El aún jefe policial estuvo en silencio en su primer día de vacaciones, pero no por ello inactivo. Junto a su abogado está delineando cómo van a operar en términos mediáticos con la crisis que enfrenta y la pérdida sistemática de apoyos de parte de la coalición gobernante. La clave, explican, es ganar tiempo.
"Nelson Mery no va a renunciar". Así de tajante es el abogado que defiende al "vacacionado" jefe policial, Jorge Mario Saavedra, quien está virtualmente "de cabeza" en la estrategia jurídica que ocupará con su cliente en la querella presentada contra Odette Alegría.
La jueza Lucía Vaganay, titular 23° Juzgado del Crimen de Santiago, donde se encuentra incoada la querella, fijó para el comparendo para el próximo lunes a las 10 horas.
En esta oportunidad Mery y Alegría volverán a verse las caras, después de 30 años y amargos recuerdos de lo que sucedió en la Escuela de Artillería de Linares.
En términos formales, Mery busca que el tiempo esté a su favor, como también las decisiones jurídicas que adopte el tribunal a cargo del caso.
La querella presentada por Mery contra Alegría se fundó en los dichos de esta última, cuando a Mery le correspondió interrogar prisioneros después del golpe, en Linares. Según la versión de la mujer, Mery la habría vejado.
El aún jefe policial ha estado en silencio en este su primer día de vacaciones, pero no por ello inactivo. Junto a su abogado han delineado cómo van a operar en términos mediáticos con la crisis que enfrenta y la pérdida sistemática de apoyos de parte de la coalición gobernante.
Más aún, cuentan altas fuentes policiales, se han detectado movimientos de algunos "enemigos" de Mery, tales como el ex detective Jesús Silva y José Barraza, ambos ex policías que salieron debido a los coletazos de las casos de La Oficina y el crimen de Jaime Guzmán, respectivamente. Barraza, hay que recordar, fue miembro del Comando Conjunto.
Sin embargo, en términos políticos, el gobierno habría tomado una decisión con respecto a Mery, comentaron fuentes de la subsecretaría del Interior. Se trata de que el alto policía renuncie a su cargo. "Pero el gobierno no cuenta con un detalle", dice una fuente cercana a Mery, "y es que esta batalla será hasta el final".
Por un lado a Mery le conviene fijar el comparendo en fecha cercana, debido a que gana tiempo para llevar a cabo su estrategia, pero también ésta puede verse dificultada por lo que haga la contraparte. Hasta el momento Odette Alegría no le ha dado patrocinio y poder a ningún abogado para que la represente en el juicio.
En términos jurídicos fríos y concretos, Alegría tiene pocas posibilidades de ganar el juicio por injurias. Esto debido a que le resulatará muy difícil probar que Mery la vejó si no tiene testigos. De hecho, la defensa de Mery ha estado analizando que la mujer podría tratar de presentar testigos falsos, cuestión que echaría por tierra o debilitaría su posición, al menos en términos públicos.
Quizá el fin último de la estrategia judicial de Mery sea lograr un avenimiento y que todo se olvide, como si todo hubiese quedado en las palabras y volver a su puesto. Aunque para eso, quizás, ya sea muy tarde.
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