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¿Por qué no depositar los fondos para las Fuerzas Armadas como se hace con los fondos de pensiones de las AFP? Opinión

¿Por qué no depositar los fondos para las Fuerzas Armadas como se hace con los fondos de pensiones de las AFP?

Ricardo Hormazábal
Por : Ricardo Hormazábal Ex senador DC. Ex presidente PDC
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Las propuestas del gobierno que termina y las del que viene, mantienen la injustica y solo ofrecen mejoras a 40 años plazo. Las que hemos planteado son inmediatas. Al mes siguiente de aprobarse la ley de cuórum calificado, las pensiones subirían entre un 50 y un 100 por ciento y se recuperaría la libre decisión de los chilenos en este ámbito.


Parto por señalar que soy absolutamente contrario a tratar los recursos destinados a las Fuerzas Armadas, y policías incluidas, en la forma en que lo hacen las AFP, porque los valores y objetivos de la Seguridad Nacional son lesionados gravemente por las administradoras de fondos de pensiones.

Pregunto: ¿estarían los chilenos disponibles para administrar los Fondos para la Defensa nacional en un sistema como el de los fondos de pensiones de las AFP? Estoy seguro que una abrumadora mayoría, transversal políticamente, lo rechazaría, a pesar de los gravísimos delitos cometidos por uniformados y civiles que han puesto de relieve lo nefasto del sistema actual, con un autocontrol irreal y una supervisión civil inadecuada. Pero creo que la Seguridad Nacional del país es una responsabilidad, necesidad y una obligación de todos los habitantes y debe ser preservada con conciencia cívica, cultura democrática y mediante recursos suficientes, pero establecidos en el Presupuesto Nacional y sometidos a un efectivo control democrático.

La Seguridad Nacional hay que priorizarla porque protege la vida, la libertad, la soberanía nacional y los bienes de nosotros, los habitantes. ¿Y por qué la vida, la libertad y los bienes de los ciudadanos civiles NO son protegidos en la previsión social como sí lo son los de los uniformados?

Ha sido una extraña alianza, entre el integrismo neoliberal y sectores políticos cooptados, la que ha permitido esta contradicción vital y tan dramáticamente dolorosa para millones de chilenos. Pero no solo en el precioso ámbito de los valores espirituales, históricos y doctrinarios del Chile histórico el sistema de AFP es un fracaso. Lo es también en el “sacrosanto” mercado.

En un país en que cuesta creer en algo o en alguien, muchos lectores se preguntarán: ¿cuál es la fuente que usa este señor para afirmaciones tan drásticas? En estos días es El Mercurio, defensor  del sistema de AFP, el que publica en la portada (07.02. 2018) una noticia  indicando que las tasas de interés de las rentas vitalicias promediaron 2,48% el 2017, el que sería su nivel histórico más bajo. Estoy seguro que muchos lectores pasaron de largo. Pero en la página B 2 aparece la referencia a las jubilaciones. En ella se informa que “por este fenómeno, los montos de las jubilaciones han disminuido casi 10% en la última década”, según declara una experta pro AFP y alta funcionaria en el Ministerio del Trabajo en el anterior Gobierno de Sebastián Piñera, la señora Mónica Titze. Es decir, las Pensiones de Rentas Vitalicias pactadas mantienen su valor en UF, pero todos los que se han pensionado en esta modalidad hace poco, se pensionen ahora o en el futuro, tendrán que pagar más por pensiones más bajas.

En Chile hay más de 400 mil pensionados en esta modalidad. El año 2017, 37 mil personas contrataron pensiones de este tipo, percibiendo una pensión en UF 10% inferior a la que habrían obtenido hace 10 años. Adicionalmente, como las grandes Compañías de Seguros se han comprado a casi todas las AFP, la dudosa competencia entre estas y las Compañías de Seguros por una mejor pensión para el afiliado se hace aún menos viable

En la modalidad de Retiro Programado, que es propia de las AFP, la baja de pensiones es de su naturaleza, ya que no se agregan imposiciones, las ganancias son pocas y el pago de pensiones disminuye inevitablemente los fondos. Cada año, más de  un millón y medio de personas lo vive en carne propia, fenómeno agravado por las malas decisiones de las autoridades políticas y administrativas que, entre otros temas, permiten a las AFP usar estimaciones de longevidad excesivas, hasta los 108 años, otra deficiencia en un sistema intrínsicamente perverso. En los últimos 5 años han bajado cerca del 20%.

El tema es Político, así con mayúsculas. Entonces, ¿cómo viene la mano con el nuevo Gobierno en pensiones? En declaraciones del ex y futuro ministro Felipe Larraín, hechas en agosto del 2016, afirma respecto a las bajas pensiones: «El problema es que vivimos mucho». O sea, ¿las mejoras en nuestra calidad de vida son perjudiciales? Vivimos más, es cierto, por eso los países civilizados, con gobiernos de derecha, centro o izquierda, tienen Sistemas de Seguridad Social, que se van adaptando solidariamente a los cambios demográficos. Las dificultades NO las resuelve el mercado, al contrario, este instrumento las agudiza.

El Mercurio del 08.02.2018 tiene en su primera página el siguiente titular: “Fondos de Pensiones más riesgosos pierden en tres días un tercio de lo ganado en enero”. En el primer mes del año, el Fondo A rentó 3,9%, su mejor resultado en 12  años, pero en 3 días de febrero ya había retrocedido 1,4%. Un observador común diría ¿cómo es posible?, si casi todos los medios de comunicación hablan de los excelentes pronósticos para la economía chilena, desde este año en adelante. El Mercurio nos indica que la razón hay que encontrarla en la Bolsa de Nueva York, que sufrió una gran caída, a pesar de tener a Trump al mando del gobierno de USA. Como era de esperar en este mundo globalizado, la Bolsa de Nueva York provocó caídas en las bolsas de varios países, incluido Chile. Los expertos financieros consultados sostienen que habrá recuperación en el futuro, pero será más lento que la baja, como siempre.

Pero ¿está afectado solo al Fondo A, el más riesgoso? Nuestra fuente citada nos dice que no. Que el Fondo B, poco menos riesgoso, perdió entre el 1 y el 5 de febrero un tercio de lo ganado el mes anterior. Veamos entonces el E, que es muy conservador, según los especuladores: perdió casi el 50% de lo ganado en enero. Los fondos son una montaña o ruleta rusa.

[cita tipo=»destaque»]En resumen, las propuestas del Gobierno que termina y las del que viene, mantienen la injustica y solo ofrecen mejoras a 40 años plazo. Las que hemos planteado son inmediatas. Al mes siguiente de aprobarse la ley de cuórum calificado, las pensiones subirían entre un 50 y un 100 por ciento y se recuperaría la libre decisión de los chilenos en este ámbito.[/cita]

Está el hecho de que el futuro  Gobierno es claramente defensor del sistema de AFP, apoyado en el 54% de los que concurrieron a votar. Pero ellos representan solo el 26% de los que tenían derecho a hacerlo. No discuto su legitimidad  política, solo resalto que representa a un cuarto de los chilenos con derecho a voto. Asimismo, todas las fuerzas opositoras no superan el 25% real.

¿Estarán dispuesto más del 50% de los chilenos que no votaron, más una parte de los que sí lo hicieron, a seguir manteniendo en peligro la vida, la libertad y los bienes de los habitantes, al menos por 40 años más? Creo que no.

Piñera prometió incorporar una cotización patronal del 4%, pero gradual, 1% por año, desde un futuro indefinido, ya que depende de que se apruebe la ley, que se manejará por las mismas AFP, con los mecanismos de mercado cuyos hitos peligrosos hemos constatado en varias oportunidades. Si se hiciera ese mayor aporte de una sola vez, las pensiones podrían mejorar en cerca de un 30% para los que jubilen, en 40 años más; en la forma prometida, demorará más aún.

Veamos un ejemplo concreto. Las pensiones de Retiro Programado son, a diciembre del año 2017, 628 mil con un monto promedio de $135 mil mensuales. Si el trabajador y su empleador estuvieran cotizando activamente por 40 años, su pensión podría incrementarse en unos $54 mil pesos mensuales, es decir, la pensión sería de $189 mil mensuales, dos tercios del actual salario mínimo. Ah, los datos duros indican que los afiliados solo cotizan un 60% de su vida laboral, de modo que ese ejemplo ya choca con otros antecedentes que empeoran el futuro.

Si convertimos la lucha contra las AFP en una campaña nacional, transversal, unitaria, ciudadana, pacífica, dialogante y tolerante, podemos obligar al Gobierno a realizar cambios que no quiere, al igual que lo hicimos con la Nueva Mayoría. Recordemos que por la fuerza de las movilizaciones del año 2016, el Gobierno de la Presidenta Bachelet levantó la cortina del debate que ella había cerrado con el apoyo del PC, la DC, el PS, el PR, el PPD y el silencio de los sindicatos  tradicionales.

Análisis de algunas propuestas:

A.- Profundamente equivocada

Expropiar las AFP.  No es posible ni es necesario.  Las razones son contundentes:

1.- Por la correlación de fuerzas políticas en Chile, muy favorable a los grupos económicos.

2.- Por las presiones internacionales, ya que casi todas las AFP pertenecen a capitales de USA.

3.- Por el manejo brutal de los medios de comunicación, las AFP crean confusión en los afiliados.

4.- Por las declaraciones y acciones equivocadas de algunos dirigentes,  que solo sirvieron a las AFP.

5.- La ausencia, por crisis internas, de las cúpulas sindicales:

6.- Porque sería una tontera pagar esos costos cuando NO es necesario para el cambio.

El mayor patrimonio de las AFP lo constituimos nosotros, los afiliados. Basta que se nos devuelva el derecho a optar, como lo plantea el Instituto Nacional de Derechos Humanos y lo permiten las normas constitucionales nacionales y pactos internacionales.

B.- Las tareas posibles

1.- Derecho de elegir entre AFP y sistema público

Las AFP deben ser reemplazadas para los que, por decisión libre e informada, quieran integrarse al  sistema público solidario. El propio Pinochet en el DL 3.500 reconoció este derecho, de manera teórica, claro, porque era dictadura, pero les sirvió a cerca de doscientos mil trabajadores que NO se cambiaron. ¡Qué paradoja! Los gobiernos en democracia nos han negado esa posibilidad por su cultura neoliberal, la corrupción política, la dificultad de los afiliados para concentrarnos en forma unitaria y por estar pendiente el derecho del pueblo a decidir, dejando atrás esta democracia semisoberana que se nos ha impuesto.

2.- Ampliar la pension basica solidaria a todos los cotizantes y pensionados del sistema  de AFP, financiada por el aporte patronal

Si se destina el 4% del aporte patronal al Fondo de Garantía de Pensiones, que ya existe y tiene recursos  acumulados por  más de 10 mil millones de dólares, este se incrementaría en cerca de US$ 250 millones mensuales, 3 mil millones de dólares  anuales, suficientes para ampliar la PBS a todos los actuales pensionados sin derecho ahora y a todo cotizante desde el primer mes en que se reciba el aporte patronal, conquista que nos costó mucho instalar.

¿Qué significa esto? Que al mes siguiente de implementarse la ley respectiva, más de un millón y medio de pensionados, en todas las modalidades, incrementaría sus pensiones mensuales en unos $ 110 mil mensuales por toda su vida, lo que representa un aumento que va desde el 50 al 100 por ciento de los actuales montos. También que cada pensionado en el futuro tendrá una base común de $110 mil al valor actual, a la que sumará los aportes legales  que realice.

3.- El fondo de garantía de pensiones básicas contrata seguro de longevidad para todos los afiliados.

Con esta medida se pondría fin al abuso de descargar en los afiliados una expectativa de vida irreal, hasta los 109 años como lo hacen las AFP, y facilita el financiamiento adecuado del fondo.

4.- El fondo de garantía de pensiones se reestructura para integrar un directorio tripartito de Gobierno, trabajadores y empleadores, y adecuarlo a las nuevas funciones.

5.-Reconocer derecho de opción inmediato a funcionarios públicos antiguos, subcotizados en los 80, para pensionarse en el IPS o en las AFP.

En 1993 se dictó la ley que permitió que los funcionarios afiliados al IPS pudieran jubilar asumiendo el estado el costo de la subcotización. Se les negó a los de las AFP “porque las pensiones serían mejores en el nuevo sistema”, lo que hasta las administradoras de fondos reconocen que es falso.

El que se pensionó con esa ley, recibe una pensión de más del 70% de su última remuneración. El que jubila ahora lo hace con un 25 % de su última renta,  más algunos bonos de parche que son calmantes de corto plazo para una larga y dolorosa vejez.

6.- Invertir los fondos de pensiones en Chile.

Es un escándalo que más del 40% del total de los fondos de pensiones, unos US$ 75 mil millones, monto superior al Presupuesto Nacional de este año, sea utilizado en el exterior por pocas entidades especuladoras, sujetas a los  turbios manejos de los gigantescos conglomerados internacionales, que causan crisis como la de 2008 y caídas brutales como las actuales.

Si se invierten esos recursos en Chile, se pueden inyectar recursos que doblen los presupuestos de inversión en los  municipios, regiones, ministerios y otras entidades que permitan a los empresarios  disponer de recursos baratos, de mediano y largo plazo, para crear empleos decentes en todo el país, cumpliendo las leyes laborales y medioambientales.

En resumen, las propuestas del Gobierno que termina y las del que viene, mantienen la injustica y solo ofrecen mejoras a 40 años plazo. Las que hemos planteado son inmediatas. Al mes siguiente de aprobarse la ley de cuórum calificado, las pensiones subirían entre un 50 y un 100 por ciento y se recuperaría la libre decisión de los chilenos en este ámbito.

Hoy, los defensores de las AFP se ven más fuertes y al frente reina el desorden. Pero tal como lo hicimos en dictadura, es posible que un movimiento social responsable influya para los cambios positivos en lo económico, lo social y lo político. En esta misión, también tienen cabida personas de derecha, como lo constatamos en mi experiencia sindical en dictadura y en las marchas del 2016.

Recuperemos fuerzas, dejemos atrás los prejuicios, el sectarismo y el derrotismo. Luchar pacíficamente desde marzo o abril es una tarea posible. Espero que los líderes de las organizaciones que han dado la lucha hasta ahora y los que no han participado, puedan construir la unidad estratégica y táctica indispensable.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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