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Encendido debate sobre el binominal: «El voto de ustedes vale callampa»

Cuatro propuestas discutieron ayer en la Universidad Adolfo Ibáñez Eugenio Guzmán, Alfredo Joignant, Pepe Auth y Patricio Navia, quien abrió los fuegos con provocativa tesis. Pese a las discrepancias hubo consenso en que cualquier cambio debe tender a aumentar la representación, asegurar gobernabilidad y provocar una mayor competencia.


Hasta ahora el debate sobre el sistema binominal se ha enriquecido con numerosas propuestas, entre ellas la del académico de la Universidad Católica David Altman, la del presidente de la Cámara de Diputados, Gabriel Ascencio, y las más recientes de Pepe Auth y Alfredo Joignant.



Sin embargo, tal como lo reconoce el decano de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), Eugenio Guzmán, el cambio del sistema electoral no pasa de ser una discusión académica, ya que aún falta mucho para poder concretar un proyecto consensuado que cuente con el respaldo de todos los partidos políticos.



Y es que una de las grandes contradicciones que existen es que los mismos parlamentarios que se ven beneficiados por el sistema deben votar algún día por cambiarlo. Y aún no hay señales claras en ese sentido, por lo menos en la derecha.



Para profundizar aún más en el tema, la UAI junto con Expansiva, un think tank progresista y liberal, organizaron una mesa redonda titulada "El futuro del sistema electoral: cuatro propuestas" e invitaron a representantes para mostrar cuatro soluciones diferentes. La más controvertida de ellas, por la forma en que fue expuesta, fue la del académico de la Universidad Diego Portales, Patricio Navia, quien partió torpedeando al mecanismo electoral actual.



El deslenguado Pato Navia



"Da lo mismo como voten, no sólo en Valdivia (donde la Alianza designó a Allamand como candidato único) sino que en cualquier circunscripción. Les puede gustar más Longueira o Lily Pérez pero al final van a tener un senador de la Alianza y uno de la Concertación. El voto de ustedes vale callampa", afirmó Navia, logrando inmediatamente la atención de una audiencia mayoritariamente adolescente.



Sin lugar a dudas, de todas las características deseables de un sistema electoral, las que más le importan a Navia son la competencia y la transparencia. Para persuadir sobre la relevancia de la primera apeló al libre mercado y al derecho que tiene el elector de decidir por quien votar y que los partidos no le impongan candidatos (como en el caso de Andrés Allamand, a quien se refirió como "senador designado"). Para promover la segunda resaltó la necesidad de generar un sistema simple, que pueda ser entendido por todos y en el que se pueda participar con facilidad (inscripción automática).



Agregó que el actual mecanismo favorece a los partidos y pasa por encima de la voluntad del elector. "El binominal es un seguro contra la derrota. Si uno saca un tercio se queda con la mitad (de los cupos) y si saca más de la mitad igual se queda con la mitad. Los partidos están comprando un seguro contra la voluntad de los electores", aseguró enfático y añadió que el sistema sobrerepresenta a la segunda mayoría, especialmente a la Alianza.



El sistema preferido por Navia es el uninominal, al que le agregó condiciones como la creación de un organismo autónomo del Congreso y de los partidos políticos que rediseñe los límites de los distritos para asegurar que cada uno tenga la misma población (dicho diseño debe ser actualizado periódicamente). Agregó que se deben implementar primarias abiertas y vinculantes en forma obligatoria en todos los partidos que reciban financiamiento estatal.



La estabilidad no es consecuencia del binominal



Pepe Auth, director del Programa de Estudios Electorales de Chile 21, señaló que el sistema binominal tiene virtudes, pero entre ellas no se encuentra la generación de estabilidad política, como esgrimen sus partidarios. Indicó que la estabilidad de la debemos a la valoración social de la unidad sobre el conflicto y "a la exigencia constitucional de segunda vuelta en la elección presidencial porque obliga a los partidos políticos a generar alianzas para mantenerse en el gobierno o intentar acceder a él".



Indicó además que el sistema actual ayudó a la readecuación de los actores políticos luego del retorno a la democracia, "pero la democracia hoy día está consolidada y ya no necesita de muletas para seguir caminando".



Resaltó la necesidad de cambiar el mecanismo a uno más representativo, ya que el binominal tiene enormes "barreras de acceso al Parlamento" que deja fuera a las minorías y a cualquier corriente o fuerza que no se alinee en los grandes bloques. Coincidió con Navia en la necesidad de "transferir más poder a los electores porque hoy día a veces es más difícil conseguir el cupo en el partido para poder competir que conseguir la adhesión para poder ganar".



Sin embargo, rechazó el uninominal porque, en su opinión, genera una red de clientelismo en cada distrito y tiende a mantener a los parlamentarios por largos períodos en el poder y, a su juicio, no soluciona el problema de la homogeneidad que existe en el Parlamento.



Auth considera que el mejor sistema sería uno proporcional incluyente con un aumento del número de escaños por distrito pero, al mismo tiempo, con una reducción del número de distritos en el país de 60 a 31. Al igual que Navia, incluye un rediseño distrital y primarias obligatorias y abiertas.



Sistema mixto



Para Alfredo Joignant, entre las principales debilidades del sistema binominal está la disminución progresiva de la competitividad en las elecciones, que da como resultado la aplicación de calces y blindajes de candidatos y la exclusión de las minorías, tanto de intereses como de culturas minoritarias.



Como salida para mantener la gobernabilidad que entrega el binominal, pero corregir la falta de competencia y la exclusión propuso un sistema mixto (que diseñó en conjunto con Francisco Díaz, asesor de Michelle Bachelet). En la Cámara de Diputados (que aumenta a 150 parlamentarios), dos tercios son elegidos por un sistema uninominal, luego de un redistritaje y el tercio restante por un sistema proporcional de acuerdo a listas regionales.

"La única manera de evitar el clientelismo es con sistemas de representación proporcional con magnitudes distritales iguales o superiores a cuatro y en listas cerradas", puntualizó.



Contra el argumento de que los parlamentarios que se ven favorecidos por el sistema no apoyarán un cambio señaló que "el compromiso por la reforma no variará. Aquí ocurrirá algo parecido a lo que sucedió con la eliminación de los senadores designados y vitalicios, que fue apoyada por la Concertación pese a que no le convenía. Pero cuando uno hace una oferta de naturaleza histórica, el costo de desdecirse es altísimo".



Guzmán abierto a debatir todo



El último expositor fue Eugenio Guzmán, quien ocupó los 10 minutos de ponencia para resaltar las ventajas y objetivos del sistema binominal. Empezó enumerando las condiciones que debe tener un sistema electoral (cuestión que genera consenso entre los expositores): garantizar representatividad, proporcionalidad política (que exista correspondencia entre los votos y los escaños obtenidos), proporcionalidad territorial, gobernabilidad y generar contrapesos entre el Ejecutivo y el poder legislativo.



Prosiguió rebatiendo los argumentos contrarios al sistema binominal, entre ellos, los costos que genera entre las alianzas y dentro de las mismas, pero a su juicio cualquier negociación implica costos. En segundo lugar, que genera empate, reconoce pero indica, como contrapartida, que en el sistema uninominal un partido se puede llevar todos los escaños. Por último la falta de competencia, para lo cual dio ejemplos de otros sistemas aplicados en distintos países que también pecan de lo mismo.



Señaló que el debate no se circunscribe sólo a cambiar el sistema entero, sino que reformar algunos de sus componentes como, por ejemplo, aumentar el número de parlamentarios, aumentar el número de candidatos, prohibir los pactos políticos, aumentar el número de distritos y escaños, utilizar un sistema de listas cerradas para entregarle más poder a los partidos u otras fórmulas.



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