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La alfombra nos quedó chica para esconder tanta basura: la crisis de residuos que preferimos no ver

La alfombra nos quedó chica para esconder tanta basura: la crisis de residuos que preferimos no ver

Tomás Gárate
Por : Tomás Gárate Alcalde de Puerto Varas
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Cada año, generamos un cerro de basura de 28.000.000 m3, equivalente a 58 edificios del tamaño del Costanera Center. De ese enorme cerro, apenas un 10% de nuestros residuos domiciliarios es reciclado o compostado.


El año 2019, los 19 millones de habitantes de nuestro país produjimos casi 8 millones de toneladas de residuos domiciliarios. Eso significa que cada uno de nosotros generó en promedio 1,13 kilos de basura todos los días del año, todos los años. Eso, sin considerar los residuos industriales, que durante el 2019 sumaron 11 millones de toneladas al sistema. En nuestro ajetreado diario vivir no nos detenemos mucho tiempo a dimensionar lo que esto significa: ¿dónde terminan los residuos que día a día dejamos afuera de nuestras casas en una bolsa negra?, ¿si juntáramos todas esas bolsas negras en un gran cerro, de qué tamaño sería?, ¿qué impactos reales tiene nuestro estilo de vida individual y en sociedad?

Las respuestas a esas preguntas deberían avergonzarnos. Cada año, generamos un cerro de basura de 28.000.000 m3, equivalente a 58 edificios del tamaño del Costanera Center. De ese enorme cerro, apenas un 10% de nuestros residuos domiciliarios es reciclado o compostado, mientras el 90% restante se acumula tristemente en rellenos sanitarios y en vertederos ilegales, distribuidos a lo largo y ancho del país. De esto surgen dos problemas muy graves.

El primero es que parte importante de los vertederos y rellenos sanitarios existentes están clausurados, colapsados o acortando dramáticamente su vida útil. Sí: la alfombra donde estamos escondiendo la basura nos quedó chica. El segundo, es que ninguno de los dos, rellenos o vertederos, son una solución responsable o sostenible en el tiempo. Por el contrario:  perpetúan un modelo de generación y disposición de residuos que nos tiene al borde del colapso y que provoca graves impactos ambientales. En pleno siglo XXI, llegó el momento de asumir que debemos hacer las cosas de manera diferente.

Con un colapso de residuos inminente y una población creciente, en la Región de Los Lagos decidimos dar el paso. Nueve alcaldes de la provincia de Llanquihue, de distintas generaciones y tendencias políticas, nos hemos unido para impulsar el primer Modelo Asociativo y Municipal de valorización de residuos domiciliarios de gran escala del país. Esto, mediante una estrategia provincial que, gracias a la asistencia técnica del BID, y en colaboración con el GORE y SUBDERE, está transformando el actual relleno sanitario La Laja, único sitio de disposición autorizado en la región, en un Centro de Tratamiento Integral.

Desde un esfuerzo público y municipal, estamos construyendo una red inédita de 20 puntos limpios, 89 puntos verdes, puntos limpios móviles, servicios de recolección diferenciada, plantas provinciales de reciclaje y compostaje para nueve comunas y cerca de 400.000 habitantes. Este gran esfuerzo, que implica una inversión aproximada de 15 mil millones de pesos en ocho 8 años, tiene como meta reducir en un 80% los residuos de la provincia al 2030, abriendo fronteras de economía circular que hace algunos años, eran impensados.

Estamos convencidos de que, con voluntad política, empoderamiento comunitario, colaboración público-privada y con una mirada común que trascienda el cortoplacismo y nos proyecte como sociedad hacia el futuro, podemos convertir esta crisis en una hermosa oportunidad, para así dejar de esconder la basura debajo de la alfombra, y pasemos a liderar una gran revolución del reciclaje y compostaje, desde el sur de Chile hacia el resto del país. ¡Llegó el momento!

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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