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Barrueto virtual presidente del PPD, sin el apoyo de Flores

Para el 6 de julio fueron fijados los comicios internos del PPD en la jornada que celebró ayer el consejo nacional. Pero, el único candidato en competencia, Víctor Barrueto, correrá solo: toda el ala crítica a la gestión de Girardi, encabezada por el senador Fernando Flores, decidió restarse de un posible consenso y hacerse a un lado del proceso eleccionario.


Sin acuerdo entre las tendencias concluyó ayer el consejo nacional extraordinario del PPD: a pesar de que se sancionó por amplia mayoría adelantar las elecciones para el próximo 16 de julio -estaban previstas para el próximo año-, tal como están las cosas estos comicios servirían para ratificar la mesa directiva que encabezará con toda seguridad Víctor Barrueto, pero que estará integrada sólo por rostros del girardismo y de la tendencia que encabeza el ministro Francisco Vidal.



La oposición que se había aglutinado en torno al senador Fernando Flores y a Jorge Schaulsohn optó no sólo por no competir en las elecciones, sino que además se restó de un acuerdo que habría permitido a Barrueto armar una nueva mesa directiva de amplio consenso y por lo mismo, más sólida frente a las turbulencias que depare la crisis que, de acuerdo a la opinión interna unánime, golpea al PPD.



En una votación a mano alzada, los miembros del consejo nacional del partido refrendaron la decisión que la directiva nacional del PPD (mesa directiva + comisión política) había acordado el 12 de abril de solicitar al consejo adelantar las elecciones. También se aprobó aumentar el número de vicepresidencias de la mesa de cuatro a seis cargos.



De hecho, ir a elección fue una de las decisiones más importantes de la jornada de ayer, después de que una parte de los actores en juego -la oposición encabezada por Flores, el vidalismo, y muchos dirigentes locales- tantearan cuánto apoyo concitaba la idea de no hacerlas.



La evaluación política de las tendencias apuntaba a evitarse el estrés de unos comicios y privilegiaba, en cambio, llegar a un consenso a la hora de componer la nueva mesa directiva. Pero esta posibilidad de cayó temprano en la reunión de ayer. Los dirigentes locales, por su parte, al expresar a viva voz su apoyo a Girardi y pedirle que se quedara, intentaban evitar unos comicios que significarán que ellos mismos tendrán que dejar sus cargos.



La ausencia de Flores y los suyos



Hasta 48 horas antes de la celebración del consejo nacional de ayer domingo, seguía en pie la posibilidad de que -con elecciones o sin ellas- Fernando Flores y la oposición que se ha constituido a su alrededor llegaran a un acuerdo de gobernabilidad con Víctor Barrueto para constituir una mesa integrada por todos los sectores. Allí debían estar toda el ala crítica (donde han convergido líderes de distintas tendencias) y el ala "oficial", donde se ubican el giradismo y el vidalismo, que son los que levantaron a Barrueto como sucesor.



A pesar de que la oposición había lanzado hace unas semanas el nombre del diputado Patricio Hales para competir contra Barrueto, esta posibilidad se fue desdibujando con los días hasta constituir no más que una herramienta de negociación.



Así, Flores y su gente exigieron a Barrueto que la eventual mesa de acuerdo contemplara para la oposición una vicepresidencia y la secretaría general (Patricio Hales y Jorge Insunza, respectivamente), cuestión que no fue aceptada. La oferta era de sólo una vicepresidencia, y el grupo de Flores no estuvo dispuesto a conformarse.



Así las cosas, el viernes se concretó no sólo la decisión de Patricio Hales de deponer su candidatura a presidente del PPD,
sino la de todo el grupo de Flores de restarse de las elecciones: no competirán con Barrueto, ni tampoco integrarán una mesa de acuerdo. Simplemente, decidieron quedarse fuera, dejando que el evento electoral de julio próximo sea un ritual simbólico del girardismo y el vidalismo, a secas. De hecho, ayer estuvieron más bien como espectadores, y ni el senador ni Schaulsohn tomaron la palabra.



El argumento del grupo de Flores para explicar esta decisión es que "no estaban dadas las condiciones ni para un acuerdo y menos para una competencia". Esto último supone admitir que el control de Girardi y Vidal sobre la máquina del partido es un obstáculo contra el cual no es fácil plantarse y ganar.



Pero además, la jugada encierra otras ventajas: no sólo se ahorra al florismo la derrota -o al menos la evidencia de cuánto pesan en votos- sino que le confiere el poder de quitar a Barrueto la posibilidad de mostrarse como un presidente autónomo. "Barrueto no será una renovación en el PPD; simplemente será la persona que la actual mesa, obligada a dejar sus cargos, designó para completar el periodo que Girardi no pudo terminar…", expresó un dirigente nacional que integra la oposición.



La notoria ausencia de los opositores encierra además una suerte de "deslegitimación" hacia las intenciones pluralistas de Barrueto y una advertencia a la gobernabilidad del partido. Los fantasmas que dejaron instalados son los de un quiebre del partido y más aun, una escisión hacia nuevos referentes.



En la oposición son bastante ambiguos al respecto: juran y rejuran que Barrueto contará con toda la lealtad y el apoyo de Flores y todos los suyos, pero también subrayan que así como van las cosas, la directiva por la que voten los militantes del PPD en julio será la de Girardi, "la de ‘ellos‘ y no la ‘nuestra‘, dicen.



Por otra parte, la presión que significa para Barrueto no poder proponer una mesa de amplia convergencia abre las puertas a que los consensos se busquen hasta última hora. "Aunque difícil, todavía hay una posibilidad de que haya diálogo y se llegue a un acuerdo", dijo a El Mostrador.cl un dirigente del ala crítica.



La oposición sigue planteando como crítica de fondo a Víctor Barrueto, que no está siendo capaz de tomar sus propias decisiones y proponer una fórmula personal para armar una nueva directiva. Ayer se le acusó nuevamente de seguir actuando sin autonomía, como mero "delfín" de Guido Girardi. Prueba de ello, dicen los allegados a Flores, es que Barrueto ha debido modificar su esquema original de mesa para dar cabida a nombres "impuestos" por Girardi y por Vidal: Jorge Tarud y René Jofré, respectivamente. También es cierto, sin embargo, que fuera de Jofré y algún otro, el vidalismo tiene pocos nombres que ofrecer.



Por lo pronto, algunos miembros del ya llamado "florismo" anunciaron que seguramente esta semana darán alguna señal pública mostrando que han decidido consolidarse como un referente dentro del partido -y no sólo como un grupo de críticos a Girardi que se embarcó en firmar una carta contra él-, con planteamientos y políticas estructurados.



Barrueto



Víctor Barrueto ya es el virtual nuevo timonel del PPD: no tiene competidores. Si durante las próximas elecciones se produce competencia será para los cargos de vicepresidencias y para las otras instancias.



Por eso para él lo más crucial sigue siendo demostrar su capacidad de muñeca y su autonomía para accionar libre de presiones. Es lo que lo cimentará frente a su partido, como interlocutor del Gobierno, y frente a los otros partidos de la Concertación para el 2004, año de elecciones.



Barrueto admite que para él, que tanto insistió en el tema de la legitimidad, no deseable la coyuntura en lo puso Flores y su equipo. Pero al mismo tiempo, asegura que la posibilidad de hacer una mesa pluralista aún está abierta y que eso se decantará esta semana. Anunció además que va a dar un cierto golpe a la cátedra con una propuesta que demostrará que la suya es una fórmula autnónoma, y no la mesa directiva que Girardi y Vidal están armando para él.



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