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La polémica candidatura de la también polémica Teresa Marinovic Opinión

La polémica candidatura de la también polémica Teresa Marinovic

Rodrigo Álvarez Quevedo
Por : Rodrigo Álvarez Quevedo Abogado de la U. Adolfo Ibáñez. Profesor de Derecho Penal, Universidad Andrés Bello. Abogado Asesor, Ministerio del Interior (2015-2018)
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Es homofóbico decir, contra la posición científica absolutamente dominante, “ser homosexual no es una opción: es una anomalía. Si un hijo mío me dijera que es homosexual me daría pena, porque pensaría que va a sufrir, pero tal como los quiero con todos los defectos que tienen, ¿por qué no los voy a querer por algo que tampoco pienso que hubieran elegido? Muchas veces la gente me amenaza con que me va a salir un hijo gay. Me da risa, porque tengo totalmente incorporado que te pueden pasar muchas cosas como mamá: se te puede morir un hijo, uno puede ser homosexual u otro puede elegir cosas que no te gustan”.

Es cruel decir –aunque se crea que fue un accidente— sobre un menor de edad que terminó con fracturas y estuvo a segundos de morir ahogado: “¿Cómo sigue el estado de salud del joven que practicaba natación en el Mapocho, el día de ayer?”.

Es machista decir, de las vestimentas de una diputada:Anteojos, polera y labial… todo en el mismo tono. Perfecto para emplazar al empresariado y denostar el lucro; y es absurdo explicar que se atacaba “la grotesca inconsecuencia que la caracteriza (a Vallejo). ¿O te parece coherente ese look con el discurso comunista?”

Es irresponsable decir: “Fumé en todos mis embarazos. También tomaba de vez en cuando un pisco sour. Tomaba normal, no era que tomara todos los días un whisky. No creo que la salud sea lo más importante y no creo que cuidarla a toda costa y a cualquier nivel valga la pena”.

Es racista decir: “La Fiscal Chong es china, igual que el virus?”. ¿Se imaginan si el virus hubiera comenzado en el Líbano y que en lugar de china dijera árabe? ¿O en Israel, y dijera judíos? Evidentemente racista.

La lista de ejemplos es larga y podría seguir, pero el punto es que no se trata de un problema de libertad de expresión, o de una neoinquisición como caricaturizan algunos; se trata de promover discursos de odio y expresiones indeseables en política, respecto de las que se viene luchando hace décadas en buena parte del mundo. Expresiones, de más está decir, que nada aportan al debate y solo contribuyen a la división.

Tanto es así que incluso parte de la derecha ha reaccionado contra la candidatura a constituyente de Teresa Marinovic. Mario Desbordes dijo que ella no estaba en la lista que entregó José Antonio Kast y que, de haberlo estado, no habría habido pacto, acusándolo de faltar a los acuerdos. Cristián Monckeberg y Gonzalo Blumel, candidatos por el mismo distrito, dijeron que analizarían persistir con sus candidaturas si es que ella no se baja. Sylvia Eyzaguirre dijo que la situación era “desilusionante”; Paulina Núñez, que era “inaguantable”.

Esta candidatura es una mala noticia; pero, en caso de persistir, como (casi) siempre, la democracia se jugará en las urnas.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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