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Declaración policial fue clave para condena de Schaefer por abusos sexuales

En testimonio entregado tras su regreso a Chile, el ex jefe de Villa Baviera alegó su total inocencia ante las denuncias por delitos contra menores, y las atribuyó a una persecución de la izquierda. Pese a esto, fue sentenciado a 20 años de cárcel y a pagar millonarias indemnizaciones. El anciano afirmó que la decisión de terminar con la Colonia fue tomada en La Moneda, y que la ‘policía política’ fue la encargada de concretarlo.


Pese a que en su última declaración ante el ministro en visita Hernán González, el fundador de la ex Colonia Dignidad, Paul Schaefer, intentó simular un gran deterioro mental y físico para no responder los cuestionamientos, su primera declaración policial en Chile fue una pieza fundamental para fundamentar su condena por abusos sexuales contra menores de edad.



El magistrado le aplicó una pena de 20 años de presidio mayor en su grado máximo como autor de delitos reiterados de abusos deshonestos entre los años 1993 y 1997 en contra de 25 de los menores que emprendieron denuncias en su contra. Además, deberá pagar una indemnización por $ 770 millones en favor de 11 de estas víctimas que persiguieron la responsabilidad civil del ex cabo nazi.



Siguiendo su vieja estrategia de esconderse de la justicia, el pasado 8 de mayo en la Cárcel de Alta Seguridad (CAS), el anciano guardó un férreo silencio frente al extenso cuestionario de preguntas que le formuló el ministro. Sin embargo, este estratagema no resultó para engañar la convicción del juez, quien estableció que "es una persona lúcida, conciente, que se ubica en el tiempo y en el espacio y que no tiene ninguna patología que impida su juzgamiento penal. Además, escucha, entiende y se comunica sin inconvenientes en castellano, como lo ha hecho a lo largo de su vida en Chile".



Esta certeza se basó, en parte, en los informes de los peritos del Servicio Médico Legal (SML) que evaluaron sus condiciones médicas el 16 de marzo de 2005, cuando revisaron su ficha clínica, y le practicaron un examen físico general y otro físico neurológico.



Las conclusiones a las que arribaron los profesionales es que se trata de un "paciente en buenas condiciones generales de salud física, portador de patología médica crónica compensada. Cursa una neumonía aguda en tratamiento con evolución favorable, sin insuficiencia respiratoria ni requerimiento de oxígeno. Desde el punto de vista neurológico no presenta alteración de conciencia ni déficit focal".



Ello llevó a que el ministro de la Corte de Apelaciones de Talca consignara en su fallo que "la actitud asumida por Paul Schaefer Schneider, en la diligencia de 8 de mayo último, constituye una simulación consciente de su parte, previamente estudiada y aprendida, adoptada para tratar de demostrar que no oía nada, que no comprendía nada y que tampoco veía lo que se le hacía leer. Sobre este comportamiento existen precedentes en antiguas comparecencias judiciales a las que tuvo que acudir y en las que uso idéntica actitud y no discuerda de otros actos suyos dirigidos a iguales propósitos, como aquellos de arrancarse, esconderse, hacerse el muerto, usar nombres supuestos o de otras personas. Sin embargo, el suscrito queda convencido que el acusado tuvo completa claridad de todo lo que se hizo en la referida diligencia".



Las confesiones del ‘tío permanente’



No obstante, además de la opinión de la junta médica que examinó al autodenominado líder espiritual de Villa Baviera, el magistrado argumentó que su declaración indagatoria, tomada a pocos días que llegó a Chile expulsado desde Argentina, constituyó una pieza fundamental para establecer su grado de lucidez y su estado de salud para afrontar un debido proceso y recibir una condena penal en su contra.



En dicha audiencia, Schaefer enfatizó que "se que se me acusa de abusos y violación. Son acusaciones por hechos falsos. Es una persecución política, muy difícil de explicar", añadiendo que durante su período de detención en Argentina entregó a personal del Departamento Quinto de Investigaciones una carta donde dio sus descargos.



Dicho escrito fue anexado al expediente, pero no tenían mayor valor procesal, ya que se trataba de las mismas alegaciones que a continuación le señaló al juez. "Yo estaba enterado de la orden de detención habida en mi contra, desde hace años. Detalles no recuerdo, pues me falla la memoria. Es verdad que hace tiempo opté por no entregarme porque no había garantías para mí", sostuvo el llamado «tío permanente».



"Durante muchos años me estaban persiguiendo para destruir Dignidad; ésa es la realidad, siempre, una mafia en contra mía", argumentó.



Persecución política



El anciano de 91 años, preso en la CAS, acusó también que "es el Grupo V (Departamento Quinto) de la Policía Política (Civil) el que inventó esos escándalos. El Grupo V estaba mandado por varios gobiernos. En la Casa (Palacio) de Moneda había reuniones semanales con cuatro o cinco abogados que aconsejaban hundir a Colonia Dignidad. Nos acusaron de muchas cosas, de fraudes, de cuestiones tributarias, muchas acusaciones, y hay más de cien procesos".



En esa medida, explicó que "mi tarea principal en Villa Baviera era ser dirigente, dirigente de todas las cosas, de la música y otras cosas. Naturalmente yo pasaba en la casa de huéspedes y en la cocina grande de la Villa".



«Hay odio en varios partidos políticos, todos de izquierda, ahí está la causa; es envidia por el desarrollo, por el trabajo que hicimos por largos años. En los gobiernos después de Pinochet compraron para pagar otros hospitales en la zona, para que la gente no vaya donde nosotros. De todas maneras, trataron de deshacer a la gente de nosotros; todo el mundo iba donde nosotros, pues les dimos todo gratis durante casi cuarenta años: ambulancia, consultorio, radiografías, donación de sangre", agregó.



«¿Dónde hay de todo esto gratis? De ahí proviene la envidia. Los medios los sacamos de nuestras manos, de nuestro trabajo; cuando llegamos era pura selva y fuimos trabajando y creando muchas cosas y empezamos con una chacra muy chiquita y ahora todo creció. Todo es envidia y ese Intendente del pasado, Taricco, se enojó porque no podía hacer negocios con nosotros. El gobierno de Frei (Ruiz-Tagle) lo echó de su cargo. Fue odio, envidia que fue creciendo en contra de nosotros. Chile es muy lindo, pero la gente es muy distinta", enfatizó el ex jerarca de Dignidad.



Respecto a las labores de espionaje que realizaron los colonos de la ex Villa Baviera, Schaefer no ocultó esta realidad, pero explicó que "era para protegernos y comprobar que nos estaban persiguiendo. Pero era con el Grupo V, no con los policías uniformados. Era para saber que ellos amenazaban a la gente, les daban regalos y cosas así".



Huida de Chile



Sobre su estadía en Argentina y la forma en que salió clandestinamente de Chile, el anciano explicó que se trasladó en avión, junto a Maximiliano Rudolph, María Strebe, Peter Schmidt, Matthias Gerlach, Friedhlem Zeitner, Renata Freitag. Los dos primeros fallecieron, mientras que sobre los restantes pesa un pedido de extradición, en el que este martes el abogado José Luis Sotomayor asumió la representación de los ex colonos.



Aunque primero Schaefer fue vago al referirse a su estadía en el país trasandino, luego sostuvo que "recuerdo a Maximiliano Rudolph, pero nada recuerdo de que haya sido él detenido bajo el nombre mío. Muy valiente él si lo hizo así, pero es primera vez que escucho esto. Fue él el que me llevó a Argentina en avión, no recuerdo cuándo ni nada más recuerdo de esto; de ahí no volví más a Chile hasta que fui traído detenido. Maximiliano Rudolph está muerto, no recuerdo cuando falleció".



"Nadie de Villa Baviera me fue a ver a Argentina. Me fui y dejé de tener contacto con las personas de acá. En Argentina viví enfermo frecuentemente; a mí me llevaron y allá me cuidaban. Estaban Peter Schmidt, Matthias Gerlach, Friedhlem Zeitner, María Strebe, Renata Freitag y de ellos no sé nada", añadió.


«Nunca abusé de ningún niño»



"Entregué siempre lo mejor que tenía a la Sociedad y para Chile (…). Nunca abusé ni violé a ningún niño, ni chileno ni alemán y repito lo que he dicho, es una persecución política por las razones que ya expuse", sostuvo.



Aunque después Schaefer intentó alegar demencia, la claridad con que en su primera declaración recordó varios detalles respecto a las acusaciones que se formulaban en su contra, permitió que el magistrado llegara a la convicción sobre su estado de salud.



Incluso, en su relato dio detalles sobre las actividades realizadas por la ex Villa Baviera y los niños de la zona. "Miles de niños iban a Villa Baviera, era un centro de cuidados para ellos. (…) Los niños llegaron hambrientos, sin ropa, en las casas de ellos no tenían agua corriente, llaves, todos estaban muy llenos de bichos, pulgas y las familias se quejaban y los llevaban e iban los niños a la Colonia a aprender, a cantar".



Asimismo, entregó detalles sobre Cristóbal, Adrián, Freddy , Ángelo, Salo, Ángel y Danilo, algunos menores que lo acusaban. "Si los niños me acusan de abusos, de haberlos manoseado o tocado por todo el cuerpo y sus partes íntimas, eso es muy feo, pero es falso, es lo que les enseñó el Grupo V que tenían que decir".



«Mamo iba muchas veces a Villa Baviera»



En su testimonio, Schaefer también reconoció que en una oportunidad se produjo la muerte de un menor de edad -Hartmunt Munch- y, si bien negó estar involucrado, el hecho permitió que reconociera la cercanía que tuvo el general (R) Manuel Contreras, ex jefe de la disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), con su enclave.



"Algo me suena de la muerte de un niño en Villa Baviera, fue durante una cacería cuando me llamaron y encontré un niño muerto en un camión y el único que estaba ahí me dijo que había sido un accidente; el que estaba era el que manejaba, un austriaco, Horst Woeri, fallecido hace tiempo. No sé nada de la causa de la muerte», añadió.



«Puede ser que el niño haya fallecido de un disparo de escopeta. El único que estaba ahí era Woeri. El niño fue llevado al hospital de Villa Baviera, no se por quién, seguramente por Woeri y no sé nada más. Yo estaba lejos del camión cuando eso pasó; yo no disparé", añadió.



Sin embargo, recordó que «andaba alguien del Ejército, con chapa «Mamo» y es posible que él haya sido. Pero ahí no puedo opinar. No sé nada de eso. Seguramente «Mamo» era de seguridad del Ejército. Él iba muchas veces a Villa Baviera para cazar».



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