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Lavín plantea que electorado premió la buena gestión y castigó las malas

Un análisis distinto al de los partidos de la Alianza hizo el líder opositor a la hora de buscar una razón para los magros resultados de su conglomerado en los comicios del domingo. Estima que Alcaíno fue electo porque los votantes de Santiago creen que él realizó una buena administración.


Concluidas las elecciones municipales, ya se produjo la primera diferencia de criterio entre el presidenciable opositor, Joaquín Lavín, y los partidos de la Alianza por Chile. Mientras en las colectividades coinciden en que una de las principales situaciones que influyeron en los resultados obtenidos por la derecha es la "brutal intervención electoral" del Gobierno en beneficio de los candidatos oficialistas, junto con la sorpresa que dieron los independientes, Lavín estima sólo se trató de que el electorado premió la buena gestión de unos alcaldes y castigó la mala administración de otros.



Ese es el cruento análisis del presidenciable, que no cree que los llamados del Presidente Ricardo Lagos, a votar por los postulantes de la Concertación, hayan provocado el efecto del que RN y la UDI acusan al Gobierno.



Sin embargo, este análisis no es bastante arbitrario si se considera que lo principal para Lavín era ganar Santiago y no sólo por simpatía hacia el candidato de la Alianza en la comuna, el ex animador de televisión Raúl Alcaíno, sino porque en esta contienda estaba en juego la administración del alcalde.




Así es, ya que tanto el propio Lavín como su entorno más cercano sabían que el resultado de la comuna le sería enrostrado al alcalde desde la Concertación. De perder Alcaíno -decían- el oficialismo atribuiría el resultado a que los electores de Santiago consideraban que el alcalde había hecho una mala gestión y ese argumento habría sido utilizado durante toda la campaña presidencial, esgrimiendo que si Joaquín Lavín no podía gobernar una comuna, mucho menos podría administrar el país.



De allí que la lucha más emblemática para las pretensiones presidenciales del alcalde fuera justamente Santiago. A la inversa de lo que suponen habría dicho la Concertación, ahora Lavín plantea el triunfo como una demostración del electorado capitalino de que está conforme con la labor realizada por Lavín, lo que es refrendado, a juicio del propio alcalde, con la amplia mayoría que obtuvo su señora, María Estela León, en el área de las concejalías capitalinas. Allí la "Estelita" -como le dicen cariñosamente sus cercanos- aventajó significativamente a su principal contrincante, la esposa del ex alcalde de Santiago y actual ministro de Defensa, Jaime Ravinet, Ximena Lyon.



Estela León se impuso con la primera mayoría entre los concejales de la comuna con un 41,10 por ciento, mientras que su adversaria política de la Democracia Cristiana, resultó electa con un 18,88 por ciento, la votación más alta de la Concertación en esa comuna.



Este escenario es el que permite a Lavín estar tan satisfecho, a pesar de que reconoce que a nivel nacional a la Alianza por Chile no le fue tan bien como se esperaba. De lo contrario, la pérdida de Santiago habría sido el más duro golpe asestado a las pretensiones del alcalde. Lo que impide el hecho de que de todos modos el piso con el que la Alianza pretendía iniciar la campaña es mucho menor del que habían proyectado. No obstante, según el presidente de la UDI, senador Jovino Novoa, de todas maneras el pacto enfrenta las presidenciales del 2005 en una mejor posición que las de 1999.



Mejores expectativas presidenciales



Ello, porque si bien la brecha en concejales es mayor entre la Alianza por Chile y la Concertación, a pesar del fuerte aumento que mostró la UDI a este nivel, en cuanto a alcaldes la diferencia de votación se estrechó de 12 a 6 por ciento. Lo que, a juicio de Novoa, deja a la oposición en un muy buen pie para iniciar la campaña presidencial.



No obstante, está por verse si el actual piso es real, ya que en las elecciones municipales es donde más se produce el fenómeno del voto cruzado, cosa que en ninguno de los pactos parecen estar considerando. Mientras en estos comicios el electorado tiene la posibilidad de elegir a un alcalde de un sector político y a un concejal de otro distinto, muchas veces incluso de un pacto diferente, en las presidenciales es un solo candidato por el que debe optar. Esta última elección es, además, mucho más política que la municipal.



Entre los dirigentes de la Alianza hay quienes, sin embargo, estiman que la diferencia porcentual entre el resultado de una municipal y una presidencial es, cuando mucho, entre un cinco o un seis por ciento, cifra que tampoco necesariamente se le podría adjudicar a un solo candidato; sobre todo si se toma en cuenta que es muy probable que en las elecciones presidenciales del 2005 no habrá sólo un postulante por la Concertación y otro por la Alianza, sino que también -según ya ha señalado la presidenta del PC, Gladys Marín- postulará, al menos, otro en representación de la izquierda extraparlamentaria.



Así las cosas, los escenarios de las próximas presidenciales podrían ser múltiples, lo que implica que la Alianza por Chile deberá preparar una estrategia que los cubra todos y que incluya una de las principales preocupaciones de los samuráis de Joaquín Lavín: cómo atraer a los independientes que dieron una sorpresa en estos comicios.



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