Señor director:
El año 2019, teniendo yo 18 años, me egresaron de una residencia de protección colaboradora de Mejor Niñez (en ese entonces SENAME). Hoy, a los 23 años, tengo un título profesional, soy fundadora y participo activamente de una Fundación llamada Egresa, creada por jóvenes que salimos del sistema, con el objetivo de visibilizar y concientizar sobre la problemática que se vive al dejar estos hogares, cuando se queda prácticamente en el abandono. Además, acompañamos y entregamos herramientas a los adolescentes que viven en hogares, para que, después del egreso a los 18 años, puedan enfrentar de buena manera la “vida independiente”.
Pero, ¿Cómo podremos orientar y guiar de manera correcta a los jóvenes si el propio sistema no colabora con la causa? En la actualidad existe una sobrepoblación en las residencias que hace imposible el cuidado personalizado y la preparación correcta de los jóvenes para la vida independiente y, aunque hoy existe una ley que prohíbe al Estado egresar de los hogares a los jóvenes a los 18 años, por alguna razón esta mala práctica se sigue llevando a cabo sin fiscalización alguna. Veo con preocupación que el sistema de protección está en crisis y no da abasto en su rol de cuidado y protección.
Cuando llegó Mejor Niñez el 2021 sentí esperanza y confié en la promesa de un mejor trato a la infancia vulnerada, en que las cosas mejorarían, en la promesa de un mejor cuidado. Ahora comienzo a pensar que el antiguo sistema funcionaba incluso mejor que el actual.
Sabemos que quienes están en la toma de decisiones conocen nuestro quehacer y seguimos esperando ser parte de la solución en sus mesas de trabajo.
Nuestra organización tiene toda la disposición para colaborar, porque sabemos que podemos aportar mucho a las mejoras que se requieren urgentemente, desde nuestra experiencia y nuestra convicción de que ningún joven más debería pasar por la desprotección y abandono que experimentamos nosotros.
Catalina Farías
Presidenta Fundación Red Egresa y egresada de residencia de protección.
