Señor Director:
La «empresa Chile S.A.» en plena pandemia y cerca de una «quiebra» está dependiendo de un gerente que sólo ve objetos, cosas y recursos en vez humanos, sí, recursos y no seres dotados de humanidad, para que funcionen al máximo rendimiento y metas a cumplir, que generen dividendos, rentas e intereses, no importando el escándalo y desvergüenza con que estos se hayan alcanzado y con el fin de obtener el premio mayor a la «competencia». Sí, competir con un desprecio absoluto por el respeto a cualquier valiente que se atreva a desafiar los prodigiosos malabares desplegados, sin una pizca de bochorno ni rubor.
Y es que la especulación, en esta singular empresa, no ha funcionado por ser sus piezas o «recursos» humanos, enemigos del lucro extremo y desorbitado que estimula y azuza las desigualdades, que no soporta más abusos, colusiones o triangulaciones de los gimnastas y atletas del capital, sin que el árbitro sancione la falta.
Todo eso huele muy mal, y el mal olfato de nuestro «gerente», aún no le permite indagar, si es que esa sea su buena y sana intención. Un buen empresario o gerente (que los hay) se preocupa y empatiza con su gente. Y Chile S.A., no es el caso.
Somos personas que habitamos este hermoso país que se pregunta, triste y desalentado, si podrá encontrar el rumbo extraviado que todos sus «accionistas» anhelan.
Aníbal Wilson Pizarro