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El error de Valente Opinión

El error de Valente


El episodio sobre los dichos del Ministro de Economía revela un problema grave en nuestro debate político y, me temo, sin contrapesos que puedan corregir la tendencia al desastre.

El Ministro de Economía dijo, en una entrevista, que recomendaba invertir, una parte del capital que pudieran tener las personas, en activos fuera del país. Y se formó una ola de críticas porque su rol, sería, exactamente lo contrario, atraer inversiones a Chile.

Pero lo dicho por el Ministro no es un error, ni siquiera desde el punto de vista de su función. Ante todo porque la afirmación venía desde una pregunta respecto de sus ahorros personales y, por lo tanto, la referencia era respecto a capital financiero. El trabajo del Ministerio de Economía es atraer inversión productiva (formación bruta de capital fijo como dirían las cuentas externas). Desde el punto de vista financiero, además, no hay discusión seria sobre el punto. Más aún en nuestro país, tan expuesto a las fluctuaciones externas que, en verdad, hace obligatorio que cualquier cartera medianamente bien gestionada deba contener activos extranjeros.

Su afirmación, respecto al espacio que se abre a los inversionistas extranjeros cuando los ahorrantes de un país invierten en el exterior, es de libro de texto.
[cita tipo=»destaque»]Pero es tan fácil criticar una expresión que, simplemente, suena feo. Y es sorprendentemente difícil defender un argumento correcto por donde se le mire. Incluso, en una entrevista al Decano de Economía de la U. de Chile en otro medio, no se dijo nada de lo anterior. De Gregorio comparó el episodio con la discusión sobre las corbatas en el Congreso, aparentemente ni siquiera sabía muy bien de qué se trataba el tema.[/cita]

Pero lo peor es la alternativa que sugiere la crítica a los dichos de Valente. Una extensión obvia, es que al ahorro interno, los fondos soberanos, los ahorros institucionales, etc., se les prohíba o, al menos se les dificulte, la salida de Chile. Las restricciones a la salida de capitales, son equivalentes a restricciones al ingreso, por lo que lo anterior significa, simplemente, cerrar la economía al flujo de capitales. Y eso sería desastroso para el desarrollo nacional.

Pero es tan fácil criticar una expresión que, simplemente, suena feo. Y es sorprendentemente difícil defender un argumento correcto por donde se le mire. Incluso, en una entrevista al Decano de Economía de la U. de Chile en otro medio, no se dijo nada de lo anterior. De Gregorio comparó el episodio con la discusión sobre las corbatas en el Congreso, aparentemente ni siquiera sabía muy bien de qué se trataba el tema.

Pero es que desde el propio Gobierno y su sector político, trataron las expresiones de Valente como un error infantil de quién no tiene mucha experiencia en política…panfletaria agregaría.

Raya para la suma: La controversia no tiene mucha importancia, ni siquiera era el tema de la entrevista que se le hacía a Valente. De hecho hay muchos problema importantes en las políticas de apertura de la cuenta de capitales tanto desde el punto de vista de la inversión financiera como de la no financiera, en las políticas de fomento productivo que no están, en absoluto, claras en la gestión del Ministerio de Economía, y un largo etcétera.

Pero el episodio tiene el mérito de la claridad; la cuestión de fondo es la crítica, errada, a los fundamentos de nuestra economía. La crítica panfletaria abre espacio al populismo político y económico y ello, que irrumpe raudo en nuestro país, es el caldo de cultivo para el desarrollo del subdesarrollo.

De hecho, la falta de realismo y credibilidad, es el fundamento final de la crisis de la Nueva Mayoría, y, el mayor de los peligros de la emergente derecha social.

El problema de fondo es que el populismo es, finalmente, inmoral pues compromete el desarrollo de un país en aras de ventajas de corto plazo, ilegítimas, aunque circunstancialmente mayoritarias.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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