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Juez pide declaración de ex jerarca que involucró a Dignidad en homicidio

Hugo Bäar, tras fugarse del enclave a Alemania en 1984, declaró ante Amnistía Internacional que entre 1975 y 1976 Villa Baviera apoyó con recursos operativos a un grupo de la DINA que participó en un atentado contra un importante oficial del Ejército. Paralelamente, el magistrado solicitó realización de una autopsia psicológica del ex uniformado.


Por medio de un exhorto internacional que será nuevamente enviado a la Corte Suprema, el titular del Tercer Juzgado de Letras de Talca, Álvaro Saavedra, solicitará a las autoridades judiciales competentes de Bonn, Alemania, copias autorizadas de las declaraciones hechas por Hugo Bäar, las cuales podrían ayudar a dilucidar las reales causas de la muerte del capitán de Ejército Osvaldo Heyder Goycolea, ocurrida en 1975.



En las últimas semanas, el juez ha decretado un gran número de diligencias, dentro de las cuales está carta rogatoria resulta de vital importancia para los querellantes, ya que de ella se desprende que en la época que apareció muerto el uniformado, en el cerro La Virgen de Talca, ex agentes de la disuelta DINA recibieron apoyo, financiamiento y encubrimiento por parte de la jerarquía de la ex Colonia Dignidad.



Así lo afirmó Bäar, quien luego de escapar de Villa Baviera hacia Alemania prestó colaboración con la investigación sustanciada por Amnistía Internacional, entidad que recibió las numerosas denuncias que se formularon en contra del enclave, principalmente, por ex colonos fugitivos. En dicha instancia, el ex encargado de seguridad de la colonia sostuvo que «entre 1975 y 1976, Villa Baviera apoyó con recursos operativos a un grupo de la DINA que realizó un atentado en contra de un alto oficial de Ejército».



Pese a que es discutible que un capitán pueda recibir la calificación de alto oficial, según el contexto en que se dio este homicidio, el 5 de junio de 1975, esa es la única muerte violenta que afectó a un uniformado activo en esa zona del país (Séptima Región), según explicaron los abogados de la parte querellante.



Autopsia psicológica



Por otra parte, el juez Saavedra también acogió la petición de ordenar una pericia conocida como autopsia psicológica, relativa a recoger todos los antecedentes contextuales y testimoniales de las personas que se relacionaron con Osvaldo Heyder durante los últimos meses de su vida.



Esta pericia quedó a cargo de uno de los pocos organismos expertos y capacitados para llevarla a cabo en Chile, el Instituto de Criminología de la policía de Investigaciones, quien deberá realizar una reconstrucción psicológica del uniformado y determinar el grado de propensión que éste habría tenido hacia un suicidio.



Si bien hasta ahora se trata de diligencias reservadas, el juez ha interrogado a gran parte de las guarniciones del regimiento Maipo y del regimiento de Talca. Este último lugar es donde fue destinado el capitán luego de sostener varias discuciones con Fernando Laureani, agente de la DINA que tuvo a su cargo descabezar al MIR en la Quinta Región.



«La DINA estuvo en Valparaíso desde el 15 hasta el 28 de enero, cuando fue la discusión con Laureani. La orden de traslado fue el 6 de febrero», precisó su hermana Adriana Heyder desde Alemania.



Al respecto, Hernán B, uno de los ex prisioneros del regimiento Maipo, cuya pareja de entonces fue una de las desaparecidas tras su traslado a Villa Grimaldi, relató: "según mi vivencia, el capitán Heyder fue el único que no violó los derechos humanos y se ajustó a las normas jurídicas de trato a los prisioneros. No tiene nada que ver con el papel del interrogador bueno o blando, sino el de una persona que por su formación debió haber tenido muy enraizados los principios éticos y humanos. Esa cualidad fue su talón de Aquiles que lo hizo pagar con su vida en manos de sus compañeros de armas».



Distintas versiones



La versión que en la época dio el Ejército respecto a este incidente fue que a Heyder lo había asesinado una célula terrorista, de un disparo en el cráneo. Sin embargo, en la investigación judicial tanto el comandante como el vicecomandante del regmiento de Talca en 1975 han sostenido que se trató de un suicidio, dado que éste se habría quedado con dineros correspondientes a salarios de los conscriptos que no podía devolver.



No obstante, esta teoría ha sido absolutamente descartada por su familia, dado que ellos tenían una muy buena situación económica y el monto de dinero que al uniformado se le imputa haberse apropiado era muy menor, por lo cual no hubiera tenido problemas para cubrirlo.



A esto se suma que los más cercanos a Heyder dan cuenta que en sus últimos días él no habría presentado alteraciones a su conducta, y menos haber dado señales de un estado de preocupación o depresión.



Las otras dudas



Por otra parte, la investigación judicial también deberá aclarar las otras dudas que surgieron en este caso a raíz de la exhumación de los restos de Heyder en el 2003. Según las pericias tanatológicas, este -además de la fractura craneana producida por el proyectil- presentaba lesiones en sus costillas y una herida cortopunzante en el esternón.



Estos antecedentes podrían hablar de la intervención de terceros, así como un segundo orificio de bala presente en la citroneta donde fue encontrado el cuerpo del uniformado, luego de no regresar ni al regimiento, ni a su casa.



En el informe emitido por el Servicio Médico Legal se estableció que «la lesión del esternón no es autoinferida y no corresponde a la técnica de autopsia. La coexistensia de lesiones cortantes en la 3°, 4° y 5° costillas derechas y esternón sugiere la participación de terceros».
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