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Analistas descartan mayores problemas con que EEUU instale base en Perú

José Higuera ve poco probable adquisiciones importantes de material bélico norteamericano por parte de Lima y Juan Pablo Rosso señala que »está demostrado que la asistencia militar que Washington le da a Perú no incluye la entrega de capacidades militares, que inclinan a su favor el balance estratégico con Chile y eso no va a cambiar».


La posibilidad de que Estados Unidos traslade desde Ecuador a Perú la base militar de Manta, que posee para controlar el narcotráfico en Colombia, no debería inquietar a nuestro país, según opinan los analistas de defensa.



El gobierno ecuatoriano ha asegurado que no renovará el convenio que permite que militares de Estados Unidos realicen operaciones antidrogas para la región desde Manta, por lo que Washington debería buscar una nueva ubicación, aunque desde Perú también han negado un posible convenio en ese sentido.



El especialista Juan Pablo Rosso cree que "mientras mayor sea la presencia militar de Estados Unidos en Perú, mejor para Chile porque a nuestro país no le conviene que en una nación limítrofe florezca el narcotráfico, ya que aumenta el riesgo de que esta amenaza se irradie aún más hacia nuestro territorio".



En segundo lugar, dice Rosso, "porque Estados Unidos utiliza su presencia militar en países latinoamericanos para reforzar entre sus militares conceptos como el apego al trabajo profesional y el respeto a la democracia, y eso contribuye a algo que es clave para nuestra seguridad: que los militares peruanos se mantengan al margen de la contingencia política".



Además, agrega que "mientras mayor sea la importancia estratégica de Perú para Estados Unidos en su lucha contra el narcotráfico y la insurgencia colombiana, más importante le será que Perú esté en paz con sus vecinos debido a la amenaza que significaría un conflicto armado para la continuidad de sus operaciones militares y la seguridad de su personal e instalaciones. Por lo tanto, ante cualquier situación de tensión con Chile no me cabe duda que la presión de Estados Unidos sobre Perú para evitar que recurriera a la fuerza sería particularmente intensa y eso nos conviene".



Con respecto a un posible acuerdo militar de Lima y Washington, no cree que "Perú aumente significativamente sus capacidades militares respecto a Chile porque la política de Estados Unidos es no crear desequilibrios militares en la región, ni entregar armas avanzadas a países que considera poco predecibles políticamente".



Asevera que "está demostrado que la asistencia militar que Estados Unidos le da a Perú no incluye la entrega de capacidades militares que inclinan a su favor el balance estratégico con Chile y eso no va a cambiar. Tal vez Perú acceda a más oportunidades de entrenamiento o a algunos sistemas de segunda mano, pero no va recibir nada que no esté disponible también para Chile ni en cantidades que produzcan un menoscabo de nuestras capacidades defensivas".



También comenta que "se debe considerar que por razones presupuestarias no es mucho lo que Perú está en condiciones de recibir del país del norte porque no tendría cómo mantenerlo. Por último, hay que tomar en cuenta que los únicos países en Sudamérica a los que Estados Unidos está dispuesto a suministrar armas más avanzadas son Brasil, Chile y eventualmente Colombia. Ni siquiera Argentina tiene acceso a ellas debido al veto que de facto ejerce el Reino Unido sobre las ventas de armas norteamericanas a ese país".



Armas por doquier



A su vez, Armen Kouyoumdjian recuerda que ya "durante la Guerra del Pacifico y en varias negociaciones post-conflicto, Chile siempre sospechó que Estados Unidos estaba al lado de Perú y supongo que algo de esto quedó".



Sin embargo, subraya que "los americanos tienen poco que elegir en cuanto a alternativas para poner su base . La concesión de Manta en Ecuador vence en 2009 y quizás esperan secretamente que Correa caiga antes, tal como ocurrió con varios de sus predecesores, y el que le reemplaza tenga otra visión. Si no, las alternativas son Perú y Chile".



Sobre la posible venta de armamento a Perú por parte de Washington, sostiene que "a menos que sean regaladas, es en mi opinión un asunto menor. Hay armas a la venta disponibles por doquier, de la India a Francia y de Rusia a China".



Precisa que "tomando una hipótesis muy extrema, en el caso de una guerra con Lima, si hay instalaciones de Estados Unidos al lado de una base peruana, esto inhibiría cualquier ataque sobre esta base. Hay varios ejemplos de este tipo de «seguro», como por ejemplo las bases rusas en Armenia que se consideran como una disuasión a cualquier intento militar por parte de Azerbaijan".



Para Guillermo Holzmann, "no hay ninguna implicancia en el ámbito estratégico la posible instalación de una base en Perú ya que sería para entrenamiento o de abastecimiento de apoyo logístico para los estadounidenses, en consecuencia, no debiera constituir ni amenaza ni riesgo para el país".



Puntualiza que "Estados Unidos ya tiene una relación privilegiada con Perú en lo que se refiere a la lucha antinarcotráfico, en término de entrenamiento y de algún tipo de pertrechos. Hay una buena relación histórica entre Estados Unidos y Perú, pero me da la impresión que eso se va a discutir en tres escenarios distintos: uno es MERCOSUR, la comunidad Andina y la OEA".



Ninguna alteración



Para José Higuera, especialista en Relaciones Internacionales y Seguridad del PPD, "la instalación de una base militar estadounidense en el Perú no producirá ninguna alteración significativa en el escenario regional y vecinal que pueda afectar los intereses de Chile en el corto o mediano plazo. Históricamente Perú y Estados Unidos han tenido una relación que se podría calificar de especial, y esta no es la primera vez que Washington toma interés en la instalación de una base militar en el vecino país.".



Higuera agrega que "tras el término de la Guerra del Pacífico, Estados Unidos intentó arbitrar en los tratados de paz que se negociaban con Lima, con la evidente intención de beneficiar al Perú y de paso fortalecer su propia posición en la región. Chile se opuso enérgicamente a esos intentos, y como Washington no era entonces la potencia que es hoy, no logró imponer sus intereses. De esa época datan las primeras consideraciones de Estados Unidos por tener una base militar en Perú. Específicamente, entonces se trataba de instalar una estación o base naval".



Hasta el año 1968, en que el general Juan Velasco Alvarado derroca al presidente Fernando Belaúnde Ferry, Estados Unidos tuvo una significativa presencia e influencia militar en Perú. Había una misión naval con medios aéreos permanentemente basados allí y un número importante de personal. Paralelamente, el pensamiento militar estadounidense tenía una fuerte influencia sobre las fuerzas armadas peruanas en lo doctrinal y técnico.



Higuera explica que "eso cambió tras la irrupción del general Velasco Alvarado, quien inauguró un periodo de regimenes militares con inclinaciones socialistas, que volvieron la mirada hacia la Unión Soviética a la hora de adquirir parte importante de su nuevo equipamiento bélico. Esta tendencia continuó con el gobierno del general Francisco Morales Bermúdez y todos los gobiernos civiles que le han seguido hasta el día de hoy".



El especialista del PPD ve poco probable que se produzcan adquisiciones importantes de material bélico de Estados Unidos por parte de Perú, como resultado de la eventual cesión de una base en el vecino país. Subraya que "el inventario actual del equipamiento de las fuerzas armadas peruanas, especialmente en el caso del ejército y la fuerza aérea, es en gran parte de origen ruso. Es equipo que está siendo reparado, modernizado y devuelto al servicio, en condiciones de real validez operacional y táctica, por una fracción del costo que tendría reemplazarlo por material de origen estadounidense o europeo".



Descartando de plano que la instalación de una base estadounidense en Perú pueda tener algún efecto en los balances estratégicos, Higuera sentencia que "si se mira su propósito declarado, que sería apoyar la lucha contra el narcotráfico en la región, ella sólo puede ser vista como positiva y conveniente para Chile".

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