En paralelo al Mundial de Qatar 2022, hecho que tal vez ha provocado distraer la mirada del fútbol chileno, el Consejo de Presidentes en votación desechó la iniciativa de prohibir a representantes de jugadores ejercer a la vez como propietarios de clubes. En privado, varios directivos reconocen que la decisión les daña más su imagen y, por cierto, también la fe pública sobre los torneos profesionales. No les importa. El negocio manda.
La ANFP encabeza la tabla de las instituciones más desacreditadas ante la opinión pública en Chile, solo comparable con el Sename, según estudio de la Asociación Nacional de la Prensa. Sus dificultades para el acceso a información desfavorece la transparencia en el manejo de millonarios recursos incluso fiscales. Su nula persecución y castigo a directivos corruptos de la era de Sergio Jadue, con varios de sus cómplices aún con influencias y cargos en el Consejo de Presidentes; su incestuosa relación con la Federación Chilena de Fútbol; su no separación de los roles al permitir –por reglamento– a representantes de jugadores ser dueños de equipos, configuran un daño reputacional notorio.
Suma de arreglos de escritorio que sí o sí afectan el plano deportivo y se manifiestan en malos resultados de clubes a nivel internacional; dos mundiales consecutivos sin la participación de La Roja; desarrollo a regañadientes del fútbol femenino, y en la existencia de torneos locales mediocres hasta la médula. Daños que a esta altura a casi nadie le importan en la ANFP de Pablo Milad y compañía.
En paralelo al Nundial de Qatar 2022, hecho que tal vez ha provocado distraer la mirada del fútbol chileno, el Consejo de Presidentes en votación desechó la iniciativa de prohibir a representantes de jugadores ejercer a la vez como propietarios de clubes. En privado, varios directivos reconocen que la decisión les daña más su imagen y, por cierto, también la fe pública sobre los torneos profesionales. No les importa. El negocio manda.
Solo basta revisar los directivos que votaron contra la iniciativa para confirmar todos los comentarios que se manejan públicamente en los pasillos de Quilín. La Calera, San Luis, Audax Italiano, Coquimbo, Melipilla y Ñublense votaron en contra. Mientras Huachipato y La Serena se abstuvieron de aprobar la prohibición. Al final, Fernando Felicevich, Christian Bragarnik, entre otros, manejan una billetera tan poderosa que hace sucumbir cualquier filtro de transparencia como principio ético. Los representantes están y mandan en todos los costados de la mesa: jugadores, clubes, selecciones y apuestas.
Tras el mismo Consejo de Presidentes, Unión Española emitió un fuerte comunicado en el que sostienen que “por razones éticas y morales” rechazan la orden impuesta desde la ANFP que obliga a los clubes a usar como sponsor en sus camisetas, estadio y otros espacios la marca de la casa de apuestas en línea que se adjudicó el nombre del torneo de Primera A. En 2022, el torneo de Primera B recibió el nombre de una casa de apuestas a cambio de un millonario contrato. Los hispanos fueron los únicos que se opusieron a la medida y, aunque reclamaron públicamente, asumen que bajo amenazas de altas multas no tienen margen para rebelarse. La ANFP está al borde de la quiebra y los clubes mayoritariamente en manos de empresarios incapaces de administrar sus cuentas en azul, hacen que cualquier peso que ingrese, por cuestionado que sea, resulte útil para hacer caja.
En julio, Ciper reveló en un reportaje que la agencia de publicidad Vibra Marketing, perteneciente a Fernando Felicevich, maneja las cuentas de tres de las casas de apuestas en línea (Coolbet, Betano y Betway), vinculadas como sponsors a diversos equipos, casi todos bajo control del mismo agente. Desde la ANFP no hubo reacción alguna a la revelación periodística y no se despejó ninguna duda –presente y futura–, dando pie a todas las sospechas posibles, desde eventuales amaños de torneos hasta manejo de resultados deportivos con efectos en el sistema de apuestas en línea. La evidencia de corrupción internacional existe: en 2006, Juventus, Lazio y Fiorentina fueron descendidos a la serie B por alterar resultados de partidos. Caso italiano que es un paradigma en esta temática.
Cruce entre casas de apuestas y clubes que no solo preocupa a Unión Española, pues desde abril la Comisión de Deportes de la Cámara discute el proyecto de ley que pretende impedir la relación comercial entre casas de apuestas y actividades deportivas a través de publicidad en los eventos, camisetas y recintos deportivos. En esa instancia, el propio Milad no supo argumentar sobre las ilegalidades de las casas de apuestas y solo pidió plazo a las regulaciones para no afectar los contratos publicitarios ya firmados por la mayoría de los clubes de Primera A y Primera B.
Desde otro ángulo, tanto Radio Bío Bío como Radio Cooperativa, pese a necesitar como todo medio del avisaje, se restaron a incorporar en sus parrillas publicitarias a todas las casas de apuestas que no cumplan con la legalidad vigente en el país, para cuidar su responsabilidad ante un negocio mundial cuestionado por el origen de sus capitales. Otros medios de comunicación, exfutbolistas y periodistas desecharon ese filtro editorial y forman parte de millonarias campañas de empresas de apuestas que no tributan en Chile y cuyos dueños son desconocidos. Se estima que en nuestro país este negocio mueve 150 millones de dólares anuales, mientras, el Gobierno cree que puede recaudar en impuestos 50 millones de dólares.
El Estado no reacciona ante la ANFP. Las facultades legales del Ministerio de Justicia y el Servicio de Impuestos Internos para fiscalizar a un organismo sin fines de lucro no se aplican. Mientras se sabe que los vacíos que dejó la ley de SADP, difícilmente, en opinión de los propios legisladores, se modificarán en el Congreso donde hace años se están discutiendo cambios de fondo al negocio del fútbol profesional.
El sentido común permite a personas y también instituciones rectificar lo mal hecho. Dar muestra de credibilidad y transparencia. Cumplir con estándares mínimos de legitimidad pública. Ese sentido común los directivos no quieren escuchar. No quieren ver. No quieren saber nada. No les importan los daños dentro y fuera de la cancha, a fin de cuentas, hace rato que la ANFP –con Milad y sus antecesores– postergó su rol deportivo y concentró su existencia en salvar el negocio de agentes de jugadores y empresarios. El fútbol chileno va en todos los planos contra el sentido común.