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Jorge Carvajal, líder masón: «Políticas de la Iglesia son para sus fieles»

Gran Maestro de la masonería asegura que todavía hoy la Iglesia Católica recibe privilegios desde el gobierno y que aún no existe una real secularización del Estado. Además, aboga por una real independencia del Ejecutivo para generar políticas públicas aunque esto suscite molestias en el catolicismo. Y defiende la reciente y polémica campaña oficial para prevenir el sida.


Jorge Carvajal, Gran Maestro de la masonería en nuestro país, es muy cuidadoso con las opiniones que emite con respecto a la Iglesia Católica y no le gusta aparecer criticándola. Pese a ello, se refiere, en este entrevista con El Mostrador.cl a la encuesta que recientemente elaboró Adimark, titulada "Católicos en Rebeldía", que da cuenta de una gran diferencia entre los valores morales promovidos por la Iglesia y los que comparten sus fieles, en particular en los referidos al sexo.



Respaldado por los datos, afirma que la distancia entre lo que piensa la alta jerarquía de la Iglesia y los católicos está creciendo cada vez más. Sólo como ejemplo, el estudio de Adimark da cuenta de que el 74,3 por ciento de las personas que se dicen católicas cree que los separados y divorciados pueden comulgar; el 95,1 por ciento acepta el condón como método para prevenir el sida y el 91,2 por ciento cree que cada uno puede escoger el método anticonceptivo que le acomode más para el control de la natalidad. Y lo que es más sorprendente, un 40,6 por ciento aprueba la legalización del aborto terapeútico.



Sin embargo, prefiere no analizar las causas de esta distancia. Lo que le interesa a Carvajal es evitar que la Iglesia logre imponer una vez más su criterio y ocupe su influencia para truncar la campaña contra el sida lanzada por el gobierno, hoy por hoy el principal blanco del mundo católico.



La brecha entre la cúpula de la Iglesia y sus fieles



-Un estudio realizado por Adimark llamado "Católicos en rebeldía" arroja sorprendentes resultados que muestran una inconsistencia entre los valores de las personas que se dicen católicas y los que promueve la Iglesia. ¿Usted nota la misma contradicción?
-De acuerdo a ese artículo, veo un alejamiento muy fuerte entre las políticas de la jerarquía católica y el pensamiento de los fieles respecto a temas valóricos. Frente a temas como la campaña que difunde el uso del condón como la manera más segura de prevenir el sida, frente a temas como el divorcio y el control de la natalidad los fieles piensan muy distinto respecto de las políticas que impone la jerarquía católica.



-¿A que se debe esa distancia valórica?
-Yo creo que simplemente los fieles están con el mundo.



-¿Cree que están equivocadas las personas que dicen ser católicos y no siguen los valores de la Iglesia o la errada es laIglesia por no saber adaptarse a los cambios de la sociedad?
-Yo no sé si la Iglesia está bien o está mal respecto de su doctrina. Lo único que planteo es que las políticas de la Iglesia son para sus fieles, para quienes son católicos, para quienes son creyentes. Pero la Iglesia no puede tratar de imponer su código ético y sus conductas a todas las personas, creyéndose poseedora de la verdad en materia del bien y del mal. Creo que la Iglesia puede hacer todo lo que esté en sus manos para que sus fieles obedezcan sus políticas, pero no puede pretender imponer sus ideas a un 40 por ciento de la población chilena que no es católica.



La anhelada separación Iglesia-Estado



-En el fondo, lo que usted propone es que de una buena vez en Chile exista una separación entre Estado e Iglesia y que las políticas públicas no se adopten siguiendo sólo los valores católicos.
-Eso es lo que nosotros venimos pidiendo hace mucho tiempo. Y hay más de veinte situaciones que desmienten que en Chile exista una separación entre Iglesia y Estado. La Iglesia Católica no puede tener privilegios sobre otros credos porque en nuestro país la Constitución separa la Iglesia del Estado, por lo que el Gobierno debe ser neutral ante todas las religiones. Lamentablemente, en Chile aún no existe separación entre Iglesia y Estado.



-¿Qué privilegios se le dan actualmente a la Iglesia Católica?
-En este momento hay alrededor de 250 iglesias oficialmente inscritas en el ministerio de Justicia. Sin embargo, todos los capellanes de las Fuerzas Armadas son católicos (salvo en algunos casos donde también hay evangélicos). Como es imposible que cada rama tenga 250 capellanes de todas las religiones porque eso sería un caos, lo lógico sería que no existiera ninguno. En Chile, por otra parte, en cuestiones protocolares la quinta autoridad es el arzobispo de Santiago y como no pueden haber representantes de todas las religiones, lo lógico también aquí sería que no haya ninguno.



-Existe todavía, asimismo, otro privilegio del que gozan los obispos, porque cuando están involucrados en un juicio no están obligados a ir a declarar. Yo me pregunto: ¿por qué esa diferencia con los mortales comunes y corrientes de este país? Y, por último, la Iglesia Católica también está favorecida por el decreto sobre enseñanza religiosa en los colegios, porque los colegios que se declaran de una determinada religión están obligados a dar clases sólo de esa religión, pero un colegio que se declara laico está obligado a dar clases de las religiones que pidan los apoderados, cuando lo lógico es que no se den clases de ninguna religión.



-Por otro lado, con todo el aprecio que me merece el general Cheyre, lo cierto es que a raíz de la tragedia de Antuco llevó una Virgen para que todos los conscriptos le recen, en circunstancias de que un 40 por ciento de los conscriptos son evangélicos y no creen en la Virgen.



La influencia de la Iglesia en el gobierno



-¿En temas valóricos también ve una influencia importante de la Iglesia?
-Por supuesto. Si en Chile ni siquiera se encara la discusión respecto del aborto… Aquí no se trata de propiciar el aborto, a pesar de que debería establecerse el aborto terapéutico. ¿Cómo vamos a permanecer impávidos en Chile frente a más de 30 mil abortos clandestinos al año? ¿Y eso por qué? Por la presión de la Iglesia Católica. Lo mismo pasa con la píldora del día después, cuya discusión se posterga por la fuerza de la Iglesia Católica.



-Sin embargo, estamos en un gobierno de la Concertación con un presidente agnóstico. Se podría pensar que la influencia de la Iglesia en este gobierno sería menor.
-Creo que el gobierno debe ser neutral con todas las religiones, independientemente de si el Primer Mandatario es católico o agnóstico. Ricardo Lagos se ha declarado agnóstico y Eduardo Frei es católico, pero eso no hace mayor diferencia, todos ellos deben cumplir con la Constitución y asegurar los mismos derechos a todas las religiones.



-¿Considera que este gobierno no ha mantenido una neutralidad en este campo?
-En este mismo Gobierno yo veo muchos elementos que prueban que no hay una separación real entre Iglesia y Estado. ¿Por qué tenemos que hacer un Tedeum en la Catedral Católica el 18 de septiembre. Si se habla de ecumenismo, ¿no sería lógico que cada año el Tedeum se hiciera en una iglesia distinta?



Los masones y los DD.HH.



-¿Usted cree que la todavía importante influencia de la Iglesia en las decisiones de gobierno se debe a que ella fue una de las principales defensoras de los Derechos Humanos en la época de la dictadura militar?
-Sobre eso hay mucho paño que cortar todavía. De ser así, eso implicaría que la Iglesia creó una especie de cuenta corriente a su favor y que por ello puede influir en las políticas públicas. Creo que moralmente eso sería impresentable. Creo que si hicieron algo a favor de los derechos humanos fue porque estaban sinceramente convencidos y no por crear esa cuenta corriente.



-La pregunta no es si ésa fue la intención de la Iglesia. Simplemente pregunto por una consecuencia positiva que pudo acarrearle el haber defendido los DDHH.
-Deberían actuar conforme a la ética. Sería igualmente impresentable.



-Muchos dicen que, por el contrario, la masonería no tuvo un papel importante o destacado en la defensa de los DD.HH.
-La masonería no es una gallina. La gallina pone huevos y los cacarea. Nosotros hacemos el bien porque creemos que hay que hacerlo. La historia de lo que hace la masonería va retrasada por lo menos 50 a 60 años porque por una disposición nuestra no pueden aparecer públicamente personas vivas que pertenezcan a la orden. Y como todavía existen personas vivas, la historia no puede ser escrita todavía. Yo le aseguro, sin embargo, que cuando la historia de la masonería se pueda escribir, allá por el año 2020, van a haber muchísimas sorpresas respecto de lo que hizo la masonería por los Derechos Humanos y que no tiene necesidad de cacarearlo.



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