizquierda, no se haya preocupado de fomentar en las universidades el término de la instrucción profesionalizante heredada de la dictadura, reemplazándola por la «formación de personas» valoricamente consistentes y ciudadanos despiertos ante la demagogia y los abusos corporativos. Así, seguro los jóvenes sabrían mucho acerca del tema. Menos mal, Señor Ottone, que de manera práctica sí aprendieron que la educación como negocio es una estafa.

Nelson Vergara Bórquez, Antropólogo

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