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Una Asamblea Constituyente mediante el azar democrático y representativo Opinión Crédito: Marcelo Pérez

Una Asamblea Constituyente mediante el azar democrático y representativo

Luis Firinguetti Limone
Por : Luis Firinguetti Limone Departamento de Estadística Universidad del Bío-Bío
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Si se desea que la elección de los miembros a la Asamblea Constituyente sea auténticamente democrática, y representativa de la población (con representación de género, pueblos originarios, independientes, etc.), en la que todos los ciudadanos tengan una oportunidad real, por pequeña que sea, para convertirse en constituyentes, se deben dar dos condiciones fundamentales:

  1. La población o universo de candidatos elegibles debe ser igual a la población o universo de votantes.
  2. Los miembros de la Asamblea Constituyente deben ser elegidos al azar.

No hay otra forma. La elección de los miembros a la Asamblea Constituyente, en base al sistema electoral imperante y de acuerdo a lo propuesto por el propio Congreso Nacional, sencillamente no es del todo democrático pues no da las mismas oportunidades de ser elegido a todos los ciudadanos con derecho a voto. De hecho algunos de nosotros no tendremos absolutamente ninguna oportunidad de ser elegidos, probabilidad cero. Dicho de otra manera, si Ud., ya sea hombre o mujer, Mapuche o no, no pertenece a algún partido político o no está respaldado por uno, es más fácil que gane el Kino a que sea elegido para formar parte de la Asamblea Constituyente.

Se ha hablado de establecer cuotas para tener paridad de género, para que los pueblos originarios tengan una debida representación. También podría pensarse en establecer cuotas para “independientes” o ciudadanos sin militancia política, o por creencia religiosa, etc. Sin embargo, estas alternativas son engorrosas de implementar y son restrictivas pues, en la propuesta vigente, serían los partidos políticos los que incorporarían en sus listas cuotas de representantes femeninas, de pueblos originarios, de independientes, etc. Desde luego esto no garantiza paridades de ninguna especie pues las representaciones proporcionales serían de candidatos y no de miembros electos.

Otra posibilidad es que se reserven cupos en la Asamblea para mujeres, pueblos originarios, etc. Esta opción, aparte de ser engorrosa de implementar, mantiene el inconveniente de que los candidatos, y especialmente aquellos elegidos, estarán fuertemente condicionados por la influencia de partidos políticos, grupos económicos, organizaciones de mujeres, de pueblos originarios y otros grupos de interés. ¿Y qué ocurre con aquellas ciudadanas y ciudadanos que no se sienten representados por organización alguna, y que no solo tienen derecho a elegir sino también a ser elegidos? No podrán ser elegidos.

En esta etapa, es a los ciudadanos desnudos, independientemente de su origen, condición social, económica, cultural o política, a los que les toca ser protagonistas de una auténtica Asamblea Ciudadana Constituyente y no una Asamblea Partidista Constituyente. Ya llegará el momento en que los partidos, necesarios en una Democracia, pasarán a cumplir el rol que la ciudadanía les confiera en la nueva Constitución, pero en esta etapa son los simples ciudadanos quienes deben soberanamente decidir.

¿Cómo lograr este objetivo? Es más simple de lo que parece. Tomaría muy poco tiempo y tendría un costo mínimo. Sería muchísimo más eficiente, más rápido y barato que cualquier otra alternativa. Una vez definido cuantos miembros debería tener la Asamblea, (cuestión que también se puede definir estadísticamente), estos simplemente se eligen al azar. De esta manera si en la población de electores (registro electoral) hay un 50% de mujeres y un 15% de ciudadanos pertenecientes a algún pueblo originario, entonces al elegir sus miembros al azar la Asamblea quedará constituida por aproximadamente un 50% de mujeres y aproximadamente por un 15% de ciudadanos pertenecientes a algún pueblo originario. Nótese que con la elección al azar (muestreo aleatorio simple) no se puede garantizar la elección de un número preciso de mujeres, etc. Ahora bien, si se desea garantizar un número exacto de cada segmento de la población que debe tener una representación garantizada, esto se puede lograr con muy poco esfuerzo adicional, a través del muestreo aleatorio estratificado.

Con el método propuesto aquí, ¿cuál es la probabilidad de que se elija un abogado constitucionalista a la Asamblea? Baja, muy baja, aunque no nula. Algo similar ocurriría con la posibilidad de elegir un parlamentario.  De hecho, muchas de las personas elegidas serían de un estrato socioeconómico más bien medio bajo, posiblemente de un nivel educacional también medio bajo. Habrá personas que objeten este método argumentando que se necesitan individuos con experiencia, conocimientos y preparación para cumplir con la tarea, ya que este es un trabajo de expertos y “gente educada”. También los expertos tendrán su oportunidad, una vez que los Constituyentes hayan plasmado en la propuesta constitucional los derechos y deberes fundamentales de los ciudadanos.

No olvidemos que a lo largo de la historia el voto no siempre fue universal, alguna vez solo tuvieron derecho a voto quienes poseían ciertos medios económicos y cierto nivel de instrucción. Para que hablar de la mujer a la que se le negaba el voto por considerarla un ser más bien irracional y no apta para la vida política. En particular la conquista del voto femenino estuvo plagada de sacrificios, heroísmos y acciones violentas. Algo muy parecido al movimiento social que estamos viviendo.

Por último, señalemos lo siguiente: si un buen día se decidiera elegir a los miembros de la Asamblea Constituyente mediante el Azar Democrático y Representativo, como lo hemos definido y propuesto aquí, y si el resultado no es una Nueva Constitución sino más bien un Mamarracho. Bueno, aceptémoslo, pues eso no es otra cosa que un espejo de lo que somos los chilenos.

 

 

 

 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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