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El artefacto Opinión

El artefacto

Maciel Campos
Por : Maciel Campos Director (I) Escuela de Publicidad y Relaciones Públicas Universidad de Las Américas.
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Son conocidos algunos famosos desaciertos al cambiar títulos del inglés al español, como por ejemplo el de la película Ice Princess, que aunque con algo más de tino en Chile se llamó Sueños sobre hielo, en España se bautizó como Soñando, soñando… triunfé patinando, nomenclatura que no solo era ingenua y deslucida, sino que además revelaba el final de la historia. 

En el caso de las memorias del príncipe Harry, la situación podría solo ser anecdótica, pero de todas formas hay bastante grados semánticos de diferencia entre contar una historia Desde las sombras (título en español), a que el relato sea presentado por un príncipe que dentro de la monarquía fue señalado como un Artefacto (Spare en inglés). 

Si la corte real inglesa ya creía que había sido suficiente con las declaraciones en vida de Lady Di, los diálogos telefónicos privados de Carlos y Camilla o la entrevista de Oprah Winfrey a Harry y Meghan, ahora tendrán que tragarse nada más y nada menos que 560 páginas que recrean cada detalle de un exintegrante de la realeza, al más fiel estilo de su tío bisabuelo Eduardo VIII, que dejó todo con tal de permanecer unido a su amada Wallis Simpson. Las historias se repiten, que duda cabe.

Pero Harry, con una mente arraigada a su tiempo y a la luz de no tener más herramientas y recursos que la atracción que genera en el público, decidió ir un paso más allá. Recordemos que todos sus privilegios reales se fueron perdiendo en cuanto se afincó en los EE.UU., mientras la necesidad de proveerse un espacio propio e independencia económica se hacían urgentes.

Biografiar la vida es un ejercicio diferente a dar entrevistas, la palabra escrita queda plasmada para siempre, como registro documentario meditado y sujeto a muy poca interpretación, más aún si el escritor es talentoso. Y en este caso, la pluma de fondo claro que lo es. Joseph Moehringer es el premiado “ghostwriter” que ha vaciado con sagacidad y estilo fluido, propio de los bestsellers y de un ganador del Pulitzer, las experiencias más felices y trágicas del desdichado príncipe.

Son pocos los casos de un texto que, a horas de ser publicado, se agota en librerías y sitios online, lo que demuestra una vez más ese interés de las audiencias por saber más detalles de las vidas ajenas. Esa “otredad” es un signo de nuestros tiempos que las editoriales y medios de comunicación han sabido siempre explotar. Un millón de dólares por adelantado, según la BBC, fue lo pagado a Moehringer por el texto, una ganga, considerando los millones ya facturados. Dinero más que necesario para quien ha perdido toda clase de protección y privilegios reales. 

La historia de Harry y Meghan no es todo lo glamorosa que el mundo imagina. La realidad, siempre ruda y descarnada, se hace notar sobre los hombros de un chico inglés huérfano a temprana edad, y que por esos misterios providenciales nunca se sintió cómodo en las cortes reales, tal como su famosa madre. Ya lo dije, las historias se repiten.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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