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#Orgullo2020: el desafío de nuestro orgullo es el Chile que viene Opinión

#Orgullo2020: el desafío de nuestro orgullo es el Chile que viene

Felipe Cárcamo y Felipe Parada
Por : Felipe Cárcamo y Felipe Parada Felipe Parada, Consejero Comunes Felipe Cárcamo, Convergencia Social
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En medio del mes del Orgullo LGBTIQ+ se liberó el tráiler de “Tengo miedo torero” dirigida por Rodrigo Sepúlveda y basada en la novela homónima de Pedro Lemebel. El mismo Lemebel decía que escribía con la bulla urbana; luchó para que les maricas tuvieran reconocimiento y visibilidad. Hoy no tenemos la constancia de la bulla urbana, de la movilización callejera, más bien, tenemos el silencio de la resistencia, el silencio de una resistencia impotente frente a los discursos hegemónicos. En medio del abismo que pareciera ser donde nos encontramos, recurrimos a Lemebel para proyectar cómo se resignificarán las ciudades y las luchas LGBTIQ+ en Chile que viene.


Pedro Lemebel ya adelantaba en algunas entrevistas, a inicio de los 2000, que su libro era casi un libreto cinematográfico. Pues bien, Tengo miedo Torero pronto estará en las grandes pantallas y no en cualquier momento: justo en tiempos donde pasamos por la mayor crisis política y social durante esta cueca democrática –como decía Lemebel– y una pandemia que reconfigurará por completo o parcialmente la sociedad contemporánea.

Cuando Lemebel en 2001 presentó su libro, lo hizo en el antiguo Congreso Nacional y no fue algo casual, sino en referencia a que el quehacer político del país se detuvo en ese edificio: era una política con convicciones y ética versus la que hoy tenemos institucionalmente. Es por eso que Lemebel regresó  para que defendamos lo que somos.

Defender lo que somos

En el mes del Orgullo LGBTIQ+, las diversas banderas y luchas no verán las calles sino únicamente llenarán las redes sociales virtuales de los colores del arcoíris. En medio de esta resistencia ante la cueca democrática que muere agónicamente, las luchas LGBTIQ+ asoman con un potencial transformador ante un mundo que se enfrenta con fuerza al odio, al racismo y la discriminación. Las luchas LGBTIQ+ nos invitan a defender lo que somos y seremos.

Esta vez no estaremos en las calles enfrentando la hegemonía neoliberal y la política tradicional y conservadora, pero sí en un proceso de reflexión y memoria que nos permita organizarnos más y de mejor manera, unides por intereses comunes, con ideas y acciones de una “cultura de cooperación” con otres, construyendo de manera local, nacional e internacionalmente los desafíos que tenemos para enfrentar esta pandemia y los años venideros. Defender lo que somos es, por tanto, defender la proyección de nuestra sociedad. Un Chile con ciudades a lo Lemebel: libres, vivos y gobernándonos a nosotres mismes.

La ciudad LGBTIQ+

Momentos en donde las ciudades parecieran estar más vacías, las ciudades LGBTIQ+ es una proyección que hoy se encuentra en latencia, esperando movilizar y disputar las calles chilenas neoliberales, que como decía Lemebel “son una errancia urbana errática, sin sentido: una ciudad apestosa por su direccionalidad”. Nos jugamos a la aventura, a la actuación de pensar colectivamente la ciudad desde la acción que dé frente a las lógicas neoliberales de concebir la vida. Tenemos que iniciar nuevas relaciones con el medio y la cotidianidad, un horizonte de sentido colectivo que vea a la ciudad no solo como algo físico sino como algo que está lleno de memorias y significados.

En esta maloliente democracia, el orgullo es político y el desafío de nuestro orgullo a la chilena, a lo Lemebel, es el Chile que viene.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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