A propósito del llamado “sobrecalentamiento de la economía”, situación en la que el crecimiento económico supera con creces su capacidad durante un período de tiempo, Mario Marcel, el nuevo Ministro de Hacienda, se enfrenta a una olla presión a punto de estallar. Y es que el crecimiento económico del 12% en 2021 es insostenible, ya que estuvo impulsado políticamente por el aumento de la liquidez. Como resultado, Chile tiene los niveles de déficit fiscal, deuda pública, inflación, pobreza e indigencia más altos de la última década. Si bien Marcel genera cierta “tranquilidad” en los inversionistas, la pregunta es cómo funcionará su visión moderada en un ambiente donde los principales socios del gobierno de Gabriel Boric, el Partido Comunista y el Frente Amplio, no creen en la libre empresa y la economía de mercado.
Las políticas keynesianas de los últimos años (es decir, políticas fiscales y monetarias expansivas para financiar el gasto público deficitario y el aumento de la deuda) han llevado el déficit fiscal estructural al 11,5 %, la deuda pública al 34,9% del PIB y una inflación del 7%, además de un aumento de la pobreza y la indigencia. Los efectos de los bonos del gobierno se ven superados rápidamente por los costos de vida más altos, lo que se refleja en el crecimiento de los campamentos en Chile del 74 % desde 2019 (la cifra más alta desde 1996). En este contexto, el nuevo ministro de Hacienda hereda un escenario complejo.
Por un lado, la economía chilena necesita reformas estructurales para volver a crecer (aumentar la producción y la productividad) y desarrollarse (incrementar el rango de alternativas abiertas a las personas como más y mejores soluciones a los problemas humanos) de manera sana y sostenida. Por otro lado, el programa económico del presidente electo incluye aumentos de impuestos y deuda para financiar gasto deficitario. Si sumamos las dudas sobre la independencia del Banco Central en la nueva Constitución, el espiral inflacionario podría empeorar, empobreciendo aún más a la gente.
¿Cómo evitar la explosión? El profesor Dr. Jesús Huerta de Soto, uno de los macroeconomistas más importantes en habla hispana, indica que “la función empresarial y el ahorro genuino son los elementos esenciales detrás del crecimiento y desarrollo económico sostenible”. La función empresarial genera soluciones a los problemas humanos (por ejemplo, variedad de calidad, cantidad, y precios de bienes y servicios, además de oportunidades laborales). En tanto, el ahorro incrementa los fondos prestables y reduce la tasa de interés para hacer atractivas las inversiones a largo plazo. Cuando estas inversiones maduran, se traducen en aumento de la productividad laboral y el salario real de los trabajadores a través de soluciones a los problemas humanos cada vez más complejos a menores precios. El proceso virtuoso de la función empresarial y el ahorro genuino requiere de derechos de propiedad privada seguros. Esto es, un entorno constitucional e institucional en el cual las personas son dueñas de su cuerpo y de su mente, por lo tanto, de su trabajo y, por extensión, cualquier bien que posean ha sido creado, intercambiado o coleccionado sin previo uso y dueño. En pocas palabras, el desarrollo económico requiere una economía de mercado.
Si el objetivo del nuevo gobierno es promover un crecimiento y desarrollo económico sano y sostenido, debe garantizar derechos de propiedad privada seguros: fortalecer el orden público y seguridad, poner las cuentas fiscales en orden y eliminar todas las barreras legales al emprendimiento, ahorro e inversión. En cambio, si el ministro de Hacienda es excedido por la demagogia, la olla a presión explotará y tendremos otra década de gobiernos omnipotentes, entrometidos y dispensadores de subsidios y privilegios, cuya coacción institucional es la esencia de la pobreza y el subdesarrollo.