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Protección de la infancia: discursos políticos disfrazados de buenas intenciones

Por: Miguel Iglesias, director Programa Abrázame y Marlene Torrealba, coordinadora programa Abrázame


Señor Director: 

Hace un par de días fue el día internacional de la lucha contra el maltrato infantil, qué paradójico puede llegar a sonar esto cuando por estos días muere una niña en el Sename, fallece otro menor porque el egoísmo de este país le negó un corazón, cierra un centro de menores en Puerto Montt por infraestructura deficiente y nos enteramos que el presupuesto para la ejecución de una serie de residencias en las que los menores del Sename pudieran ser tratados fueron utilizados para otros fines a los entregados. ¿Qué acaso esto no es maltratar sistemáticamente a nuestros niños? Claramente como país les hemos y les estamos fallando.
Y es que Chile carece de una ley integral que proteja los derechos de los niños, incluido el derecho a la vida. ¿Cómo es posible que tengamos que ser espectadores pasivos de la muerte de un pequeño porque no hay un donante? Y es que en eso nos hemos convertido: en espectadores de un país maltratador, donde todos somos responsables al no lograr convencer a nuestras autoridades de crear un organismo de Defensa de la Infancia, que sea autónomo y que cuente con recursos suficientes para poder investigar, defender, fiscalizar y proponer leyes que busquen fortalecer los derechos de la infancia.

Pero la falta de voluntad política frente a una responsabilidad propia del Estado ha dejado en los discursos políticos disfrazados de buenas intenciones algo que debiera ser el pilar fundamental de esta sociedad: nuestros niños, su protección, su defensa, su resguardo. Pero no hay recursos para la infancia. Y aquí viene otra paradoja, un país miembro de la OCDE, que cuenta con recursos para primarias, campañas políticas, bonos marzo, bodas de oro y por hijo! En qué mundo vivimos, cómo somos capaces de dar un bono por hijo, sin antes destinar esos recursos para que ese hijo crezca, tenga educación, salud, justicia, bienestar, un hogar, amor. Estamos mal enfocados si nuestros recursos están destinados a cómo vivimos (solución de un problema) y no a cómo queremos vivir (prevención en edad temprana).

Hoy los consumidores tienen un sistema que los resguarda mucho más de lo que nosotros protegemos a nuestros niños. Qué triste ver la realidad de un país que rinde culto al consumismo y no a quienes son su «principal capital»: la infancia.
Ya es sabido que el maltrato o vulneración de derechos ocurrido en la infancia acompaña a ese ser durante toda su vida.

¿Estamos dispuestos a cargar con eso o nos hacemos cargo a través de una ley que sea capaz de fortalecer los derechos de la infancia y resguardar sus derechos fundamentales? Pues bien llevamos en esto más de 20 años y aún no hemos hecho nada, dónde están las autoridades, los candidatos, los panfletarios, populistas, pro familia… en ninguna parte. Hoy el poder ciudadano es el que está exigiendo una reivindicación de la infancia y somos nosotros los que lo lograremos porque quienes tienen la responsabilidad de hacerlo prefieren cortar cintas, salir en cámara, recibir aportes truchos para seguir en el poder, pero sin hacerse cargo de lo que debe: legislar y discutir con altura de miras proyectos tan fundamentales como el Proyecto de ley de Protección de la Infancia.

Por otra parte, a diferencia de nuestras autoridades, quienes supuestamente deberían estar liderando mejoras para esta sociedad, pero han demostrado su enorme deficiencia respecto a llegar a acuerdos y generar políticas públicas robustas que vayan en sintonía de la creación de un mejor país y mejores individuos, que sean felices, que crezcan sanos, lejos del abandono, de la violencia, de la soledad y desprotección, existe un enorme número de chilenos que sí cree que la protección de la infancia es una gran deuda y además es el camino a invertir para crear una sociedad mejor. En Programa Abrázame ya somos más de 13 mil voluntarios distribuidos en todo Chile trabajando por la infancia, abriendo los espacios que debería diseñar la autoridad competente o quizás las varias comisiones de familia e infancia que pululan por los salones del Congreso.

Que existan más de 13 voluntarios trabajando por la infancia es un signo de que miles entendemos que la infancia es responsabilidad de todas, de todos y que hacen falta espacios y recursos, como también voluntad del Estado, porque lo único que tenemos en la actualidad, es el amor de los ciudadanos por sus raíces y futuro, y ésta es una lectura que la clase política no es capaz de leer.

Miguel Iglesias, director Programa Abrázame y Marlene Torrealba, coordinadora programa Abrázame

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