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FACh estudia vender controvertidos Mirage Elkan que adquirió en Bélgica

La venta de las aeronaves que se compraron a Bruselas, en 1993, debe contar con la autorización del Gobierno. Ello abriría una posibilidad para que la justicia belga pueda finalmente verificar el equipamiento que se les instaló antes de su transferencia a nuestro país, para confirmar o descartar sospechas de fraude. Los aviones serán reemplazados por los F-16 holandeses.


Con la llegada, dentro de la segunda mitad de este año y el primer trimestre de 2007, de los 18 cazabombarderos F-16 adquiridos de segunda mano a Holanda por 200 millones de dólares, la Fuerza Aérea de Chile (FACH) reemplazará a los antiguos y controvertidos Mirage Elkan. Estos últimos fueron adquiridos al gobierno belga en 1993, en una operación valuada en 115 millones de dólares, para reemplazar a los Hawker Hunter británicos.



Entre las alternativas que baraja la entidad aérea está la venta de los Mirage Elkan, una vez que se haya completado su reemplazo con los 18 F-16 comprados a Holanda, según comentaron a este medio fuentes de la FACh, que puntualizaron que para ello se debería contar con la autorización del Gobierno.



Como se espera completar el reemplazo de los Mirage Elkan por los F-16 en el primer trimestre del próximo año, lo más probable es que la decisión de venderlos sea zanjada entre el Gobierno y el oficial que en noviembre próximo debe suceder al general Osvaldo Sarabia como comandante en jefe de la Fuerza Aérea.



Aunque las fuentes consultadas no quisieron precisar cuáles son los países a los que se les ofrecerían estas naves, otras fuentes comentaron que los aparatos han sido ofrecidos a Uruguay, El Salvador y Guatemala. De acuerdo a las mismas, estos países tienen interés en adquirir aviones de combate y la FACh ya les habría anticipado a sus respectivas fuerzas aéreas sus intenciones de vender a corto plazo los Mirage de origen belga.



Interés de justicia belga



La baja de los cazabombarderos Mirage Elkan debería implicar el levantamiento de las objeciones que -invocando razones de seguridad nacional- el Gobierno chileno y la FACh han puesto a los requerimientos planteados por la justicia belga, la que ha solicitado por exhorto que sus peritos puedan inspeccionar el equipamiento interno de esos aviones de combate.



Si bien en agosto del 2003, dos peritos de la justicia de ese país europeo concurrieron hasta la base de Cerro Moreno, en Antofagasta, y pudieron ver los aviones, no habrían podido acceder sin embargo a la posibilidad de verificar el equipamiento interno de los aparatos.



La diligencia de revisar el equipamiento electrónico interno es considerada clave por la justicia de Bruselas, porque ella permitiría confirmar si los equipos son los mismos especificados bajo el contrato de modernización MIRSIP subscrito en 1991 por el gobierno del país europeo y SABCA, la filial belga del consorcio francés Dassault.



De acuerdo a fuentes consultadas en Bruselas, la justicia belga tiene sospechas de que los equipos instalados no habrían sido los mismos especificados en el contrato, sino otros de inferior valor, lo que configuraría un delito de fraude.



Curiosamente, la naturaleza del interés de la justicia belga en inspeccionar el interior de los aviones jamás ha sido explicada a la opinión pública por las autoridades chilenas. Se crea así una confusión entre las razones que justifican la acción de la justicia belga y los móviles de la investigación paralela que realiza la justicia chilena, y que se relaciona con las comisiones que se habría pagado en nuestro país a "agentes", lobbystas o personas que habrían influido a favor de la compra de los Mirage Elkan.



Respecto de las razones de seguridad nacional invocadas por el gobierno y la FACh para impedir el acceso de los peritos belgas al interior de los aviones, ello es considerado absurdo por especialistas chilenos. El proyecto de modernización de los Mirage belgas fue ampliamente debatido en el país europeo, tanto a nivel público como político, y el listado de los equipos especificados en el contrato -incluyendo su denominación, fabricante y características- son de conocimiento también público. Y aún aceptando el argumento de la seguridad nacional, la validez del mismo terminaría en el momento en que los Mirage Elkan sean retirados de servicio, como ocurrirá a principios del año próximo



Una sórdida historia



A principios de 1995 la justicia de Bélgica inició una investigación sobre la compra fraudulenta de 46 helicópteros italianos Agusta A-109, adquiridos para la Fuerza Aérea del país europeo ocho años antes. El escándalo, conocido mundialmente como el "Dossier Agusta", involucró el asesinato de un ministro (André Cools, dirigente histórica del Partido Socialista belga asesinado el 18 de Julio de 1991) y la posterior condena de altas autoridades políticas de Bruselas por corrupción.



Entre los investigados por ese caso, se encontraba el general Jacques Lefebvre, quien era jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea belga en 1988, cuando se produjo la compra de los helicópteros. Lefebvre había pasado a retiro y se había transformado, a principios de la década del noventa, en representante de la empresa italiana Agusta y de la francesa Dassault. Además, había creado una lucrativa compañía dedicada al comercio internacional de armas: Europavia.



En el curso de la investigación que realizaba la justicia belga, respecto de los ilícitos cometidos en la venta de los helicópteros, surgió evidencia de que Lefebvre había viajado a Chile en repetidas ocasiones, entre 1992 y 1993. Esos viajes tuvieron como objetivo mantener contacto con personas que le habrían ayudado a convencer a la FACh y autoridades del ministerio de Defensa de que la compra de los 25 cazas Mirage, dados de baja por Bélgica, eran la mejor alternativa para reemplazar a los vetustos cazabombarderos Hawker Hunter de la institución aérea chilena.



Entre los documentos incautados por los investigadores belgas a Lefebvre se descubrieron pruebas incontestables de que se había pagado una comisión de 15 millones de dólares -un porcentaje inusualmente alto del valor de la transacción- a una persona cuya identidad aún se desconoce por la venta de los Mirages a nuestro país. La comisión había sido depositada en el Clariden Bank de Zurich, en Suiza.



Respondiendo por escrito a las preguntas de los investigadores belgas, Lefebvre subrayó el 6 de Marzo de 1995 que «los documentos relacionados con Chile de los que me preguntan son confidenciales. Su divulgación sería catastrófica, puesto que pondría en evidencia a nuestra contraparte chilena y nuestros agentes se verían en serias dificultades». Al día siguiente, por la noche, el ex jefe de la fuerza aérea belga se suicidó en su departamento de Avenue Louise, en Bruselas.



El monto de las comisiones que se habrían pagado en relación a la venta de los Mirage Elkan a Chile, así como el suicidio del general (r) Lefebvre -algunos observadores aún creen que en realidad podría tratarse de un asesinato encubierto- alimentaron las sospechas de los investigadores respecto a que detrás podría ocultarse otro fraude de dimensiones similares a las del escandaloso "Dossier Agusta".



Después de todo, las autoridades belgas habían insistido porfiadamente en sus planes de modernizar los Mirage, pese a las criticas contrarías al proyecto que levantaron distintos sectores. Esas críticas se centraron en que la tendencia a la reducción de fuerzas dentro de la OTAN -como resultado del término de la Guerra Fría, con la caida del Muro de Berlin y la disolución del Pacto de Varsovia- aconsejaba dar de baja a los ya obsoletos cazabombarderos de fabricación francesa comprados en 1969 y seguir operando sólo los F-16 adquiridos en 1980.



Desde entonces la justicia busca confirmar o descartar la teoría de que SABCA modificó las especificaciones del proyecto MirSIP, reemplazando los equipos originalmente definidos por otros similares pero de menor costo. Una extensión de la teoría -en caso de confirmación- es que eso se había hecho con el conocimiento de las autoridades civiles y militares involucradas en el proyecto, quienes habrían obtenido una jugosa comisión.



Las contradicciones y misterios del general (r) Ramón Vega



A raíz de los antecedentes descubiertos por los investigadores belgas, respecto del pago en Chile de comisiones por un valor , se abrió una investigación en el Primer Juzgado del Crimen de Santiago, a cargo de la magistrado Sandra Rojas.



En unos de sus viajes a Bélgica, en marzo del 2004, investigadores del grupo del Departamento Quinto de la policía civil lograron establecer que el ex comandante en jefe de la Fach, Ramón Vega no habría dicho toda la verdad en una declaración prestada por oficio el año anterior.



En esa ocasión, consultado para la tramitación del exhorto enviado por la justicia belga, como luego en la sustanciación del proceso abierto en Chile por obra del Consejo de Defensa del Estado (CDE), Vega aseguró que nunca viajó a Bélgica antes de la compra de los aviones Mirage-Elkan. Pero en Bélgica los detectives descubrieron que la declaración del general no se apegaba a la verdad, porque si había viajado a ese país antes de la adquisición de los cazabombarderos.



Pero eso no era todo. Nuevos antecedentes, aportados en abril del 2004 por una fuente protegida, revelaron que Verónica, la hija del senador Ramón Vega que reside en Manhattan, en el estado de Nueva York, en Estados Unidos, poseía un departamento valuado en torno al medio millón de dólares en el exclusivo barrio de Chelsey. La misma fuente añadió que en fiestas que habría realizado en el departamento, Verónica Vega habría señalado que la residencia le habría sido regalada por su padre.



El proyecto MirSIP



En 1988 las autoridades de la defensa de Bélgica comenzaron a estudiar un proyecto de modernización de sus cazabombarderos Mirage 5, con el fin de mantener esos aviones en servicio hasta el año 2010. En 1989 se aprobó el proyecto, denominado MirSIP (Mirage System Improvement Programme) y se estableció que incluiría la instalación de nuevos sistemas de navegación, tiro y reconocimiento al nivel de los F-16 de la fuerza aérea belga, para poder emplear armamento inteligente y de precisión.



Los equipos que serían instalados para alcanzar esas capacidades son: un telémetro laser instalado en la nariz del avión; la misma plataforma de navegación inercial del F-16, un computador de navegación y ataque con pantalla de control digital, un resentador de datos frontal HUD (Head Up Display) equipada con cámara de video en color y grabador, una unidad de administración y control de stock de armas y munición, un radio-altímetro y pantalla de presentador de datos inferior HDD (Head Down Display)



Los recursos disponibles sólo permitirían la modernización de 15 Mirage BA y 5 Mirage BD, que irían a equipar la Escuadrilla 42.



Según la información disponible en Bélgica, el proyecto MirSIP tuvo un costo cercano a los 170 millones de euros. El contrato estipuló que las entregas de los aviones modernizados a la fuerza aérea belga deberían ser completadas en 1994.



Sin embargo, en enero de 1993, Bélgica inició un vasto plan de reducción de gastos militares, en línea con las reducciones de fuerzas y de gastos militares gavilladas por el término de la Guerra Fría. El entonces recién designado ministro de Defensa, Léo Delcroix, descartó las demandas que exigían la cancelación del proyecto, señalando que, dado que la fase de prototipo de la modernización ya estaba muy avanzada, su cancelación implicaría pagar un alto monto por concepto de indemnizaciones a las empresas involucradas.



El proyecto se completaría tal como había sido planeado, pero los Mirage modernizados se pondrían a la venta, para recuperar lo invertido. De la comercialización se encargaría SABCA, la misma empresa a cargo de la modernización. SABCA delegó esa responsabilidad en Europavía S.A., sucursal de Office General de L’air (OGA), una compañía francesa encargada de la promoción de material aeronáutico. El gerente general de Europavía era el general del aire Jacques Lefebvre, quien antes había ocupado los puestos de jefe de gabinete de varios ministros de Defensa en Bélgica, de jefe del Estado Mayor de la fuerza aérea belga y que, como tal, había sido uno de los impulsores del programa Mirsip.



En pocas semanas Europavía identificó a Pakistán, Filipinas, Finlandia y Chile como potenciales compradores de los Mirage. Rápidamente Europavía desplegó una operación de lobby en Santiago, que sorprendentemente logró desplazar ofertas que en largo plazo eran técnica y financieramente mejores, como la de los Jaguar ofrecidos por el consorcio británico BAE Systems.



El Jaguar, más moderno que los Mirage belgas, había tenido un desempeño sobresaliente como avión de ataque durante la Guerra del Golfo en 1991. Aunque su precio era superior, eso se compensaba con sus menores costos de operación y mantenimiento a lo largo de un ciclo de vida de 10 a 12 años.



Pero la FACh prefirió los Mirage belgas, defendiendo su decisión en la supuesta existencia de una logística común entre esos aviones y sus Mirage 50 Pantera. A la larga quedo claro que esa logística común no existía, porque los motores son distintos y no intercambiables.
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