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Viejos arquetipos, nuevas fórmulas cinematográficas

Basado en el ingenioso comic de Allan Moore, que reúne personajes extraídos de la literatura de aventuras del siglo XIX, este filme -ambientado en la Inglaterra victoriana- convierte la idea original en un conjunto de inverosímiles giros de tuerca en su argumento y efectos visuales sin originalidad.


Destinada a un público preferentemente juvenil, esta poderosa aventura recurre o se sustenta en celebres personajes literarios para solventar un argumento gastado y basado en repetidas secuencias de acción y efectos especiales. Una obra narrativamente torpe y repleta de lugares comunes en donde la popularísima fórmula hollywodense para llenar salas de cine funciona como motor principal.



Intentando dar una mirada más profunda, podríamos decir que La liga extraordinaria, más allá de un simple trabajo de entretenimiento, se trasforma en una destacada forma de homenajear viejos arquetipos a través de nuevas formas creativas de pensar historias. Lamentablemente y como producto cinematográfico, la cinta de Norrington cae en la exageración que puede provocar tener dentro de un conjunto de seudo superhéroes, un hombre invisible, una mujer vampiro, un inmortal, un monstruo, un pirata, etc. La poca verosimilitud que se extrae del argumento y de las desajustadas interpretaciones se convierten en la tónica de un filme sectario por naturaleza.



La película se ambienta en 1899. Un anarquista conocido como "El Fantasma" ha puesto en movimiento una siniestra maquinación para sembrar la semilla internacional de la discordia y hace que la chispa se encienda en Europa. En un esfuerzo para impedir un conflicto de escala mundial, una organización clandestina encabezada por un tipo enigmático conocido como "M" (Richard Roxbury), recluta a personajes victorianos -cada uno de los cuales tiene habilidades diferentes y una diversidad de pasados- para detener a "El Fantasma" antes de que lleve a cabo sus planes de hundir al mundo en una guerra catastrófica.



La liga extraordinaria esta conformada por Allan Quatermain (Sean Connery), de "Las Minas del Rey Salomón", el capitán Nemo (Naseeruddin Shah) de "20,000 Leguas de Viaje Submarino", Dorian Gray (S. Townsend), la vampiresa Mina Harker (P. Wilson), el esquizofrénico Dr Jekyll y Mr. Hyde (Jason Flemyng) y el hombre invisible (Tony Curran). Para acabar de completar la brigada inglesa, la cinta añade un héroe americano, Tom Sawyer, que trabaja para el servicio secreto de los Estados Unidos.



Los miembros de la Liga son disidentes leales, de hecho desterrados, con pasados diversos y dones únicos que han sido tanto una bendición como un maleficio. Ahora deberán aprender a confiar entre ellos y trabajar en equipo para salvar a la civilización. Con poca preparación y nada de tiempo que perder, serán transportados a través del extraordinario submarino del Capitán Nemo, el Nautilus, a la primera línea de defensa: Venecia, Italia. Ahí, el loco "El Fantasma planea sabotear una conferencia de líderes mundiales con una cadena de explosiones en efecto dominó, que hundirá toda la ciudad. La amenaza es catastrófica, los riesgos son abrumadores. La Liga Extraordinaria tiene 90 horas para salvar al mundo.




Es innegable que La liga extraordinaria provoca cierta seducción. Es de un particular atractivo reunir en un solo rollo de celuloide, figuras increíbles e inspiradoras, todas creadas por autores contemporáneos entre sí -los reales fundadores de la cultura popular de los superhéroes-. El problema radica fundamentalmente en que dichas personalidades no funcionan del todo bien en conjunto, debido a que el guión se centra más que nada en dar énfasis a las especialidades de cada personaje y se deja de lado el como se cuenta la historia, dando origen a un relato trabado y poco dinámico.



Manteniendo más o menos la misma línea de cintas sobre superhéroes mediocres, la película de Stephen Norrington, flamante realizador de Blade, no logra enganchar, mas que por su desarrollo temático, por su débil propuesta narrativa y visual, repleta de chicles secuenciales. La liga extraordinaria, como texto, es casi una obra de culto. Como un resultado cinematográfico, es un esfuerzo. A veces valen la pena, a veces no.








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