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Nuestro mayor poder: la ciudadanía independiente Opinión Crédito: ATON

Nuestro mayor poder: la ciudadanía independiente

Aleka Vial
Por : Aleka Vial Periodista, editora y activista chilena, ha colaborado en diversos medios de comunicación en México y Chile. Desde el año 2001 ha impulsado diversas iniciativas para contribuir al cambio de paradigma cultural –de uno egocéntrico industrial a uno eco-céntrico humanista. Es co-fundadora y directora de Fundación Hypatia, una ONG que promueve a líderes con un alto nivel de conciencia ética, económica, política y medioambiental, y entrega herramientas de Inteligencia Espiritual a agentes de cambio y a personas que sostienen a otras personas.
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Este nuevo gran sector valora por sobre todas las cosas su independencia y soberanía individual, y sin pretender idealizarlos, cuentan con cancha para sostener su integridad, pues ya antes, muchas veces, han pagado en el camino los costos sociales, políticos y económicos que esta libertad y disidencia implica, lo que hoy por vez primera la ciudadanía premia y reconoce.


Qué gran despertar el del día lunes pasado con los resultados de una elección inédita para Chile y para el mundo. Una elección que nos llama a una reflexión profunda sobre la migración del poder en nuestro país. Pues existe un discurso, a estas alturas cliché, que insiste con señalar que las decisiones las toman los poderes fácticos, empresariales y cúpulas políticas tradicionales, supuesto que en los últimos días se ha desmoronado. Y no es en absoluto una sorpresa. Esto se ha alcanzado muy lentamente, paso a paso, a través de una ciudadanía cada día más consciente, activa y organizada.

Hace más de una década, desde las primeras marchas estudiantiles y cabildos, nos sentamos juntos muy distintos ciudadanos a reflexionar sobre el tránsito necesario hacia un nuevo paradigma, y sobre la necesidad de instalar una nueva forma de relacionarnos entre las personas a nivel económico, político y social. Nos reunimos todo tipo de organizaciones y grupos de la sociedad civil con un propósito común: la paz, la equidad, la paridad, educación y salud universal de calidad para todos y un auténtico respeto y dignidad para los iguales integrantes de nuestra comunidad de vida, entendiendo “comunidad de vida” como lo hace la Carta de la Tierra: personas, comunidades y naturaleza como un todo indivisible.

[cita tipo=»destaque»]Mi humilde llamado a mis colegas no es solo a una mayor inclusión en los medios, sino también a evitar cubrir debates y declaraciones denigrantes o violentas que polarizan que separan al país y en realidad no nos interesan por más likes que logren reunir.[/cita]

Para nosotros, pequeñas fundaciones, ONG’s, juntas de vecinos, organizaciones ecológicas, feministas, de no violencia, espirituales y de emprendedores sociales de la más diversa índole este resultado no es una sorpresa, porque llevamos décadas empujando nuevos hábitos, prácticas y narrativas para el desarrollo de una auténtica conciencia del cuidado, y para hacer posible transitar a Chile de la indiferencia a la fraternidad, de la competencia a la colaboración, de la desconfianza a la confianza, del daño a la naturaleza a su protección, y de una cultura de la violencia a una cultura de la inclusión,  la horizontalidad y el respeto mutuo.

Quiero celebrar, en primer lugar a las mujeres, las más votadas y en las que la ciudadanía depositó su confianza. Este fue un gran triunfo para todas las agrupaciones femeninas que nacieron para dar voz y empoderar a las mujeres para cargos públicos. Ellas superaron con creces en esta elección su anhelo de igualdad. Y la gran sorpresa fue que tuvimos que bajar a mujeres para cumplir con la cuota de paridad, algo impensado! El gran titular que debiésemos haber leído el día de ayer en todas las primeras planas era “Chile votó por un más mujeres para redactar su nueva Carta Magna”. Un hito y gran esperanza a nivel global.

En segundo lugar esta elección fue un reconocimiento a los tradicionalmente silenciados, hoy llamados “independientes”, un triunfo para quienes Gastón Soublette llamó “los alternativos” al sistema y para quienes se han movido fuera de él. La característica fundamental de este grupo es que se mueve silenciosamente, sin grandes aspavientos, desconfía del marketing, sabe muy bien cómo navegar en la incertidumbre, su meta no es el poder político o económico sino un propósito comunitario más alto, y cuenta con gran experiencia para los desafíos de alta complejidad que estamos viviendo.

Este nuevo gran sector valora por sobre todas las cosas su independencia y soberanía individual, y sin pretender idealizarlos, cuentan con cancha para sostener su integridad, pues ya antes, muchas veces, han pagado en el camino los costos sociales, políticos y económicos que esta libertad y disidencia implica, lo que hoy por vez primera la ciudadanía premia y reconoce.

Y en tercer lugar, quizá lo más relevante ante el desafío global en Cambio Climático, gracias a siglos de persistencia en sus principios, llegaron por fin para quedarse los escaños para los pueblos originarios o indígenas, quienes cuentan con la más alta sabiduría para resolver nuestros graves problemas ecológicos y dificultades para vivir en armonía con la naturaleza y la comunidad. Especialmente aquellos que conservan, cultivan y atesoran sus tradiciones ancestrales colectivas. Ellos, antes que nadie, conservaron su integridad, incluso a costa de la extrema pobreza, humillación y soportando durante siglos nuestra ignorancia acerca de su experiencia política, ecológica y espiritual.

Me gustaría entonces, como periodista independiente, hacer un llamado a mis colegas y medios de prensa escrita, digital y radial, para ahora sí dar voz a los sin voz en sus columnas, reportajes, notas y programas mostrarnos quiénes son y cómo piensan cada uno de los independientes que fueron elegidos en esta elección, porque tuvimos que salir a votar por ellos prácticamente sin conocerlos, pues tanto las franjas como los medios cubrieron mayoritariamente a los mismos de siempre, a los que más gritan, más seguidores o plata tienen.

Mi humilde llamado a mis colegas no es solo a una mayor inclusión en los medios, sino también a evitar cubrir debates y declaraciones denigrantes o violentas que polarizan que separan al país y en realidad no nos interesan por más likes que logren reunir. Esto no es lo que mayoritariamente sucede hoy en Chile y si seguimos haciendo periodismo de esta forma no podremos salir del miedo al cambio y entrar en la confianza radical en la diversidad e inteligencia colectiva que hoy tanto necesitamos.

Y me atrevo a decir también, que nuestra más alta responsabilidad como ciudadanos es transformarnos cada día, un poquito más, en independientes activistas por la no violencia, la tolerancia, el respeto mutuo y la no polaridad. De manera de sembrar juntos una nueva cultura de la confianza, del cuidado, del respeto mutuo y la paz social.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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