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Sobre la defensa a la libertad de expresión y J.A Kast

Por: Claudio Santander Martínez


Señor Director:

A propósito de la negativa de la Universidad de Concepción a aceptar una charla en la que participaría el ex-diputado Jose Antonio Kast, diversos personeros de la derecha, la Democracia Cristiana, pero también miembros de la oposición han declarado su apoyo a Kast por lo que consideran un atropello a su libertad de expresión. El propio Kast ha señalado que el único motivo de la censura ha sido su «condición de representante de la derecha», acusando en consecuencia, a la Universidad de Concepción de sectaria. Sin embargo, no debemos caer en el juego al que nos quiere arrastrar Kast, puesto que la justificación no se basa en el hecho de ser «de derecha» ni siquiera de «ultra-derecha». Esas no son las razones, como erroneamente arguye en una columna en este medio la académica de la Universidad de Concepción Inés Picazo, días atrás. Si hay razones para justificadamente impedir la exposición de discursos como los de Kast ellas se reducen exclusivamente al hecho de que Kast es un apologeta de crímenes de lesa humanidad. Kast niega el carácter criminal de la dictadura de Pinochet en tanto crímenes de estado y solo reconoce, contra lo que ha establecido la justicia, acciones individuales y aisladas de ciertos agentes de estado. Una corporación civil como la Universidad de Concepción pero también cualquier otra Universidad está en todo derecho, en atención precisamente a su condición de Universidad garante de la libertad y la pluralidad y dado que la ley chilena no castiga la apología de estos crímenes, a negarse a ser plataforma para la propagación de estas ideas, que tienen por fin precisamente la anulación del derecho, entre otros, a la libertad de expresión. No es innecesario decir que las leyes de países como Alemania, Italia y Francia, entre otros, castigan con penas aflictivas la apología de estos crímenes. Lamentable que ingenuamente algunos personeros políticos no entiendan que los derechos no son un mero formalismo legal o consideren, alternativamente, que el derecho a la libertad de expresión se trata sólo de estar en «libertad retórica» para expresar discursos «teóricamente» variados. Hay que insistir fuertemente que el derecho a la libre expresión resguarda la libertad de las personas para tomarse la palabra en un contexto de desigualdad de presencia discursiva en el espacio público y que la variedad tématica es secundaria a la posibilidad real y efectiva de expresarse. Por eso, el derecho a la libertad de expresión es antes que nada un «ejercicio práctico» que no puede auto-aniquilarse permitiendo discursos que promueven o hagan apologías de crímenes contra esas propias libertades. La camotera matonesca que recibió Kast en Iquique, es por otra parte, inaceptable.

Atentamente,
Claudio Santander Martínez

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